HISTORIAS REDONDAS 11
Eduardo Quijano – Edición
LA LECCIÓN ALEMANA
Angela Merkel brincaba de felicidad. Parecía más la asistente a un concierto de Tokio Hotel que la desaforada fanática alemana que trabaja como canciller de su país. A pesar del tono de concierto de altas vibraciones, esta etapa del mundial africano no ha sido asunto de solistas inspirados, genios, divos individualistas a lo Cristiano Ronaldo, o entrenadores de vodevil al estilo Maradona. En Sudáfrica los protagonistas son, de nuevo, los conjuntos: Holanda, Alemania, España y Uruguay. Si uno revisa los nombres de quienes están en sus banquillos, Bert van Marwijk, Joachim Loew, Vicente del Bosque, Óscar Tabárez, y los compara con los Domenech, Queiroz, Dunga, Aguirre o Maradona, tendría sobrados motivos para sugerir alguna relación con lo que sus selecciones han ofrecido. Algo habrá.
Alemania (modelo 2010), se ha reinventado con un juego colectivo demoledor y eficiente. Esta posmoderna versión teutona no está exenta de virtud: su funcionalidad también comunica un estilo noble, deleitable y sin estridencias. Los grandes referentes identitarios de la vieja maquinaria alemana como Franz Beckenbauer, Gerd Müller o Lothar Matthäus, estarán orgullosos de esta nueva generación de perfiles clásicos y desplantes artísticos. El mejor prototipo del equipo alemán es Bastian Schweinsteiger, un futbolista completo y profundo; por mucho el mejor mediocampista de la Copa del Mundo. Alrededor de su futbol y vocación, Alemania ha masacrado a la selección argentina con un juego coral y fuegos de artificio como la jugada que antecedió al tercer gol, obra maestra de Bastian. A Schweinsteiger lo acompaña Lukas Podolski, pistón de los alemanes en el último tercio. Atrás han construido una fortaleza con Lahm, Mertesacker, Friedrich y Boateng . Pero adelante, Alemania es todo un lujo: Miroslav Klose, ahora en la cima de los goleadores mundialistas. Con él, Thomas Muller y Mesut Özil, dos jóvenes de soberbias capacidades.
La propuesta del entrenador Loew se cumplió a la perfección. Impuso el poderío de la inteligencia táctica: sabe cómo jugar en cada espacio del terreno; no de manera automatizada como antes, sino con lucidez rigurosa (equilibrio y fútbol vertical). A su conjunto lo potencializa la atrevida mezcla de jóvenes y veteranos jóvenes, la diversidad de procedencias y capacidades de sus futbolistas, la brillante manera de suplir a Michael Ballack y así lograr una transformación tan sorprendente. La lección alemana pudiera no ser tan novedosa, sin embargo, ante Argentina la aplicó de forma majestuosa e implacable: éste juego se llama a-so-cia-ción.
Maradona dijo al mundo no ser técnico de nada. Entre los muchos errores imaginables al frente de Argentina, los más groseros son: dejó en casa a Esteban Cambiasso y Javier Zanetti , en cambio llevó y puso a jugar a jugadores impresentables como Jonás Gutiérrez y Nicolás Otamendi. Para el juego decisivo prefirió a un decadente Maxi Rodríguez que a Juan Sebastián Verón en la media cancha. Sentó a Diego Milito, goleador de las Champions League y… el resultado inevitable: una exigencia desmesurada para Messi. Suponer que La Pulga cargaría a un grupo tan monstruosamente ensamblado, fue un suicidio en público. Maradona prometió desnudarse si ganaba el Mundial 2010 de la FIFA. Para su desgracia, el equipo alemán lo ha desnudado a él, en su pequeñez y ciega soberbia. Al contrario que el New York Times no creo que haya nada que agradecer a Diego Armando Maradona como técnico del seleccionado albiceleste. El futbol, que el Pesusa hizo grande, ya no lo necesita más, en ninguna parte que no sea un museo.
Lionel Messi -como le hubiese ocurrido a cualquier crack solitario- fue impotente para evitar el humillante adiós de su equipo, con la segunda peor goleada de su historia mundialista. Excedido en sus responsabilidades y desconectado de su entorno, Messi ha vivido el Mundial bajo una tensión más que insoportable. Su juego no dialogó con nadie y se fue sin anotar un solo gol. Lionel necesita de una comunión anímica, de una alegría imposible de trabar con compañeros que quedaron siempre distantes o demasiado tristes; y él, a ratos, como un fantasma irreconocible.
2 comentarios
De acuerdo contigo: el
De acuerdo contigo: el Barcelona es el mejor caldo de cultivo posible para la genialidad de Messi. Ni Guardiola ni Iniesta ni Xavi son argentinos. Messi hizo lo que pudo, ni duda cabe.
Mañana es la final y no hay
Mañana es la final y no hay manera de que salga triste de ella. Ambos, Holanda y España me gustan para campeón. Eso sí, sería todavía más feliz si la furia levanta el puño jugando como puede, incendiando el campo con trazos gobernados por los talentos de la Masía. En época de imágenes satelitaes nadie ha pensado en retratar una cancha después de alguna exhibición del Barca. Tengo mis sospechas de que se encontrarían dibujos de colibríes, átomos, pentagramas, como en los campos británicos. Creemos que cae un gol, en realidad es un nuevo agroglifo.
Si gana España también sería un triunfo de la escuela holandesa que es el componente principal en el ADN de la cantera catalana, desde Cruyff.
Un deseo me dice que España. Una premonición me advierte que será Holanda.
Felicidades por este recorrido redondo que mañana llega a su destino, Quijano.
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