La ópera y los vacíos
Sergio Padilla – Edición 449
Veamos algunos ejemplos de magistrales tratamientos de personajes que enfrentan, por poner una categoría de análisis, diversos vacíos ético-existenciales
La fascinación por la ópera implica, en muchos casos, diversos grados de identificación, rechazo y conflictos respecto a los arquetipos humanos que representan los personajes de las historias operísticas, ello a partir de complejos procesos conscientes e inconscientes por parte del espectador. Es cierto que esta dinámica es propia también del teatro, el cine y la literatura, pero el peculiar tratamiento que la ópera hace por medio de la música y la voz, permite penetrar de modos diferentes en las intrincadas dinámicas de la psique y la condición humana. Y es precisamente el magistral tratamiento músico-vocal de los diversos dramas humanos lo que distingue las óperas buenas de las mediocres; así como las que fueron efímeras y las que han trascendido el paso del tiempo.
Entre las dinámicas más apasionantes que se pueden abordar en las historias operísticas está el análisis de las posturas éticas y existenciales, como en las que se sitúa y actúa cada uno de los personajes en la realidad planteada por el argumento dramático en relación con el modo como el compositor las manifiesta, las matiza y profundiza mediante la música y el canto. Veamos algunos ejemplos de magistrales tratamientos de personajes que enfrentan, por poner una categoría de análisis, diversos vacíos ético-existenciales, y cómo los modos en que son presentados en tejidos musicales nos subyugan y atrapan en la contemplación estética.
Verdi: Otello
Domingo, Fleming, Levine, Metropolitan Opera
DG, 2004
En Otello, la magistral partitura de Giuseppe Verdi (1813-1901) inspirada en el drama de Shakespeare, el otrora poderoso general veneciano va perdiendo paulatinamente su fuerza interior a causa de los celos sembrados por la siniestra manipulación de Iago. Enceguecido por la pasión, al final del acto iv, Otello asesina a su esposa Desdémona, pero cuando descubre la mentira y la manipulación de que fue víctima, expresa su terrible vacío interior reconociendo, él mismo, que Otello ya no es nadie, que ya no existe: “¡Que nadie me tema!”.
Puccini: Madama Butterfly
Domingo, Freni, Karajan
DG, 2005
Uno de los personajes más entrañables y complejos de la ópera es Cio Cio San, protagonista de Madama Butterfly, de Giacomo Puccini (1858-1924), pues está en escena prácticamente a lo largo de toda la obra y va pasando por un complejo arco de situaciones y emociones, que van desde el amor apasionado por Pinkerton, hasta la más terrible decepción cuando se entera de que fue víctima de un cruel juego y de engaño. Vacía del sentido de vivir, decide suicidarse y expresa: “Con honor muere quien no puede conservar la vida con honor”.
Verdi: Rigoletto
Diana Damrau, Juan Diego Flórez, Fabio Luisi
Erato Disques, 2010
La pasmosa veleidad y el vacío de todo sentido moral del Duque de Mantua, protagonista de la ópera Rigoletto, de Verdi, son magistralmente dibujados por el compositor italiano por medio de los matices musicales con que va presentando al personaje. Comenzando por alardear de que cualquier mujer le da lo mismo cuando se trata de conseguir placer, pasando por el siniestro proceso de engaño y seducción a Gilda, la inocente hija de Rigoletto, hasta cantar, cínicamente, que la mujer es siempre voluble como pluma en el viento, en la famosa aria La donna è mobile.
Bizet: Carmen
Elina Garanca, Roberto Alagna
DG, 2010
Al escuchar la ópera Carmen y penetrar en los complejos recovecos interiores de los personajes, magistralmente manejados por el compositor francés Georges Bizet (1838-1875), se comprende que esta ópera haya seducido al pensador alemán Friedrich Nietzsche, quien desde su filosofía descubre que Don José, protagonista masculino del drama, queda totalmente vacío del sentido pleno —dionisiaco— de la vida, lo que lo lleva al asesinato de Carmen, y así queda totalmente aniquilado, en el vacío más radical en el que puede caer un ser humano.
Gounod: Faust
Araiza, Benacková, Raimondi
DG, 2006
Basada en la obra homónima de Goethe, el Faust de Charles Gounod (1818-1893) nos muestra de inicio al protagonista enfrentando un profundo vacío existencial: “¡Nada!… En vano interrogo, en mi ardiente velar, a la naturaleza y al Creador”; conflicto interior que es bellamente subrayado por la música del compositor francés. Cuando por instancias del diabólico Mefistófeles recobra la juventud, el profundo vacío interior de Fausto va terminar por vaciar también a Margarita del sentido de la vida, lo que hace de esta ópera una de las más dramáticas del repertorio.