Economía digital: los nuevos desafíos
Andrés Gallegos – Edición 459
Las nuevas tecnologías han transformado radicalmente nuestros modos de interactuar como individuos y como sociedades. Y también están modificando vertiginosa e incesantemente los escenarios de la economía a escala global. Las esperanzas de un futuro mejor se contrapuntean con la incertidumbre acerca de las consecuencias de este nuevo paradigma. ¿En qué situación se encuentra México en este presente acelerado?
En los últimos tiempos, la economía digital se ha convertido en uno de los fundamentos de las sociedades desarrolladas. El acceso a internet y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han transformado la manera en que nos comunicamos, compramos, informamos o negociamos, y han generado nuevas áreas tecnológicas prometedoras, como la inteligencia artificial, la biotecnología, la impresión en tercera dimensión, los drones, el “Internet de las Cosas”, la computación en la nube o la medicina personalizada.
Este nuevo paradigma, que algunos han dado en llamar la Cuarta Revolución Industrial (o Industria 4.0), trae consigo una serie de retos y oportunidades para las personas. Por una parte, existe el temor a la pérdida de millones de empleos, a la muerte de muchas empresas que no adopten las nuevas tecnologías, a la desigualdad social entre quienes estén dentro y quienes queden fuera de la economía digital, o al riesgo de que México quede rezagado en esta revolución y se acentúen sus crisis económicas al no generar valor y riqueza.
En nuestro país hay varios pendientes por resolver, como la falta de acceso a las TIC que tienen 40 de cada 100 mexicanos; la inversión en ciencia y tecnología inferior a 1 por ciento del Producto Interno Bruto o la falta de dominio que la población tiene del inglés, el idioma en el que se comunica la Industria 4.0.
Sin embargo, también hay oportunidades, al abrirse caminos para que más personas puedan innovar, crear sus propias empresas y crear soluciones tecnológicas que mejoren su entorno o su comunidad. Se están generando proyectos de comunidades tecnológicas, trabajo en industrias creativas y desarrollo de software. Y, sobre todo, los individuos inmersos en la economía digital deben desarrollar su creatividad, su talento y su educación para poder diferenciarse del resto.
¿Qué es la economía digital?
Para Margarita Solís, directora general de Innovación y Desarrollo Empresarial y Social de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco (SICYT), la economía digital (ED) es un concepto muy amplio que se deriva del uso de las tecnologías de la información, y en el que convergen “distintas fuerzas que han transformado la manera en que interactuamos, hacemos transacciones, estudiamos o compartimos información”, explica.
De acuerdo con la especialista y funcionaria pública, las principales fuerzas que inciden en la economía digital son el acelerado desarrollo tecnológico, los cambios en la demografía (cada vez morimos más viejos y la migración es un factor fundamental, por ejemplo) y la globalización.
“Estamos hablando de cambios acelerados, y esta economía digital es el resultado de todas esas fuerzas. Además, originan cambios de hábitos, aceptación de contenidos y aplicaciones que el usuario no solamente utiliza, sino en las que es un participante activo para la creación de contenidos e interacciones en red”, precisa.
Para Andrés Valencia, académico del ITESO y vicepresidente del Consejo Promotor de Innovación y Diseño del Estado de Jalisco, la ED es “la generación de riqueza en la que intervienen las tecnologías y el valor de intercambio de transacciones tiene que ver con un producto digital, virtual, no necesariamente tangible”.
La economía digital ha traído consigo cambios disruptivos, es decir, transformaciones inéditas que generan nuevos mercados y nuevas tecnologías. “Hoy, más que nunca, podemos generar soluciones en cualquier ámbito, cualquier industria y en cualquier nivel, ya sea político, social, cultural, etcétera”, afirma.
Valencia observa dos grandes campos en los que Jalisco ha dejado su huella en la economía digital: el desarrollo de software y el impulso a industrias creativas digitales. Sin embargo, considera que hace falta impulsar áreas como la de la realidad virtual y aumentada, o la del llamado “Internet de las Cosas”.
Varios expertos se refieren a la ED como la transición de una Tercera Revolución Industrial basada en las tecnologías de la información, hacia una Cuarta Revolución Industrial en la que actuarán nuevas fuerzas transformadoras, como la inteligencia artificial, la biotecnología o la computación en la nube.
Así lo ve John Farrell, actual inversionista de capital ángel (es decir, inversionista en empresas de base tecnológica de reciente creación) y exdirectivo de YouTube Latinoamérica. “Ahora convergen la inteligencia artificial, los cibersistemas, la computación cuántica, la nanotecnología y la biotecnología, para acelerar el cambio en todo el mundo. En un periodo de 20 a 30 años se verá algo muy diferente de lo que estamos acostumbrados hoy en día”, mencionó.
El empresario describe algunas tendencias de esta revolución tecnológica que dominarán el panorama cotidiano del futuro, como los vehículos autónomos, la medicina personalizada —que permitirá, entre otras cosas, atacar con mayor efectividad enfermedades como el cáncer— o la manipulación de aparatos tecnológicos con la mente.
En el caso de los coches autónomos, Farrell considera que estarán rodando en las calles tan pronto como el año 2020, y cita un estudio de Intel en el que se estima que este nuevo mercado generará un valor de 7 billones de dólares para 2050.
Dentro de la medicina están en desarrollo varios procesos, como la impresión 3D de órganos y el uso de células t para atacar el cáncer con mayor efectividad que los tratamientos actuales. “Nuestro modelo de salud, hasta ahora, ha sido aplicar medicinas estándares y ver que funcionan en 30 o 50 por ciento de los casos. Hoy tenemos el potencial de hacer una medicina para cada persona”, explicó.
Los pasados días 14, 15 y 16 de junio, el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ), la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti) y la Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin) organizaron la primera edición del Digital Economy Show en Expo Guadalajara. Para este evento se identificaron seis ecosistemas o áreas principales de la economía digital: Industria 4.0, Internet de las Cosas, Smart Cities, Comercio Electrónico (o e-commerce), Salud en Línea (o e-health) y las Industrias Creativas Digitales.
Maqueta del proyecto de la Ciudad Creativa Digital, que se construirá en las inmediaciones del Parque Morelos de Guadalajara.
Los retos de México
Aunque la ED haya traído consigo crecimientos exponenciales en riqueza y en la transformación de muchas vidas, hay asuntos que deben ser contemplados a tiempo para evitar los problemas que podrían traer consigo. Los principales son la pérdida de puestos de trabajo y el incremento de la desigualdad social, cuando unos pocos tengan acceso a la riqueza procedente de las nuevas tecnologías y la mayoría, en cambio, permanezca al margen.
“Vemos que gran parte de la población puede perder sus trabajos o incluso trabajos nuevos serán automatizados, y los robots proveerán muchos servicios”, señala Farrell. Para reducir esto, considera que “la educación es fundamental, y la inclusión es necesaria para preservar un sistema social y económico que permita continuar con la innovación. Si mucha gente se siente desamparada y no está participando en ese bienestar, podemos tener revoluciones como la que estamos viendo alrededor del mundo”.
Para Roberto Saracco, especialista italiano en temas de ED, México debe girar hacia una economía basada en los datos, con empresas que generen valor y no sólo productos o servicios. Actualmente, muchos de los empleos y riqueza que genera México se fundan en la creación y la exportación de manufactura, un modelo en riesgo de agotarse por el desarrollo tecnológico de la nueva revolución industrial, advirtió.
“En países como México, los costos de manufactura son muy bajos, y compañías de Estados Unidos y Europa mueven su producción a estas naciones. Pero la economía de bits y la evolución de la tecnología reemplazan a los trabajadores con robots, y el costo de estos robots es exactamente igual al que representa operar en México”, observa.
A escala federal, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social ya ha alertado acerca de estos riesgos. En un mundo donde habrá entre 5 y 50 millones de desempleados más en todo el mundo en los próximos cinco años, gracias en buena parte a los procesos de automatización producto de la economía digital, convendrá actuar para resolver el conflicto que se viene.
“Esta falta de empleos, esta división territorial entre quienes tienen acceso a una educación de calidad, con acceso a tecnologías de la información y, por otro lado, la ausencia de empleos formales, la crisis de desempleo y el gasto de los estados en programas compensatorios ante la falta de empleo, lo único que hacen es incrementar la desigualdad en el mundo, y México no es la excepción”, afirmó Alfonso Navarrete Prida, el titular de la dependencia, en una reunión con industriales jaliscienses en octubre de 2016.
Pero el académico Andrés Valencia prefiere ver la cuestión del empleo como una oportunidad para crecer y hacer que el trabajador haga aportaciones sustanciales, usando su talento y su creatividad.
“Nos estamos sintiendo cómodos teniendo un empleo donde aprietas quinientas veces por hora un botón, pero se está viviendo una economía compleja, volátil, que requiere empresas, organizaciones inteligentes, que respondan con rapidez, que sean competitivas globalmente y diversifiquen mercados”, apunta.
Para Valencia, la pérdida de empleos producto de las nuevas tecnologías “no la debemos ver con miedo, sino como una oportunidad de crecer como sociedad”.
Otro asunto que preocupa es el dominio del idioma inglés. Según datos de Education First, organismo internacional que ofrece servicios relacionados con aprendizajes de idiomas, México está en el puesto 49 de 73 países en cuanto a aptitud para hablar esta lengua, lo que lo pone en un nivel bajo, de acuerdo con los parámetros de la encuesta. Además, según el CCIJ, ocho de cada 10 ingenieros jaliscienses tiene un nivel bajo de dominio del inglés, por lo que no son contratados en nueve de cada 10 casos.
En un ámbito más social, pese a la facilidad de la tecnología actual para comunicarnos con otros en tiempo real, los procesos de la economía digital pueden “orillar a la despersonalización, a dejar de pensar como comunidad y empezar a centrarnos en el individuo, en las necesidades propias, y eso nos va orillando a aislarnos”, advierte Andrés Valencia.
Aprovechar mejor las oportunidades
Dominio del inglés y de la programación, pero, sobre todo, contar con un perfil creativo, abierto a aprender de múltiples disciplinas, dispuesto a innovar y a pensar de manera disruptiva y con habilidad para detectar hacia dónde va el pensamiento de la sociedad actual, son algunos de los perfiles de los nuevos profesionales de la Cuarta Revolución Industrial.
“Hace tres o cuatro años hicieron una encuesta a directivos y CEO de mil 500 empresas globales e internacionales y les preguntaron: ¿cuál es el perfil que más requieren o necesitan? De estas mil 500 personas, 75 por ciento coincidió en que se requiere creatividad”, recuerda Valencia. “La generación de nuevo conocimiento, de nuevo valor a partir de la capacidad intelectual, es lo que tiene el mayor futuro”.
El académico considera que el nuevo trabajador de la economía digital debe contar con un perfil humano, empático, con conocimientos en ciencias sociales y humanidades para el entendimiento de hábitos y comportamientos de las personas. Además, debe estudiar áreas relacionadas con las ingenierías, la medicina, biotecnología, bioingenerías, industrias creativas (como videojuegos, cine o animación) y especialidades del diseño —por ejemplo, diseñar experiencias culturales, espacios o ciudades—.
La perspectiva multifacética es preferible a prepararse en un solo campo del conocimiento: “La fortaleza no es la especialización per se, sino la capacidad de ser abiertos, colaborativos”, recomienda Valencia.
En el caso de las empresas, sobre todo aquellas que no están conectadas con la economía digital o las pymes, la profesora Karla Paola Ramírez Delgadillo, del Departamento de Mercadotecnia del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara (CUCEA), recomienda que se integren lo más rápidamente posible a internet.
“Hay muchas empresas que no explotan al máximo los hábitos de consumo del mexicano, y no llegan todavía a un sector fértil. Desconocen las herramientas de marketing digital y su impacto”, afirma.
Recomienda a las empresas “posicionar primeramente un producto, que las personas que buscan en línea sepan buscar esas palabras clave y utilizarlas correctamente los pondrá en las primeras páginas de los buscadores principales de internet”. También sugiere utilizar con frecuencia las redes sociales, imágenes y video, la creación de textos cortos con gancho y “memes”, así como una actualización constante de las vías de comunicación online, para crear fidelidad de audiencia.
Jalisco cuenta con múltiples proyectos en desarrollo dentro de la ED. En el ámbito oficial existen casos de éxito, como Células de Innovación, una plataforma donde se enseña a jóvenes emprendedores y estudiantes a innovar e inventar en el sector electrónico.[1] Es un proyecto impulsado por la Canieti, del cual ya han surgido más de 40 proyectos y en el que se han registrado seis patentes. Su sede es el quinto piso del edificio México, Innovación y Desarrollo (mind), sede de buena parte de los clústeres industriales de Jalisco, inaugurado en 2014 y encabezado por el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco.
Marcos Abarca, coordinador nacional del proyecto, explica cómo funciona: “En un periodo de 15 semanas, los chavos que forman el equipo de Células de Innovación apoyan a la empresa y presentan un prototipo y un modelo de negocio. La empresa aprende junto con los chicos, tiene un resultado tangible de innovación y los puede vincular con otros talentos”.
Dispositivo que permite tomar la temperatura con un teléfono inteligente.
Otro caso de éxito ligado a los organismos oficiales es la Universidad Digital, un proyecto operado por la SICYT cuyo debut fue este año. Brinda cursos de educación superior en temas como Tecnologías de la Información, Internet de las Cosas, Manufactura Avanzada e Industrias Creativas.
Existen varios encuentros que vinculan a los innovadores jaliscienses de la ED. Uno es Epicentro, un evento de innovación tecnológica y emprendimiento, celebrado de manera anual y encabezado por la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología. En su edición más reciente (del 1 al 5 de noviembre de 2016) tuvo 25 mil asistentes y se desarrollaron innovaciones en tres campos: salud, campo y ciudad.
Otro es Campus Party, que reúne a estudiantes y entusiastas de las nuevas tecnologías, para tomar talleres, crear nuevos contenidos y escuchar conferencias de personalidades especializadas en los nuevos campos de la ED. Se creó en España en 1997, y en México tiene una edición anual permanente que se celebra en Expo Guadalajara desde 2014.
De acuerdo con sus organizadores, Campus Party 2017 contará con 25 mil asistentes o “campuseros”, y habrá conferencias, talleres y “hackatones” (competencias entre desarrolladores para crear alguna innovación sobre determinado asunto) sobre temas como fintech (servicios financieros tecnológicos), inteligencia artificial, drones y robótica, entre otros.
La SICYT estima que se crean 400 nuevas startups al año en Jalisco. Una de ellas es Kueski, una plataforma digital que ofrece préstamos y créditos en menos de una hora y vincula a personas que necesitan dinero con otras que lo prestan. Realizan préstamos de hasta dos mil pesos, con un periodo máximo de pago de 30 días.
Fondify, por su parte, es una plataforma de crowdfunding o financiamiento colectivo, a la que la gente puede subir sus proyectos, ya sean sociales (como apoyo a organismos civiles o buenas causas) o nuevos negocios, para obtener recursos y hacerlos cristalizar.
Hackers and Founders es una aceleradora de startups o empresas de base tecnológica, con presencia en más de 40 países y que ha apoyado a compañías de todo el mundo con un monto de hasta 55 millones de dólares. Tiene una sede permanente en Guadalajara.[2]
Entre los múltiples proyectos con éxito está también Rigs, una startup jalisciense surgida en el programa de emprendedores Reto Zapopan. A través de su portal mirefaccion.com.mx conecta a vendedores y distribuidores de autopartes con compradores. De acuerdo con datos proporcionados por Néstor de Haro, director de Rigs, reciben 55 mil visitantes mensuales, tienen el registro de precios de 150 mil productos y ya han vendido autopartes a varios países de Latinoamérica.
Jalisco se ha caracterizado últimamente por dar pie a proyectos de emprendimiento social. Uno es Sabius, impulsado por dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara, para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Es una aplicación mediante la cual los ancianos pueden compartir experiencias y conocimientos (sabiusapp.com). Ganó la edición 2016 de Apps for Change, una red de aplicaciones móviles enfocada al desarrollo de herramientas tecnológicas para resolver problemáticas sociales, convocada por el festival Epicentro. m.