“Cuando damos una puntada, no sabemos hasta dónde llegará el hilo”
Enrique González – Edición
El libro «Bordados de paz, memoria y justicia: un proceso de visibilización», recoge el laborioso y valiente trabajo de cientos de ciudadanos que con hilo, aguja y tela, combaten el olvido y la impunidad en torno a las víctimas de la violencia en México
Todo es cuestión de abrir el libro Bordados de paz, memoria y justicia: un proceso de visibilización, que tuvo su presentación el pasado miércoles. En la página 20, un par de niños de no más de seis años, armados con aguja e hilo rojo y completamente concentrados, bordan un mensaje en sus respectivos bastidores. En la 28 y la 29, tres ancianos hacen lo propio junto con una joven que, mientras borda, parece dejar fluir el llanto. Los cuatro deslizan sus manos para plasmar en la tela el relato de un episodio —uno más, uno entre miles— de horror propiciado por la violencia en México. En la 112 y la 113, cinco fotografías muestran a unas 60 personas en distintos espacios públicos —alrededor de ellas hay muchas más— mientras bordan, conversan, se encuentran y hasta alcanzan a sonreír. ¿Qué producen estas manos? ¿Qué han dejado en las blancas telas que luego se despliegan como un “largo mosaico laico” los 27 colectivos de Bordamos por la Paz repartidos en varias ciudades mexicanas, así como en Bélgica, Japón, Holanda, Italia o Francia?
“UNA MUJER FUE EJECUTADA POR UNOS HOMBRES ARMADOS… FUE ULTIMADA DELANTE DE SU HIJO Y DE DOS HERMANOS”
“Juan Antonio Hernández Marrufo, 37 ans est mort fusillé en descendant de l’autobus oú il vendait des brochures. Gómez Palacio Durango 10/3/11”
“Elvia Zúñiga Lázaro. Asesinada el 9-10-2010 en su domicilio en la Del. Benito Juárez. Murió de 33 puñaladas”
El objetivo de esas manos y su huella en esos pañuelos es uno: no olvidar a los más de 100 mil muertos que desató la llamada guerra contra el narco de Felipe Calderón. No darle ni un respiro a la impunidad. Situarse en pie de paz y no en pie de guerra. Cerrar heridas. Brindar esperanza. Retomar las calles. Promocionar la paz. Recordar a los muertos. A los desaparecidos. A las mujeres víctimas de feminicidio. Evitar la desmemoria. Llevar a cabo un acto de “rebelión pacífica y digna rabia”. Indignarse.
Son muchos los objetivos que persiguen estos colectivos, los cuales ahora constituyen la esencia del libro Bordados de paz, memoria y justicia: un proceso de visibilización, iniciativa de Bordemos por la Paz y coeditado por diversas instituciones, entre ellas el ITESO.
Durante la presentación su autora, Francesca Gargallo, afirmó que el libro “hace memoria en el momento que intentan quitarnos la memoria. Cuando damos una puntada no sabemos hasta donde va a llegar el hilo”. Citado por Francesca en el libro, el pacifista Pietro Ameglio añade: “Bordar ante la desmemoria es crear un sistema de alarma comunitaria que nos despierta del adormecimiento”.
La investigadora y escritora estuvo acompañada en el estrado por la poeta y activista Guadalupe Morfín, el periodista Sergio René de Dios, la académica Margarita Robertson y Juan Carlos Núñez, titular de la Dirección de Integración Comunitaria del ITESO.
El libro es gratuito y está disponible a la página de Publicaciones ITESO.
Para estar al tanto de las actividades del colectivo Bordamos por la Paz, se les puede seguir en sus cuentas de Facebook y Twitter.