La continuidad de los parques
Eduardo Quijano – Edición
para Ana por 17 años de caminos compartidos,
Los parques me acompañan. No importa la ciudad. A donde he ido son referencia: en sus rincones de verdor, en sus bancas, en sus trazos convencionales o ingeniosos, en el aire y luz que roban a la agitación cotidiana, disfruto de espacios liberados, sitios propicios para citas, encuentros furtivos y prácticas clandestinas y utilitarias. El parque, en sus usos ambiguos, activa una imaginación difusa, ayuda a crear zonas íntimas y relatos secretos. Estar en un parque es sentirse libre adentro de una convivencia que no exime de ruido, vagos, bichos, vendedores, niños traviesos, amantes desaforados. Como bien público, es un locus amoenus donde el paseo y la experiencia sensorial están al servicio de la civilidad y de la indispensable soledad. Cada vez que puedo, esté donde esté, regreso a los parques, como a la conocida vecindad, sombra para el descanso o el meditado extravío; en el parque me abro al deseo y a la lentitud, puedo comer, aislarme y, a la vez, incluirme en la pantalla densa y apacible de una sociedad efímera.
1 comentario
Estimado Dr. Quijano,
¿Cuáles
Estimado Dr. Quijano,
¿Cuáles son sus parques favoritos? Cada ciudad tiene uno diferente y bonito… le pido por favor que escriba más seguido.
Amira
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