Cuerpos que se conectan
Héctor Eduardo Robledo – Edición 456
Cuando se forma parte de una lucha social y se levanta la voz, se corre el riesgo de quedar expuesta; sin embargo, cuando son los cuerpos y sus afectaciones comunes los que se conectan, la protección también se hace más fuerte
El 19 de octubre de 2016, las redes feministas de Latinoamérica convocaron a un paro internacional contra los feminicidios y la violencia machista que continúan asolando estos territorios. La convocatoria corrió rápidamente por Facebook y Twitter y se concretó en diversas acciones públicas a lo largo del continente, porque son cada vez más mujeres las que comparten la convicción de que la violencia de género no es algo que deba ser normal, aunque haya sido naturalizada culturalmente durante siglos. Se trata de conexiones que están mediadas por internet, pero los cuerpos de quienes participan de esas redes se enlazan en realidad por afectaciones que se comunican por medio de testimonios, relatos, consignas, hashtags, manifiestos e ilustraciones que ponen nombre a un malestar y dan forma a una lucha.
En el ITESO, casi cincuenta estudiantes y trabajadoras confluyeron ese día en un contingente que cantó y gritó por todos los edificios del campus su rechazo a la violencia machista en la universidad; otros alumnos y “machitrolls” utilizaron las mismas plataformas digitales para mostar su reacción ante la manifestación de las compañeras con memes y comentarios misóginos. Es así como persiste la dominación masculina a través de los canales de internet, legitimando su discurso al burlarse de aquellas personas sobre quienes detentan su posición de privilegio. La diferencia es que las expresiones machistas no hacen más que andar los mismos caminos para sostener instituciones añejas, pero no conectan cuerpos: los agresores han sido incapaces de plantar cara a los reclamos de las manifestantes.
Un mes más tarde, la rapera feminista Obeja Negra, integrante de la banda Batallones Femeninos, fue detenida en la ciudad de La Paz, Baja California Sur, por un “delito” cometido hace seis años en Oaxaca: formar parte de la lucha social contra las políticas gubernamentales que empobrecen a la mayoría de la población del país, resistiendo a los desalojos en el centro de la capital oaxaqueña. Sus compañeras raperas, con quienes estaba en La Paz, de inmediato informaron acerca de la detención por medio de Facebook. Cientos de feministas y personas implicadas en luchas sociales en el país replicaron el comunicado e hicieron eco de la exigencia de libertad para Obeja Negra. Unas horas después fue liberada, el supuesto delito en realidad había prescrito, pero fue la presión de las redes que se activaron la que impidió que el proceso prosiguiera en la oscuridad, como suele ocurrir. Cuando se forma parte de una lucha social y se levanta la voz, se corre el riesgo de quedar expuesta; sin embargo, cuando son los cuerpos y sus afectaciones comunes los que se conectan, la protección también se hace más fuerte. m.
Para saber más
Acciones colectivas contra la violencia de género:
:: “Paramos, y aunque no somos todas, pronto lo seremos: crónica del 19-O desde Guadalajara”.
:: “Batallones femeninos, cuando el rap es un arma contra el machismo”.
:: “Alerta machitroll”, por Fundación Karisma.