Gutierre Aceves cierra un ciclo al frente de Casa ITESO Clavigero

Gutierre Aceves cierra un ciclo al frente de Casa ITESO Clavigero

– Edición 508

Fotos: Oficina de Comunicación Institucional.

Tras más de dos décadas de encabezar uno de los proyectos más significativos en la relación del ITESO con la vida cultural de Guadalajara, el historiador y curador se jubila y agradece que se encontraran su vocación y la de este espacio

“Muy satisfecho y contento”. Así es como Gutierre Aceves afirma sentirse ahora que se jubila, tras más de 20 años al frente de la Casa ITESO Clavigero. “Creo que logré consolidar un proyecto y proponer exposiciones que recuperaban aspectos inéditos del patrimonio y tenían un toque original, todas producidas aquí”, añade, subrayando el que ha sido un rasgo característico del trabajo curatorial que ha encabezado: como explicará más adelante, “la Casa genera sus propias exposiciones”, lo que quiere decir que detrás de cada una hay un profundo trabajo de investigación y búsqueda.

Y esta satisfacción se conjuga con la que le da haber podido vincular su vocación y su experiencia con el proyecto que fue cobrando forma en esta casa que el arquitecto Luis Barragán construyó para Efraín González Luna en 1928, y que la Universidad adquirió en 2001 para ponerla al servicio tanto de la comunidad universitaria como de la sociedad tapatía. 

“Termino muy contento de entregar una casa en condiciones óptimas, y con mucho agradecimiento al ITESO, que me dio esta oportunidad de oro de poder hacer coincidir un proyecto de vida personal con un proyecto de vida institucional”, reconoce. Formado en Historia del Arte en la Ibero Ciudad de México, y con una larga experiencia profesional en recintos como los museos de San Carlos, Nacional de Arte, Franz Mayer o el Instituto Cultural Cabañas, del que fue director, Aceves se integró al ITESO en mayo de 2004 invitado por Alfonso Hernández Barba, entonces director del Centro de Promoción Cultural. 

Gutierre Aceves y Verónica Zaragoza, sudirectora del Museo del Virreinato, en la inauguración de la expo Miguel Cabrera y los jesuitas en la construcción de la cultura mexicana, en la Casa ITESO Clavigero.

Héctor Acuña, SJ, quien era el rector del ITESO en ese tiempo, le propuso a Aceves trabajar para que la casa, que hasta entonces operaba principalmente como galería para exhibir el trabajo de artistas contemporáneos, funcionara en torno a tres ejes fundamentales: la exploración y la conservación del patrimonio, la reflexión sostenida acerca de la vida de la ciudad (la memoria de Guadalajara) y la preservación y la difusión del legado jesuita.

“Le dije que entendía perfectamente lo del patrimonio regional, los temas de la ciudad, pero que no entendía qué papel iba yo a tener en lo referente al legado jesuita”, admite Gutierre. Con la libertad de trabajar con quien considerara necesario para abordar este eje, hizo entonces mancuerna con el investigador Alfonso Alfaro, uno de los conocedores más avezados de la historia de la Compañía de Jesús y cuya labor ha sido clave para la Casa a lo largo de estas dos décadas en las que se suman 62 exposiciones. “Alfonso está etiquetado aquí, al igual que yo”, bromea Gutierre.

Al tanto de la dimensión formativa que debe tener un espacio universitario como este, el trabajo realizado se ha propuesto que la Casa sea una ventana desde la que el ITESO mira a la ciudad, y viceversa, propiciando experiencias de encuentro con el arte y con la historia que difícilmente pueden encontrarse en otros lugares. “Algo que es fundamental, no sólo para los estudiantes del ITESO, sino también para los visitantes en general, es que las exposiciones se plantean no como algo explícitamente didáctico: todo está pensado para poder disfrutar de la obra, para enfrentarse directo a la obra. Para que las personas miren”.

Piezas de la exposición El gusto: mirada y letra. Bodegones y recetarios.

El trabajo de curador

Una de las labores principales de Gutierre Aceves como coordinador de la Casa ITESO Clavigero ha sido la curaduría, un oficio que a lo largo de los años que tiene ejerciéndolo ha ido evolucionando. Su trayecto en este terreno comenzó cuando la Academia de San Carlos se mudó a Xochimilco, en 1979, y abrió una galería, a la que fue llamado a colaborar. Y luego fue abriéndose camino por cuenta propia. “Tenía una habilidad para organizar los materiales, para seleccionarlos y contar una historia con ellos. Mi primera exposición, ya como curador independiente, fue Tránsito de angelitos. Iconografía funeraria infantil, en el Museo Nacional de San Carlos, en 1988. Ahí aprendí todo lo que había que aprender, y a partir de esa exposición ya nunca paré. Después me contrató el Munal, para una exposición de Hermenegildo Bustos, y luego el Marco… Pero el término ‘curador’, cuando hice la primera, la de los niños [Tránsito de angelitos…], no estaba de moda. Se entendía más como curador a la figura que cuidaba la colección, el que decidía si se restauraba la obra, si se prestaba, si había que depurar la colección, si se adquiría una pieza”. 

Pero, con el paso del tiempo, “el papel de curador comenzó a cobrar protagonismo, sobre todo en el arte contemporáneo”, añade Gutierre, y enseguida aventura una idea que ha estado dándole vueltas últimamente: “Hay una cosa, que la estoy reflexionando, pero no la tengo todavía del todo clara; tengo la conciencia de que es así, pero no he podido crear una definición. Hasta la fecha, sigo haciendo curaduría que considero como la museografía: que entre menos se note, mejor. Tradicional. Pero, sin darme cuenta, empecé a involucrar cada vez más mi mundo personal con la curaduría, explorando la relación con el texto”. Y repasa algunos ejemplos: las exposiciones Castillo interior: presencia de Santa Teresa en una morada de Luis Barragán (2015), El santo olor de la panadería (2013), Santo Santiago y los tastuanes (2018), Fragilidad y belleza: un diálogo con el Licenciado Vidriera (2017), que se han materializado a partir de esta exploración. “No se usa este nombre, es un término que se me ocurrió: ese tipo de exposiciones son curaduría personal o curaduría de autor”, que consiste en concebir una experiencia a partir del texto, y es algo que ha pensado a partir de su amor por el cine, por realizadores como Fellini, Bergman, Visconti. “No quiero que suene pretencioso, es sólo que se te vienen las ideas y las ajustas”.

Tras concluir esta etapa de su vida profesional, Gutierre Aceves seguirá colaborando con la Casa ITESO Clavigero como asesor, y dedicará también tiempo a escribir, con la finalidad de recuperar la memoria de lo que ha podido hacer, ver y entender gracias a esta labor, con la que este espacio universitario se ha convertido en uno de los puntos más relevantes para la actividad cultural de Guadalajara. Al frente de la Casa se desempeña ya como coordinador Bernardo González Huezo, académico del Centro de Promoción Cultural del ITESO. 

Un recinto excepcional, un promotor excepcional

Por Alfonso Alfaro

Visita de Juan Duarte Cuadrado, embajador de España, a Casa ITESO Clavigero.

Una de las tareas más importantes de una universidad consiste en vincularse con la sociedad de la que emana y a la que busca fecundar a través de la investigación y la docencia. Su visibilidad pública depende en buena medida de la capacidad que logre desarrollar para hacerse presente en el entorno inmediato; su posicionamiento en los ámbitos mayores (nacional, planetario) puede difícilmente consolidarse sin ese primer influjo en el espacio que la circunda. El ITESO dispone para esos fines de un instrumento de excepción: la Casa ITESO Clavigero. La ubicación excéntrica y autocontenida del arbolado plantel universitario, que brinda amplitud y un contacto armonioso con la naturaleza, se ve complementada con una sede académica enclavada en una zona que ha llegado a ser un epicentro de la vida urbana.

La figura de su constructor, Luis Barragán, uno de los artistas más relevantes de su generación, otorga a la finca un prestigio que trasciende las fronteras. Su propietario original fue Efraín González Luna, quien desplegó una actividad ilustre en el mundo de la cultura y de la vida pública y estuvo profundamente ligado a la tradición intelectual de la que forma parte el ITESO. Estas circunstancias confieren una posición privilegiada al edificio que funge como la puerta abierta de la Universidad, como su fachada visible y cotidiana.

Al disponer de un recurso excepcional de esa naturaleza, la Universidad ha promovido para la Casa una estrategia de vinculación cultural basada en tres ejes: el desarrollo de los recursos patrimoniales, la incidencia en la vida cívica y la exploración del legado que da al ITESO su especificidad respecto de las demás instituciones educativas: la tradición científica y pedagógica que la Compañía de Jesús ha cultivado a través del orbe a lo largo de casi medio milenio.

Exposición Búsqueda y encuentro, la mirada de un coleccionista.

En una sociedad como la nuestra, cuyos nexos culturales son tan distendidos, y fragilizada, además, por una endeble conciencia histórica que obstaculiza la formulación de proyectos de concordia de largo plazo, es natural que la Universidad haya considerado los asuntos relacionados con la detección, el cuidado y la promoción del patrimonio compartido (base de toda conciencia cívica funcional) como asuntos de importancia estratégica.

Hace 21 años, el ITESO encargó la coordinación de este recinto singular a una personalidad singular. Gutierre Aceves se había formado en un colegio y en una universidad jesuitas en León y en Ciudad de México como un brillante historiador del arte. Su sensibilidad y su trayectoria han hecho de él un reconocido experto en las disciplinas de la conservación patrimonial y un verdadero artista de la comunicación museográfica ampliamente celebrado por sus pares.

Su infancia misma había transcurrido en un entorno regido por el refinamiento estético expresado a través de un coleccionismo exigente y versátil, lo que le permitió desarrollar una relación particular con los objetos y las prácticas culturales hecha de familiaridad, erudición y una inagotable y contagiosa creatividad.

Guiado por esos impulsos, ha podido consagrar su vida profesional a detectar, reconocer y preservar objetos y prácticas de valor patrimonial relevante y a hacerlas accesibles y darles valor a través de dispositivos museográficos capaces de estimular el interés y la sensibilidad del público para desentrañar su complejidad estética, histórica y social.

Encuentro, obras de Mathias Goeritz en la arquitectura de Luis Barragán.

Su afán por la salvaguarda del patrimonio urbano y regional lo ha impulsado a recuperar y consolidar acervos documentales y fotográficos que han enriquecido a la Universidad y han estimulado la reflexión crítica y la investigación.

Las exposiciones que ha concebido, curado y montado han permitido explorar tanto los territorios de la alta cultura como los de corrientes y prácticas considerados marginales; han sido ocasión para hacer accesibles los saberes de artistas y comunidades poco explorados (por medio de indagaciones acerca de la cerámica, los textiles, la cocina, el vidrio…). Su horizonte ha sido planetario, atento a los ecos de otras civilizaciones. Las expresiones artísticas de las sociedades prehispánicas, europeas y virreinales, así como las de las culturas modernas y contemporáneas han dado lustre a los muros del recinto; las tradiciones barriales, lo mismo que la dramaturgia viva de origen rural o periférico, han sido objeto de un escrutinio respetuoso y cálido.

Una característica específica de la actividad de la Casa en estos años ha sido el hecho de que todas sus exposiciones fueron objeto de curadurías originales, lo cual contrasta con la frecuencia con la que numerosos centros culturales universitarios (y no sólo ellos) acogen muestras ya constituidas previamente, y limitan su labor a fungir como galerías de exposiciones. Desde esta perspectiva, su contribución a la labor pedagógica de la Universidad ha sido sumamente relevante.

La Casa ITESO Clavigero es hoy un espacio donde los diferentes departamentos de la Universidad dialogan con públicos diversos acerca de asuntos como los desafíos en torno a los derechos humanos, la construcción de los tejidos sociales, los horizontes de la investigación científica y el futuro tecnológico, el cuidado de la naturaleza, el mundo de la empresa, el urbanismo…

Subasta de arte en beneficio de la Fundación Loyola.

El edificio, fiel a su origen, se ha convertido en una etapa indispensable en todos los circuitos internacionales que estudian y cultivan las aportaciones estéticas y culturales de Luis Barragán.

Por iniciativa de la Casa, se organizaron en el ITESO los primeros foros, ciclos y viajes de estudio para explorar el legado artístico, científico y educativo de la Compañía de Jesús, que sigue siendo una línea fundamental de sus propuestas. A título de ejemplo, todos los volúmenes que la editorial Artes de México ha consagrado a esos temas tuvieron como antecedente o consecuencia una exposición o un proyecto esbozado en su entorno.

La trayectoria de rigor y competencia que ha desarrollado la Casa a lo largo de estos años la ha dotado de una sólida reputación de confiabilidad; el vasto y afectuoso tejido de relaciones profesionales de su director le han permitido beneficiarse del apoyo entusiasta y generoso de los museos, de los coleccionistas y de instituciones y colaboradores externos, que se ha convertido en un recurso invaluable. Una de las exposiciones que cierran este ciclo ha sido precisamente fruto de la colaboración entre el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y la Casa ITESO Clavigero, una muestra que hubiera podido ser acogida con gran interés en los más prestigiosos recintos públicos o privados.

Exposición Visitaciones, el Museo Regional de Guadalajara en la Casa ITESO Clavigero.

A todas estas consideraciones es preciso añadir una más, difícilmente cuantificable: la atmósfera de bonhomía, el talante de respetuosa cordialidad que su coordinador ha hecho reinar en la Casa tanto entre los colaboradores internos y externos como en su trato con el público. A través de esfuerzos tan visionarios como consistentes que se remontan al rescate del edificio y que abarcan ya a una generación entera de funcionamiento institucional, el ITESO ha sabido dotarse de un centro cultural de excepción. Para impulsar y animar un organismo de esa naturaleza tuvo la necesidad de una personalidad igualmente excepcional: un profesional supremamente calificado, un administrador eximio capaz de suscitar armonía y espíritu de colaboración y de hacer rendir al máximo los recursos materiales, un verdadero artista capaz de formular propuestas originales acerca del manejo de los objetos y de las prácticas culturales (es decir, del patrimonio) y de la museografía (es decir, de la dramaturgia y de la comunicación), aunado todo esto en una misma persona. El ITESO ha tenido la fortuna de encontrarlo y el mérito de saber conservarlo.

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MAGIS, año LXI, No. 508, noviembre-diciembre de 2025, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A. C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Édgar Velasco, 1 de noviembre de 2025.

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