Invierno Nuclear
Ernesto Sánchez Proal – Edición
El Presidente Barack Obama ha dado una clara muestra de su liderazgo internacional al organizar la Cumbre de Seguridad Nuclear, la mayor reunión de líderes con este objetivo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945. El principal enfoque de esta cumbre, que terminó el 13 de Abril, se centró en evitar el terrorismo nuclear. Este es el primer objetivo de la cumbre, pero también se enfatizó la no proliferación de armas nucleares y la prevención de ataques con armas nucleares entre países vecinos, como los ultra-enemigos nuclearmente armados India y Pakistán.
El presidente Calderón, fue uno de los 47 líderes asistentes a esta cumbre y de acuerdo a lo reportado por Mural (Abril 13 2010) todos, incluyendo él, apoyaron los acuerdos respecto a los puntos mencionados. ¿Qué tanto debería preocuparle a México el que la India y Pakistan entren en una guerra nuclear? Al final de cuentas están al otro lado del mundo, son países soberanos y el conflicto y los daños – con todo lo condenable que es cualquier guerra y sobre todo afectación a civiles – serían locales.
En caso de uso de armas nucleares, la radiación y destrucción se restringirían a la región en conflicto, ¿cierto?. No precisamente. Hace 25 años, cuando la guerra fría representaba una amenaza real para los ciudadanos de la URSS y Estados Unidos, equipos de científicos mostraron que una guerra nuclear entre estos dos países podría producir un “invierno nuclear”: enormes incendios causados por las explosiones nucleares, especialmente incendios en áreas urbanas, producirían cantidades masivas de humo negro y partículas de aerosol que se elevarían hasta la tropósfera superior, a unos 10 a 15 kilómetros sobre la superficie de la Tierra; la absorción de la luz del sol por esta capa causaría que se calentaran las partículas y subieran aún más hacia la estratósfera en donde permanecerían por años, dado que no hay lluvia a esas alturas que pueda lavarla; los vientos esparcirían esta capa alrededor del planeta en cuestión de semanas.
Esto bloquearía una buena parte de la luz del sol que no alcanzaría a llegar a la superficie, causando una caída drástica de las temperaturas por varios años. Los efectos serían muy negativos en los patrones climáticos y devastadores para la agricultura, provocando hambruna a escala mundial y todas las consecuencias sociales asociadas a esto. Uno de los principales exponentes y divulgadores de este escenario fue el Dr. Carl Sagan y, a raíz del entendimiento del alcance global de las consecuencias de este conflicto, todos los países, grandes y pequeños, demandaron el desarme.
A veinte años de finalizada la guerra fría, la amenaza que parecía extinta vuelve a presentarse. Un estudio presentado en la reunión anual de la Unión Geofísica Americana en Diciembre de 2006 encuentra que aún una guerra nuclear regional de escala pequeña podría tener efectos altamente disruptivos para el clima mundial por espacio de una década o más. En un escenario en donde dos países enemigos entre sí localizados en los sub trópicos usaran bombas nucleares contra ciudades, los científicos estimaron que la cantidad de humo y partículas liberadas produciría un enfriamiento de varios grados sobre grandes áreas de Norteamérica y Eurasia, incluyendo la mayor parte de las regiones productoras de granos. El enfriamiento duraría por años y sería “catastrófico”.
Un peligro real e inminente son la India y Pakistán, además por supuesto de los grupos terroristas. Es impresionante la capacidad tecnológica que ha alcanzado la humanidad, que por un lado ha logrado descifrar el código de la vida pero por el otro puede destruir su propia vida y la de la mayoría de las otras especies, en literalmente una acción de minutos. Es decepcionante también el poco progreso ético del homo sapiens – el mensaje de Pascua del Papa Benedicto XVI se centra precisamente en la necesidad que tiene la humanidad de “un éxodo, que consista no sólo en retoques superficiales, sino en una (profunda) reconversión espiritual y moral”. Por lo pronto hay que reconocer el liderazgo global del presidente Obama en este terreno y apoyar su iniciativa. Necesitamos más líderes auténticos en el mundo.