De mariposas, Copérnico y Teilhard

De mariposas, Copérnico y Teilhard

– Edición


Para Don Clemente, que desde el 22 de Abril de 1999 finalmente Conoce
Uno de los principios de la teoría del Caos, el efecto Lorenz, establece que una pequeña perturbación en una parte de un sistema complejo puede causar un efecto enorme en otra parte del mismo sistema. Se conoce como el “efecto mariposa”: el vuelo de una mariposa en un jardín de Londres puede causar un tifón en el pacífico sur. Esto es, si los efectos de cada variable en el sistema se van acumulando o amplificando. El científico que lo expuso por primera vez, Edward Norton Lorenz, lo aplicó a meteorología – pero puede aplicarse a otras áreas. Es como tirar la primera ficha del dominó y causar el derrumbe de todas las demás. O el caso de una pequeña empresa que tiene un éxito tras otro y va apoyándose en el anterior hasta crecer a talla global (recordemos a Microsoft y cómo le vendió un sistema operativo que no diseñó, el DOS, a IBM a principios de los 80 – la primera ficha del dominó). ¿Extraño o surrealista? No tanto – si pensamos en la misma existencia de la vida animal en el Universo y especialmente de la especie humana. Es realmente difícil de entender cómo, en el Universo en el que vivimos, las cuatro leyes básicas de la física y las variables derivadas de las mismas parecen haber conspirado para que el homo sapiens evolucionara…


Hay algo mucho más extraño que el efecto mariposa, una suerte de “ganarse la lotería” universal que se conoce como “El Principio Antrópico”. En su versión “fuerte”, este principio explica cómo las condiciones del Universo están finamente sintonizadas para permitir el desarrollo de la vida y más aún, de la vida inteligente. Es realmente IMPRESIONANTE entender el nivel de armonía y correlación que tienen que tener aspectos como la edad del Universo, la masa del protón y la constante gravitacional – correlaciones y equilibrios a niveles infinitesimales, para que pudiera darse la vida basada en carbono y que después ésta evolucionara. Aún más, el astrobiólogo Peter Ward, en su libro “Rare Earth”, narra la serie de coincidencias que también tuvieron que darse en el planeta Tierra para permitir la evolución de animales multicelulares hasta llegar al homo sapiens. Parece que somos mucho más especiales de lo que creemos. Copérnico y Darwin tal vez se sentirían menos culpables de haber desplazado al hombre del centro y cima de la “creación”…


La manera racional de explicar esto requiere necesariamente de la existencia de muchos más universos, en donde las variables y leyes de la física tengan valores distintos a los que observamos aquí.  Entonces se vuelve un tema de probabilidades, dado que existen todas esas posibilidades, bueno, pues tocó que en al menos uno de estos universos se de este fenómeno (nosotros)…   y podemos dejar de lado las sospechas sobre diseñadores inteligentes, con barba blanca y túnica del mismo color, que de repente juegan a soplarle a figuras de barro… ¿o sí?  Las características básicas del Multiverso, como se conoce al conjunto de universos paralelos, son algo así como la existencia y procesamiento de toda la información posible (¿omnisapiencia?), la posibilidad de cualquier fenómeno en cualquier lugar (¿omnipresencia?) entre otras características básicas que las religiones le atribuyen a la Divinidad. Esto es, ¿Multiverso = Diseñador? Catch 24.


Parecería que Teilhard de Chardin le está ganando la batalla a Bertrand Rusell. Pero finalmente, el principio del observador que influye en lo observado está aquí más presente que en ningún lado. Desde este punto de vista, es muy probable que necesitemos otra manera de conocer a la realidad, además del método científico, para acercarnos a la verdad. Tal vez Aristóteles no estaba tan errado cuando propuso a la intuición (nous) como una de las formas de conocer. O Einstein con su “imaginación más importante que el conocimiento”. Al final probablemente sería más importante el sentimiento que provoca el ver un cielo lleno de estrellas en una noche de invierno que el conocimiento sobre las distancias, masas estelares, magnitud de luminosidad, edades, etc.

MAGIS, año LXI, No. 504, marzo-abril de 2025, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A. C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Édgar Velasco, 1 de marzo de 2025.

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