Tras la desaparición de 43 normalistas el 26 de septiembre de 2014, en México se levantó una oleada de indignación que pronto recorrió el mundo. Parecía que se había llegado a un colmo. Pero ante la actuación titubeante de un Estado cada vez más debilitado y distante de la sociedad, ésta ha visto cómo ese colmo no fue tal: la violencia persiste, así como la corrupción y la impunidad que la hacen posible; la economía nacional pierde piso y el gobierno se obstina en políticas erráticas. No obstante, los jóvenes han recuperado un papel protagónico: acaso en su actuación esté lo único rescatable del año transcurrido desde aquella noche Leer más...