La velocidad y el peso

La OMS ya considera el burnout como una enfermedad.

La velocidad y el peso

– Edición 472

Eel descanso es un placer y, por lo tanto, un lujo, o algo que puede causar remordimiento: ¿estoy descansando de más? ¿Qué me estoy perdiendo por descansar?

Como derecho laboral, el descanso pagado se estableció desde el siglo XIX como una de las exigencias de la vida moderna (que lleva de moderna lo que lleva de vida), la que necesita que descansemos para seguir produciendo

Si quieres vivir más y mejor, descansa. Si quieres ser más inteligente, descansa. Si quieres ser más bello o bella, descansa también. Y si además quieres un mundo menos adverso, permite que los demás descansen. No todo necesita entregas tan rápidas; al menos, no si es a costa de la salud de quienes llevan el peso de tal rapidez (la velocidad incide en el peso, que es una fuerza).

Hace unos meses, los pilotos de la empresa Amazon se fueron a huelga para exigir mejores condiciones laborales. Una de las formas que tiene Amazon de atraer clientes es la promesa de entregas rápidas, de uno o dos días. Para atender la demanda de este servicio, la empresa decidió someter a sus empleados a cargas excesivas de trabajo antes que gastar en más contrataciones. Y no es nuestra culpa querer cuanto antes esa almohada de espuma con memoria, el té de pasiflora, el aceite de CBD o el kit casero para medir los niveles de cortisol; porque entonces sí, así, descansando, la vida puede ser más lenta y podemos pensar con calma qué podemos hacer para que estos pilotos descansen. Porque el descanso ajeno es el descanso propio, y podría ser al revés también. Necesitamos pensar con calma.

Si no descansamos, enfermamos, y si eso sucede, necesitamos médicos. El problema es que los doctores también están cansados: según el Harvard Global Health Institute, sólo en Estados Unidos la cifra de doctores afectados por el Síndrome del Burnout (o del Quemado) ascenderá en los próximos años a 90 mil, es decir, no estarán en condiciones de atender pacientes; es decir, crisis de salud. Necesitamos que los médicos descansen.

En mayo de este año, la Organización Mundial de la Salud ha incluido el burnout en su clasificación mundial de enfermedades, ya que este síndrome también es causa de que aparezcan o empeoren condiciones como las de la diabetes, el colesterol alto, enfermedades coronarias y hasta la muerte en personas menores de 45 años, lo que eleva el gasto en salud pública a cifras alarmantes. También afecta la cognición —hay muchos estudios clínicos al respecto—: cambia los niveles de los neurotransmisores, la amígdala crece y se adelgazan las paredes del córtex frontal, es decir, nuestro cerebro y nuestro cuerpo sufren los efectos del envejecimiento prematuro.

 

El descanso y los robots

En ciertas condiciones, las demandas de la vida diaria requieren que buena parte del tiempo sea dedicada a producir, y se reserve el descanso sólo para cuando es inevitable, a veces sin obtener el mínimo necesario para la salud mental y física. Pero, además de ser un derecho, el descanso es un placer y, por lo tanto, un lujo, o algo que puede causar remordimiento: ¿estoy descansando de más? ¿Qué me estoy perdiendo por descansar? Para muchos, el descanso adecuado es un privilegio que no se sienten capaces de permitirse.

Como derecho laboral, el descanso pagado se estableció desde el siglo XIX como una de las exigencias de la vida moderna (que lleva de moderna lo que lleva de vida), la que necesita que descansemos para seguir produciendo y que ahora, bastantes décadas después, nos ofrece sistemas de descanso y bienestar para nuestro cuerpo a cambio de sumas generosas (spa o nada).

Hay muchas formas de descansar, y todas son un alivio. Si pudiéramos descansar de, por ejemplo, ciertas injusticias, podríamos ver a quienes no necesitan descanso, los robots, haciendo tareas pesadas, monótonas o indeseables, mientras nosotros nos dedicamos a trabajar en lo que nos guste, en lo que queremos compartir y nos gusta producir, hasta el ocio. La vida podría volverse más lenta y tendríamos más tiempo para pensar en, por ejemplo, un dispositivo para descansar más rápidamente, un implante de ADN quimérico, un bioalgoritmo inyectado mediante nanobots en nuestros cerebros, un estimulante evolutivo que nos permita dormir con un ojo abierto. Es que la falta de sueño altera las emociones y nos hace exagerar, llorar con un comercial de detergente, tener ataques de ansiedad… ¿Saben a quién hay que quitarle el sueño? A quien no hay que darle ideas. No los dejemos descansar en paz. O, espera…

MAGIS, año LX, No. 502, noviembre-diciembre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de noviembre de 2024.

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