¿Impuesto ambiental por volar?
Carlos Enrique Orozco – Edición
No hay ninguna duda: volar en avión tiene un costo para el medio ambiente. Un vuelo redondo de Guadalajara a Los Ángeles (aproximadamente 4 mil kilómetros) provoca un efecto de calentamiento global equivalente a unas 1.3 toneladas de dióxido de carbono por persona en clase turista. En 2008 la Unión Europea incluyó a la aviación dentro de su programa de monitoreo y control de emisiones “con efecto invernadero”. La lógica es sencilla e impecable: Los viajes en avión provocan un deterioro del medio ambiente, por tanto las compañías aéreas tienen que pagar un impuesto que contribuya a restituir el daño ambiental. Y la UE estableció un sistema de cuotas compensatorias para todos los vuelos que salgan o lleguen de Europa. Este impuesto ambiental se va a aplicar a partir de septiembre de este año en el caso que las aerolíneas superen un máximo establecido de emisiones de dióxido de carbono. Se calcula que este impuesto costaría a las empresas de transporte aéreo estadounidenses poco más de 3 mil millones de dólares entre 2012 y 2020. Las aerolíneas intentaron defenderse alegando que la Unión Europea no tenía derecho a gravar vuelos intercontinentales que viajaban por el espacio aéreo internacional, pero un tribunal europeo desechó su inconformidad. Todo parecía indicar que no había vuelta atrás, pero en otoño del 2012, el gobierno de Estados Unidos promulgó una ley que prohíbe a las compañías aéreas de ese país participar en el sistema europeo porque consideran que serían recursos económicos transferidos de empresas estadunidenses a las arcas europeas. La moneda está en el aire y continúan las negociaciones entre las autoridades europeas y las aerolíneas. Por lo pronto, Qantas, la aerolínea australiana, está de acuerdo con el plan europeo y ha aceptado comprar bonos de carbono si rebasa los límites de emisión de dióxido de carbono.
David Hodgkinson, ex funcionario de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo dijo al New York Times: “no entiendo por qué la oposición es tan férrea dado que esto es relativamente sencillo y el costo normalmente es bajo y se transfiere a los pasajeros”. ¿Cuánto costaría a los pasajeros este impuesto ambiental? No hay consenso, según la misma nota del New York Times. Algunos analistas calculan un sobreprecio de 5 dólares en el típico boleto trasatlántico, pero otros opinan que podría sería mucho mayor porque los límites de emisiones de dióxido de carbono por aerolínea bajarían cada año y el precio de los bonos de carbono no es estable, varía como las acciones bursátiles.
Las iniciativas para que las aerolíneas compensen el daño ambiental no sólo están siendo discutidas por autoridades, también hay organizaciones civiles que promueven los bonos climáticos entre usuarios de los vuelos. My Climate Foundation es una organización, fundada en 2002 en Suiza, que tiene varios proyectos en marcha en distintos lugares del mundo; uno de ellos en Río de Janeiro para generar electricidad a partir de la basura urbana. (Los imaginarios lectores que quieran consultar los proyectos de esta organización pueden entrar a su canal en YouTube http://www.youtube.com/user/myclimate/videos?view=0)-
Para captar recursos y sostener sus proyectos inventaron lo que llaman el “boleto climático” que consiste en solicitar un donativo a quienes viajan por avión por los efectos que se generan en el medio ambiente por el consumo de la energía necesaria para volar. En su sitio (www.myclimate.co.uk) tienen una tabla que convierte las distancias del vuelo en emisiones de dióxido de carbono y en donativos sugeridos. Por ejemplo un boleto en clase turista en un vuelo redondo Guadalajara-México DF (930 kms.) genera 0.278 tons. para lo cual recomiendan un donativo de seis euros. Desconozco cuántos recursos hayan obtenido mediante el “boleto climático”, pero la idea de fondo tiene lógica económica: pagar por los efectos ambientales de nuestras acciones, aunque por supuesto que no tiene que ser My Climate Foundation la única encargada de cobrar este impuesto ambiental.
Una buena parte de la información para este texto está basada en textos publicados en el blog colectivo sobre temas ambientales “Green”, en The New York Times (http://green.blogs.nytimes.com/)
1 comentario
Me consideró una de las
Me consideró una de las personas que estoy a favor de cuidar el medio ambiente. Sin embargo este tema para mi es un tema más político económico que realmente para apoyo al medio ambiente.
Si estos recursos van a ramos científicos que permitan desarrollar mejores combustibles, o proyectos para generación de energía con mejores rendimientos me parece bien.
Pero la duda esta ¿a quién van realmente estos fondos?
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