“Los emprendedores no nacen, se hacen”: Brandon Price
Gustavo Abarca – Edición
“Mucha gente cree que los emprendedores, por ejemplo Steve Jobs, nacen. No es cierto, pueden hacerse”, resalta de manera amable, pero tajante a la vez, Brandon Price, profesor invitado en el Verano Internacional del ITESO para impartir la materia “Emprendimiento y plan de negocios”.
Price tiene una trayectoria de alrededor de 30 años trabajando en la industria biofarmacéutica. Se ha desempeñado como presidente de la mesa directiva de la Asociación de Biotecnología del estado de Virginia, en Estados Unidos, y como directivo y consultor de varias firmas. Actualmente es presidente de las empresas GalenBio, que desarrolla vacunas, y Oncometa Pharmaceuticals, que hace medicamentos para tratar el cáncer y desórdenes metabólicos.
De acuerdo con el ejecutivo estadunidense, la manera de pensar del emprendedor es fundamental para que un proyecto sea próspero. La compañía nace, se desarrolla, pero es necesario que quien la impulsa piense como un director y se preocupe por todos los aspectos –como la mercadotecnia, las ventas y la atención al cliente–, de manera que se puedan solventar también los gastos de operación, de manufactura, de cuestiones fiscales y legales. Si se contempla este conjunto, asegura, la empresa puede crecer, generar ganancias y beneficiar a todos los involucrados.
En relación con los mitos que vinculan la edad con la capacidad de emprender, comenta que generalmente se piensa “que el emprendedor es una mujer o un hombre joven en una cochera haciendo algo, tal y como lo hizo [Steve] Jobs. Pero, la edad promedio de los emprendedores de 39 años. Puedes ser joven y tener grandes ideas como Jobs o [Mark] Zuckerberg (fundador de Facebook), pero son las excepciones a la regla. La mayoría de las personas que emprenden lo hacen porque ya tienen tiempo trabajando, entienden al mercado y tienen una idea de lo que hay que hacer”.
Price señala que también hay otro fenómeno que se está presentando, conocido como emprendimiento económico o emprendimiento por necesidad. “En la situación económica actual mucha gente pierde sus trabajos, y esto también pasa en México y Estados Unidos. Ahora hay más emprendedores por necesidad”.
Un país de emprendedores
Price, quien lleva algunos años dando clases en México y poco más de uno viviendo en el país, considera que “la sociedad mexicana es la más emprendedora”. Un ejemplo de esto, dice, es la gente que vende sus productos en la carretera: “Es emprendimiento. No es formal, pero es emprendimiento porque tienen un producto y lo venden. Creo que México es muy emprendedor de muchas formas”. Pero de inmediato matiza y aclara que “si se piensa que el emprendedor es alguien que tiene una idea, ya sea de una nueva computadora o de un software, que escriben un plan de negocios, consiguen financiamiento y montan una oficina, entonces México es menos emprendedor. No es porque no haya buenas ideas, o no haya talento o personas inteligentes. La razón es que no hay una estructura tan sólida como en otros países, los impuestos son complicados y los empresarios no reciben tantos apoyos”.
En cuanto al emprendimiento formal, Price considera que hay una figura aún ausente en el país, pero que ya están dándose los pasos para llegar a ella: los parques del conocimiento. Destaca que en Guadalajara hay más de 30 parques tecnológicos, pero no de conocimiento, como el del Massachusetts Institute of Technology (MIT) o los que están alrededor de la Universidad de Stanford. “Son parques donde hay una cooperación y una comunicación muy fuerte entre las universidades y las industrias”, dice.
Desde su óptica, se necesitan cuatro elementos para que funcionen: “Propiedad intelectual, que son las ideas, las cuales surgen desde las universidades o de las empresas y que yo llamo capital intelectual; también está el capital financiero, que es el dinero que está disponible para ayudar a las empresas a despegar; también se requiere capital administrativo, que son las personas que trabajan en una empresa. Porque no es suficiente sólo con quien desarrolló la idea, por lo regular son científicos o ingenieros los que ayudan a transformar la idea en negocio. El cuarto elemento es el lugar donde deben estar las empresas, al que llamo capital físico o infraestructura. Un parque del conocimiento tiene los cuatro elementos, se puede empezar sin uno de ellos, pero debe planearse conseguir el que falta”.
En el caso de México, y en concreto de Guadalajara, Price señala que sí hay capital intelectual debido a las universidades y centros de investigación que existen en la región. Aunque es difícil acceder a él, también hay capital financiero. En cambio, advierte que hay déficit de capital administrativo, por lo que considera que es importante que las universidades piensen más en “cómo podemos entrenar gerentes o administradores, que entiendan mejor cómo funcionan los negocios. Pueden ser administradores, pero de preferencia que tengan un antecedente en la parte técnica”.
Respecto al capital físico, que en su perspectiva surge de la suma de los elementos anteriores, cita como casos ejemplares el Parque Tecnológico del ITESO y las incubadoras. “Aún no tenemos un parque del conocimiento, pero las piezas ya están”.
Vinculación entre academia, industria y gobierno
Uno de los temas que más se abordan cuando se habla de emprendimiento formal es la vinculación entre las universidades, la iniciativa privada y el gobierno.
Al respecto, Price resalta que son necesarias todas las posibilidades de relación entre los tres, pero añade que “las universidades deben entender al mercado, que es el conjunto de estudiantes que vienen a la universidad, que quieren venir porque desean tener carrera, un buen un empleo, lo que sea: hay muchas razones por las que asisten a la universidad, pero quieren conocimiento también”.
“Una vez que dejan la universidad, obtienen empleos en la iniciativa privada. Algunos los crean, pero la mayoría los obtiene. Entonces, la universidad necesita entender lo que la industria quiere y busca. Estoy pensando más en industria tecnológica, pero no siempre es el caso, por lo que tienen que trabajar en conjunto desde el punto de vista de que la academia necesita entender el mercado. Las ideas normalmente salen de las universidades y de las empresas, y las buenas investigaciones salen de las universidades, por lo que las empresas necesitan tener acceso a ciertos datos que están disponibles en la universidad. En México ya se está dando esto, pero no de una manera tan fuerte como en Estados Unidos”.
En cuanto al rol del gobierno, Price, de 63 años, considera que “debe estar ahí, porque tiene la responsabilidad de crear un ambiente para el desarrollo económico, que puede generarse por medio de la inversión extranjera pero también de las empresas locales. En Estados Unidos el 87 por ciento de los empleos son creados por las empresas pequeñas, las cuales son frágiles y necesitan ayuda, asistencia y políticas que las alienten”, concluye.