Todo: Maurizio Cattelan
Dolores Garnica – Edición
En el famoso mezanine del Guggenheim de Nueva York se despliega un enorme y caótico móvil. Sostenidos por una estructura de metal, cuelgan Hitler, letras, esqueletos, bicicletas, fotografías, un burro, un caballo y dos perros, policías, camas, pinturas cercenadas, niños en triciclo, una alfombra, un futbolito largo, una avestruz, luces neón, un piano, un ataúd, un elefante disfrazado, una vaca, una carreta, más pinturas y más fotografías. Es la nueva retrospectiva del artista italiano Maurizio Cattelan en Nueva York, bajo la aventurera y vanguardista curaduría de Nancy Spector y capturada en video por el polémico director John Waters. Un suceso que, para muchos, significa la vuelta a la polémica y las preguntas sobre el papel de la curaduría en la lectura de las artes contemporáneas.
Cattelan es, sin duda, uno de los más famosos y polémicos representantes de las artes expandidas. Es considerado todavía un genio-joven, aunque ya pasa de los 40 años. Nació en Padua, pero reside en Nueva York desde hace más de 20 años. Para muchos críticos, su obra puede resumirse en una palabra: broma. Si esto es cierto, entonces habrá que recurrir a André Breton, cuando escribió aquello de que la única ventaja de los genios es el humor negro: el italiano es experto.
De él es la famosa escultura donde Juan Pablo II es alcanzado por un meteorito, de él la cabeza de la avestruz sumida en el suelo de una galería, la ardilla muerta en medio de la típica cocina, el burro sentado como un perro, el ataúd en medio de un museo con el cadáver de John F. Kennedy en resina y con cabello humano incluido. Si Ron Mueck, el artista que hace poco expuso su impacto en hiperrealismo le pareció interesante, Cattellan lleva este mismo método al impacto artístico, a la experiencia estética ligada al humor, política, ley, religión, arte y esos temas sensibles que, si se abordan con inteligencia, pueden terminar en carcajadas y reflexión.
La exposición se llama, por supuesto, All, inauguró el 5 de noviembre y estará en el mezanine del Guggenheim hasta el 22 de enero de 2012 con un agregado especial: los videos de John Waters pueden descargarse como aplicación sólo para iPhone y iPad por cuatro y seis dólares, respectivamente.