Prestar atención en la era de la info-manía

El llamado multitasking afecta la capacidad del cerebro para procesar la información que recibe

Prestar atención en la era de la info-manía

– Edición 458

El flujo de información es directa o indirectamente responsable de lo que podría describirse como crisis existencial de sentido, pero hay cosas que podemos hacer para acotar el daño

En la era digital parece que estamos sometidos a un constante bombardeo de distracciones, y eso puede terminar por marear. Hay quienes dicen que la nuestra es la época de la distracción, en la que el ritmo frenético del cambio tecnológico hace que sea difícil, si no imposible, enfocarse y concentrarse. También es frecuente la afirmación acerca de que nuestra capacidad de atención se ve amenazada constantemente por la producción y el flujo de información. La ansiedad por estar informado (Wurman, 1989) es a menudo enunciada con la expresión “sobrecarga de información”, como el estado normal de las cosas de la vida en el siglo XXI.

Aunque el mayor acceso a la información proporcionada por la tecnología moderna probablemente ayude a lograr un desarrollo sostenible porque la gente será capaz de comprender mejor la amplitud y el alcance de las dificultades que enfrenta el mundo, también es probable que tal acceso exacerbe el problema de la sobrecarga de información.

En las sociedades occidentales, los temores acerca de dicha sobrecarga se articulan a menudo como diagnósticos médicos. Conceptos como “síndrome de la fatiga de la información”, por ejemplo, capturan la sensibilidad de un malestar cultural. El síntoma principal es la falta de concentración, que al parecer es el resultado de la sobrecarga de la memoria de corto plazo. Otra variante de este malestar en la cultura es “la atención parcial continua” (Mikics, 2013). Se cree que el multitasking —hacer varias cosas a la vez, por ejemplo, leer tu correo electrónico, revisar tus redes sociales mientras hablas con alguien— provoca aumento en la producción de cortisol y adrenalina, lo que puede sobreestimular el cerebro y causar confusión mental y pensamientos revueltos. Otros estudios han demostrado también que el multitasking impide que el cerebro absorba información y que la gente que por lo regular hace varias cosas a la vez es la que más llega a ignorar información relevante. Según Dave Crenshaw, el daño es causado por lo que él llama “el coste del cambio”: el tiempo necesario para cambiar de una tarea y enfocarse en otra.

La capacidad de la gente para procesar la información es limitada y hace falta considerar tales limitaciones cuando pensamos en soluciones. En el ámbito corporativo se piensan soluciones tales como establecer más comunicaciones unilaterales o entregas de información más directas y personalizadas. Para lidiar con la sobrecarga de información, las fuentes confiables pueden también llamar la atención de la gente, pero, a largo plazo, los cambios duraderos dependen de las actitudes que eligen adoptar las personas. El flujo de información es directa o indirectamente responsable de lo que podría describirse como crisis existencial de sentido, pero hay cosas que podemos hacer para acotar el daño, empezando con un poco de aceptación de las propias capacidades. Uno tiene que estar en paz con el hecho de que el día tiene sólo 24 horas y somos personas sin superpoderes. Entender sus limitaciones y estar bien con eso.

Desde que Richard Wurman publicó su libro Ansiedad por la información, en 1989, sobre patologías relacionadas con la sobrecarga de información, el tema se ha convertido en un asunto regular de comentario cultural. A menudo, el flujo de información digitalmente mediado se expresa con la metáfora de la inundación, que implica que si la mayoría de nosotros no está literalmente ahogándose, cuando menos estamos abrumados por tanta información. También se afirma que las empresas se están “ahogando en datos” y que la creatividad es difícil, si no imposible, “cuando te enfrentas a una avalancha de información”. Al parecer, la sobrecarga de información no se limita a inhibir la creatividad. También es responsable de una variedad de alteraciones relacionadas con los efectos de la distracción, resultado de la exposición a “demasiada información”. m.

 

Para saber más

:: R. Wurman, Information anxiety, Doubleday & Co., Inc. Nueva York, 1989.

:: D. Mikics, Slow reading in a Hurried Age, Belknap Press, Cambridge, MA, 2013.

:: D. Crenshaw, The myth of Multitasking: How doing it all “gets nothing done”, Jossey-Bass, 2008.

MAGIS, año LX, No. 502, noviembre-diciembre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de noviembre de 2024.

El contenido es responsabilidad de los autores. Se permite la reproducción previa autorización del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO).

Notice: This translation is automatically generated by Google.