Isla Ellis: Welcome to America
Dos mil pasajeros se amontonan sobre literas superpuestas, en dormitorios sin ventanas, sin ventilación y prácticamente sin luz. Aguardan. Son pasajeros de tercera clase y provienen de “pueblos aplastados, oprimidos, avasallados, masacrados; clases explotadas, hambreadas, asoladas por la epidemia… irlandeses cuyas cosechas fueron devastadas, liberales alemanes acorralados luego de 1848. Polacos, armenios, griegos, turcos, italianos que morían de cólera y miseria”. Todos viajan hacia la Isla Ellis, en Nueva York, cuenta Georges Perec,1 el lugar que “durante varias decenas de años sería el último punto de un éxodo sin precedentes en la historia de la humanidad: entre 1892 y 1924, unos dieciséis millones de personas pasaron por Ellis Island, a razón de cinco a diez mil por día”. Para los emigrantes con dinero, desembarcar no era un problema; en cambio, el resto debía esperar el registro, la inspección médica, ser interrogados (“¿Tiene amigos aquí?”). Confiar en que el viaje había concluido por fin: Welcome to America.
Lewis W. Hine, fotógrafo y profesor de la Ethical Culture School de Nueva York, retrató a estas familias e individuos como parte de un proyecto universitario sobre la también llamada Isla de las Lágrimas. Lewis Hine fue un sociólogo estadunidense que utilizó la cámara como una herramienta documental y didáctica. Al parecer, luego de vivir instantes conmovedores (descritos en los pies de foto de sus imágenes), prefirió no sólo registrar el paso de los inmigrantes, sino asumir una postura crítica: “Ascendiendo hacia América. Isla Ellis, 1905”, por ejemplo, muestra a un grupo de eslavos formados en una escalera, a la espera de llegar a la puerta de entrada. Se trataba de un procedimiento aduanal de selección: en la imagen no aparecen los médicos, que observan desde arriba a los pacientes y sus dificultades para subir. Se sabe que la intención era examinar y depurar. “Quería mostrar cosas que debían corregirse”, declaró Lewis Hine alguna vez a propósito del trabajo infantil, las condiciones insalubres y el hacinamiento que había constatado.
Los inmigrantes que lograron pisar suelo estadunidense aceptaron trabajos duros y mal pagados. Construyeron, de manera anónima, la potencia mundial en que se convirtió Estados Unidos. Entre 1870 y 1914, el crecimiento demográfico, la densificación de las áreas urbanas y los saberes y oficios de los diferentes grupos étnicos se convirtieron en factores que potenciaron la economía.
A pesar de las mejoras que se instrumentaron —comedores, áreas de recreación, etcétera—, el ingreso a la isla fue cada vez más restrictivo hasta convertirse en un “lugar de reclusión de aquellos extranjeros considerados como enemigos o sospechosos”. Cerró en 1954.
Actualmente es un museo y sólo el edificio principal permanece abierto al público. m.
1. Georges Perec, Ellis Island. Editorial Libros del Zorzal.