Señales indicativas para leer a Pamuk
Carlos Enrique Orozco – Edición
Orhan Pamuk, escritor turco y ganador del premio Nobel de literatura en 2006, será uno de los platos fuertes en la próxima Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. El domingo 29 de noviembre a las 12 horas conversará con la periodista española Rosa Montero en la apertura del Salón Literario y tendrá otras actividades públicas. Pamuk viene desde Turquía; país que parece tener poco en común con México, sin embargo, si analizamos con calma la historia reciente de las dos naciones; encontramos muchas semejanzas entre sus culturas; ambas se debaten entre la fuerza de una tradición con pesadas raíces religiosas y una modernidad inconclusa que llegó del extranjero por diversas formas y manifestaciones; europeas para ellos y estadounidense para nosotros. Pamuk ha sabido retratar magistralmente este conflicto en sus ensayos, pero también en sus novelas desde El castillo blanco, publicada en 1979 en turco, hasta El museo de la inocencia (2009) su más reciente obra.
Cuando Pamuk ganó el Nobel, algunos comentaristas dijeron que la academia sueca había mandado un mensaje político al haber elegido un turco culto, quien lucha por una nación laica y republicana, pero sin abandonar valores de su tradición. Lo anterior es cierto, pero parcial. Lo que hay que destacar es que Pamuk es un extraordinario contador de historias y sus narraciones no son “novelas de ideas”, sino que hablan de los grandes temas de la condición humana como el amor, el odio, la envidia o la ambición.
No creo que sean necesarias “unas” instrucciones para leer algún autor en especial, sino que cada lector elige su camino, a veces condicionado por situaciones externas (como los condicionamientos del mercado editorial), por factores meramente azarosos o por decisiones deliberadas, pero sí pienso que pueden ayudar algunas pistas como las señales indicativas en una carretera; no te obligan a seguirlas, pero dan datos e información que puede ayudar a tomar decisiones o disfrutar más el viaje de la lectura. En este sentido, comparto mis propias señales indicativas de la lectura de algunos libros de Pamuk a quien tengo como uno de los mejores escritores vivos en la actualidad.
Me llamo rojo es la novela que más me ha gustado de Pamuk. El título del primer capítulo: “Estoy muerto” y una de las frases iniciales: “encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida” nos refieren a un crimen; pero éste es sólo el pretexto para un gran fresco con muchos personajes sobre el auge y decadencia del imperio otomano en el siglo XVI. Hay amor, desamor, celos, ambiciones y envidias alrededor de un libro secreto, lleno de imágenes prohibidas en la cultura musulmana. Toda la novela está narrada en primera persona. Cada capítulo es un narrador distinto: personajes vivos, asesinados, animales, colores y cuyas historias se van entremezclando y forman una trama central. Uno de los personajes de esta novela hace un homenaje al arte: “Antes de la pintura sólo existía la oscuridad y después de la pintura sólo existirá la oscuridad. Recordar es saber lo que se ha visto. Saber es recordar lo que se ha visto. Ver es saber sin recordar. Así pues, pintar es recordar la oscuridad”. Me llamo rojo es una invitación multicolorida y arriesgada en su forma a conocer y apreciar varios rasgos característicos de la cultura turca y en general de los musulmanes.
Estambul. Ciudad y recuerdos, publicada en turco en 2003 y en castellano en 2006, es un libro fuera de serie. No es una novela, tampoco un ensayo, ni estrictamente una autobiografía, ni mucho menos un libro de viajes. Es – como dice la solapa de la edición en castellano – “un retrato, en ocasiones panorámico y en otras íntimo y personal, de una de las ciudades más fascinantes de la Europa que mira a Asia. Pero también es una autobiografía, la del propio Orhan Pamuk”. A través de 37 capítulos, 421 páginas, cientos de fotografías y diez páginas de índice onomástico, nos adentramos en la vida pública, privada y a veces íntima de Orhan Pamuk, pero principalmente de Estambul, una ciudad construida en torno al mar; “el espíritu y la fuerza de Estambul le vienen del Bósforo”. En varios capítulos se hace referencia a la Enciclopedia de Estambul escrita por varios autores y empezada a publicarse en 1958; este libro de Pamuk es su propia versión de la enciclopedia, pero organizada con la sinrazón de sus recuerdos.
El museo de la inocencia es su novela más reciente; publicada en castellano apenas hace unas semanas, trata del amor y la ruptura de las tradiciones en los años 70 del siglo pasado. Pamuk empieza esta novela con una frase estupenda: “Fue el momento más feliz de mi vida y no lo sabía” y se lanza a narrar en primera persona la historia de Kemal, de 30 años, heredero de una acaudalada familia turca a punto de casarse con una “novia perfecta” y Fosüm, una pariente lejana, pero pobre de 18 años. La novela está contada con un ritmo ágil; son 645 páginas distribuidas en 83 capítulos con títulos sugestivos: desde “El momento más feliz de mi vida” (cap 1) hasta “Felicidad” (cap. 83) y pasando por “Las calles de Estambul. Puentes, cuestas, plazas” (cap. 14); “Con una mínima esperanza que aliviara mi dolor de amor” (cap. 36); “Vuelva mañana y volveremos a sentarnos” (cap. 55); “¿Y qué es esto?” (cap. 66). El museo de la inocencia muestra que el amor, el sexo y sus conflictos sociales asociados son temas vigentes en la narrativa actual.
La novela Nieve es posiblemente la más política de Pamuk. La narración está centrada en el regreso de un periodista y poeta turco exiliado en Europa a su Kars, su pueblo natal. De nuevo, el choque entre culturas y civilizaciones aparece como el trasfondo en la novela para entender las perplejidades del narrador con relación a lo que podríamos llamar “usos y costumbres” de una sociedad cerrada, tradicional y teocrática en la que la religión institucionalizada dispone de todo y de todos.
La maleta de mi padre (2008) incluye tres discursos de Pamuk a propósito de premios que ha recibido; el Nobel, el Puterbaugh y el Premio de la Paz de la Unión de Libreros Alemanes. En estos textos, Pamuk cuenta cómo fue que se hizo escritor y sus reflexiones sobre el papel de la literatura en la vida y sus relaciones con la política. Sin hacer mucho ruido, Pamuk se ha arriesgado por sus ideas; en 2005 declaró a un periódico suizo que “en Turquía se mataron a un millón de armenios y a 30 mil kurdos entre 1915 y 1916, pero no se reconocen oficialmente esos muertos”. Cuando la entrevista se publicó en una revista turca, los nacionalistas radicales reaccionaron violentamente y forzaron a un tribunal a abrir un proceso en contra del escritor por supuestas ofensas deliberada a la identidad turca ya que el código penal de esa nación contempla este tipo de “delitos”. Por fortuna para Pamuk fue absuelto, aunque tuvo que salir de su país una temporada hasta que se bajaran los ánimos.
El castillo blanco es una de sus primeras novelas, trata sobre un joven científico veneciano que es capturado por piratas y vendido como esclavo a un sabio turco el siglo XVII. El conficto entre Oriente y Occidente es retratado por Pamuk en las vicisitudes del joven esclavo y sus similitudes y diferencias con su amo. No es de las mejores novelas de Pamuk, pero se advierten los temas y obsesiones que acompañan al autor desde su juventud.
Las anteriores son sólo una selección personal y obviamente arbitraria de las lecturas del autor turco. Además de las obras citadas tiene otra media docena de libros traducidos al castellano. Casi todos sus libros están editados por Mondadori.
2 comentarios
Bueno con este extraordinario
Bueno con este extraordinario tipo de descripcion de los libros de Pamuk, lo menos que puede uno hacer, es ir corriendo a comprar uno, aunque por pura coincidencia hoy en la clase de historia una compañera llegó con una serie de libros a contribuir para nuestra lectura y traia uno de él de nombre Estambul. Contrariamente, a lo que yo veo que disfrutaste de Pamuk, en la libreria le dijeron a mi amiga que era dificil de leer (todo depende del cristal con que se mire), asi es de que despues de tus magnificos comentarios sobre su obra, tendré que sumergirme en ella a la mayor brevedad.
A propósito del plato fuerte
A propósito del plato fuerte de la Fil 2009, en el podcast de The New Yorker (fiction) del mes de octubre, aparece Orham Pamuk leyendo y comentando “my russian education” de Navokov.
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