Estar ahí para ayudar
Priscila Hernández – Edición 459
En medio de la soledad hay desconocidos dispuestos a donar su tiempo. Se trata de colectivos de personas que acompañan a otros, que abrazan, escuchan, pero, sobre todo, que están presentes en momentos difíciles, como cuando un familiar fallece.
Dos escenas. La primera: en la puerta de la Unidad Asistencial para Indigentes (UAPI) abandonan a un abuelo con demencia senil. Él no sabe su nombre, no lleva ningún documento que ayude a saber quién es él y dónde está su familia. La segunda: en el Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, una familia hospitaliza a una abuelita; después de unos días ya no la visitan. Los médicos no vuelven a saber de la familia de la paciente. La información que dieron al registrarla es falsa. Imposible ubicar a los hijos o a los nietos. La abuelita se queda sola. Se convierte en otro de los casos que debe atender el área de trabajo social para encontrarle un lugar para vivir. Según registros del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, cada mes abandonan a dos adultos mayores. El desamparo y el olvido conjugados. Así como hay historias de abandono, en estos mismos lugares hay ejemplos de solidaridad.
Éstas son experiencias que confirman que en medio de la soledad hay desconocidos dispuestos a donar su tiempo. Son historias de cómo la cercanía puede ayudar a quienes, por diferentes razones, se encuentran solos y hace tiempo viven en un asilo o en un orfanato. Se trata de colectivos de personas que acompañan a otros, que abrazan, escuchan, pero, sobre todo, que están presentes en momentos difíciles, como cuando un familiar fallece.
Son los jóvenes que, sin conocerlos, juegan con los niños que reciben quimioterapia y los ayudan; son los grupos de payasos que acompañan para reír y para que, a cada carcajada, el enfermo olvide su diagnóstico. Éstos son grupos que donan tiempo, que ofrecen compañía.
Las damas de la Bata Azul
El color de su bata las distingue de los médicos. Ellas no inyectan: conversan, escuchan, acompañan. Cada jueves, un grupo de treinta personas recorre los pasillos del hospital para visitar enfermos.
“A veces nosotros creemos que vamos a dar algo al hospital, y es al revés, vamos y recibimos muchas cosas. Hay personas que están hasta dos o tres semanas, tienen hambre de platicar con alguna persona”, comparte Elba Ramírez García, presidenta de la Asociación Civil Damas pro Hospital, la asociación más antigua en el Hospital Civil. Este 2017 cumplen 70 años de realizar visitas altruistas.
:: Contacto: 3632-1028; las visitas son los jueves, de 16:00 a 19:30 h
Doctores de la Alegría
La soledad no está restringida a las ciudades; por eso, los doctores de la alegría viajan a diferentes municipios de Jalisco para visitar asilos, orfanatos y hospitales de la región.
“En los asilos lo que más quieren es compañía, no importa que no seas familiar. Lo que ellos quieren es platicar, hablar”, explica Enrique Cortés Ballesteros, creador de Doctores de la Alegría, colectivo que replicó el trabajo del doctor Patch Adams, impulsor de la risoterapia.
:: Contacto: Enrique Cortés Ballesteros, 333842-6078; cada quince días visitan el Centro Médico de Occidente.
Nariz Roja
Basta con jugar para acompañar, escuchar y conocer lo que necesita la otra persona. Así lo aprendió la agrupación Nariz Roja, que acompaña y ayuda a niños enfermos con cáncer.
“Cuando a alguien le detectan cáncer, toda la familia entra en crisis; en la mayoría de los casos, los familiares comienzan a alejarse y se vuelve una carga para la familia, si es que la familia no se disgrega”, explica Alejandro Ibarra, fundador de Nariz Roja.
Desde hace siete años, Nariz Roja también asiste de diversas maneras a las familias, como por ejemplo, consiguen medicamentos costosos, un lugar para quienes no tienen dónde dormir y donadores de sangre para las operaciones.
:: Contacto: Alejandro Ibarra, 3331-0241.
Espiral en Narración
En 2011, la actriz y cuentacuentos Jessi Cortés sufrió un accidente después de salir de una de sus funciones. Eso le provocó pérdida de memoria, de movilidad y de lenguaje. Habilidades que recuperó, como ella dice, “gracias al trabajo actoral y el volver a contar cuentos”.
Obligada a permanecer fuera de los escenarios a causa del accidente, comenzó hacer teatro con personas con discapacidad. En 2013, después del fallecimiento de su abuelo materno, intentó recuperar su historia, hasta que un día comprendió que no tenía sentido seguir buscando. “Ya no voy a investigar la historia de un abuelo que estuvo ausente y que ya murió, cuando hay muchos abuelos que están abandonados y que tienen muchas historias que compartir”, pensó Jessi.
Así que decidió poner en práctica la disciplina de “teatro aplicado” en la Unidad Asistencial para Indigentes (UAPI), donde está cerca de los abuelos, y creó Espiral en Narración. Quienes deseen acompañar no necesitan formación teatral, sólo la intención de donar tiempo y estar dispuestos a recibir capacitación previa.
:: Contacto: 333806-7089
Humanizar para sanar
Es un grupo formado desde hace 10 años por sor Josefina Castillo. Surgió porque se dio cuenta de que en el Hospital Civil no había acompañamiento para las personas a las que acaba de informárseles que un integrante de su familia murió o que alguno sufre una enfermedad terminal.
Acompañar y escuchar conlleva beneficios. Por ejemplo, las familias y las personas “requieren menos analgésicos, están más tranquilas”, según sor Josefina, mientras que los que acompañan “aprenden a dar”. Pero acompañar no es un proceso sencillo, por eso este colectivo de voluntarios ofrece un diplomado en tanatología, para que aquellos que estén dispuestos a dar su tiempo también conozcan qué hacer en momentos de crisis.
:: Contacto: 3631-5298; todas las semanas hay grupos.