El tiempo presente es el tiempo de la honestidad
Luis Orlando Pérez Jiménez – Edición 458
Generar vida en el tiempo presente, lo que hoy puedo hacer, revela con honestidad quién soy y es importante reconocerlo, aceptarlo y, si es necesario, potenciarlo. El presente es el tiempo del espíritu que construye, el tiempo de la honestidad
En mi experiencia de acompañar espiritualmente a jóvenes universitarios, me he dado cuenta de que es muy fácil que los estudiantes estén concentrados en el pasado o en el futuro, pero no en el presente. Quienes centran su atención en el pasado suelen estar deprimidos y quienes están enfocados en el futuro se descubren con ansiedad.
Cuando estoy frente a un joven con dicho diagnóstico, mi sugerencia es la siguiente: lo primero que tenemos que reconocer es que, cuando la atención no está mayormente en el presente, es muy probable que nos encontremos en un estado espiritual autodestructivo. Nuestro espíritu no está en la armonía que quisiéramos y necesitamos aprender a equilibrarnos. Para ello, como dice Simone Weil, la oración puede ser un excelente medio para aprender a formar nuestra atención. Orar implica poner toda la atención en una relación que se desea desde la entrañas; la oración, entre más profunda es, más unifica nuestro ser y más nos ancla a lo verdaderamente importante.
Orar lo que nos propone el Evangelio de Mateo, en el capítulo seis, versículos 33 al 34, puede ser un ejemplo fugaz de esto que sugerimos. Mientras lees las siguientes palabras, intenta poner atención en tu respiración: “Busquen el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura. Así que no se preocupen por el mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio afán”.
¿Qué significa buscar la justicia? En un contexto universitario, el proyecto que articula es formarse académicamente, al menos, para estar capacitado en alguna rama del saber humano. Este proyecto, que dura cerca de cinco años de estudios, es el que da la orientación de cómo organizar la agenda de la semana y focaliza la atención en lo básico de nuestra forma de relacionarnos con los demás. Atender lo accesorio es sinónimo de dispersión, tensión interna y, posiblemente, cansancio injustificado. Tener claro qué actividad queremos realizar cada día es primordial para empezar a vivir en la justicia y en el presente. La palabra justicia se suele asociar solamente a cuestiones jurídicas; en este caso, hablamos de la experiencia de vivir ajustados, es decir, en justicia; o desajustados, es decir, sin rumbo, o lo que es lo mismo, en la injusticia.
¿Todo lo anterior para qué? Para buscar el Reino de Dios. ¿Y eso qué quiere decir? Que a todas mis actividades les imprimiré una intención fundamental: lo que hago todos los días es para que los demás y yo tengamos vida plena. Generar vida en el tiempo presente, lo que hoy puedo hacer, revela con honestidad quién soy y es importante reconocerlo, aceptarlo y, si es necesario, potenciarlo. El presente, en síntesis, es el tiempo del espíritu que construye, el tiempo de la honestidad. m.