Intervallum

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Intervallum

¿Cómo hablar del silencio, las distancias, los sonidos, las palabras, los objetos, los lugares, nuestros cuerpos, los aromas, los recuerdos, las personas, los afectos, el tiempo y el no tiempo, lo que sentimos?

¿Cómo hablar de lo que nunca conocimos y que de golpe nos atraviesa sin aviso? ¿Cómo hablar del aislamiento social?

La cuarentena llegó casi de sorpresa. No dio suficiente tiempo para pensar ni para prever. Sólo para transitarla y permanecer: un movimiento interno constante de aparente quietud exterior en la que todo parecía detenido. I n t e r v a l l u m es un destiempo de ventanas abiertas hacia adentro. La intimidad de un tiempo detenido en cuarentenas, en caleidoscopios a través de fronteras, distanciamientos y esperas. Nuestras miradas de este intervalo interior desde distintos lugares, un diario personal en construcción continua.

La pandemia y el confinamiento nos encuentran a cada una de nosotras en una ciudad distinta de Latinoamérica, donde esta realidad irrumpió con características propias en cada lugar, y comunes a todos ellos a la vez: Buenos Aires, Guadalajara, Lima, Quito. Nos propusimos encontrarnos en la distancia y el aislamiento para hilar nuestras historias como el diario de la intimidad de una cotidianidad difícil de describir pero profundamente sensorial, íntima, individual y colectiva a la vez.

Adentro. Mirar hacia adentro lo que está dentro y fuera de nosotras. Sentirlo. Sentirnos. Volverlo imagen. Y palabra. Cercano a pesar de las distancias. Presente a pesar del aislamiento. Vivo en ochenta y cuatro días.

Latido de la intimidad de este tiempo suspendido, en donde nos encontramos en el devenir de nuestros relatos..

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Lima, 17-03-2020, 16:00

Cuando llegué a vivir a Lima y a este departamento, una de las cosas que me perturbaron fue tener un edificio con balcones al frente del mío. Con el tiempo aprendimos a ignorarnos, a asomarnos a la ventana, a salir al balcón intentando no tener contacto visual. Durante estos días después del aplauso de las 8pm hemos aprendido a saludarnos y a decir hasta mañana. No sabré sus nombres, pero por lo menos ayuda a no sentirme tan aislada en estos días de soledad.

María Portaluppi.

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Buenos Aires, tengo que mirar qué fecha es para escribirla: 22-03-2020.

Despierto, no sé bien qué hora es. Es domingo, tuve que pensarlo.

Van 9 días de cuarentena, tuve que calcularlos. Creo que debería dejar de contarlos.

Me desperté y sentí por primera vez el peso de los días como algo que se desploma de golpe y deja ese eco después, vacío.

Extraño tu olor entre las sábanas, esa tregua contra el mundo. Ahora más.

Adriana Almagro.

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Guadalajara, 05-04-2020, 18:30

La casa se vuelve un lugar donde encontrar la novedad, recorro cada espacio, me lo aprenderé de memoria, afuera hace un tiempo perfecto, jacarandas, calor, calma aunque aún se registra mucho movimiento, seguimos en fase 2. Lo inevitable por venir. 

Paula Islas.

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Lima, 21-03-2020

Desde hace aproximadamente siete años no vivo en Guayaquil con mi familia, siempre vuelvo, pero nunca para quedarme. Durante esos siete años (y más) nos comunicamos más o menos dos veces por mes. Aunque las cosas han cambiado desde la aparición del WhatsApp, para que mi papá me envíe videos de dudosa procedencia y mi madre alguna cadena religiosa para que me mantenga a salvo, durante estos días nos llamamos todos los días para buenas y malas noticias. Sin embargo, nunca me he sentido tan lejos de ellos.

María Portaluppi.

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Quito, 21-03-2020, 19:31

Rara vez nos encontramos con vecinos en el edificio. Por su arquitectura, es difícil verse con alguien, salvo con el guardia. Con un par de ellos tenemos una relación que no va más allá de la cordialidad del “buenos días”, “buenas tardes”, “¿cómo estás?”. Hoy los vecinos de arriba trajeron varios panes y nos dieron uno a nosotros. Haciendo comunidad y apoyándonos entre todos.

Yolanda Escobar Jiménez.

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Buenos Aires, 26-03-2020

Anoche por primera vez apenas dormí.

Me despertaba de a ratos y descubría mis puños cerrados, mi cuerpo un ovillo.

Me estiraba despacio entre las sábanas tratando de sentir suavidad y volver a dormir.

Pasé la noche así, ovillo que se estira y se contrae.

Ya de día soñé que prohibían estar dentro de las casas.

Llevo 13 días de cuarentena.

Adriana Almagro.

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Buenos Aires, 28-03-2020

Duermo con las ventanas abiertas. Los sonidos en los departamentos vecinos me hacen sentir más acompañada. 

Adriana Almagro.

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Lima, 27-03-2020, 14:00

Kit de cuarentena. Nota: El vino es para casos de emergencia.

María Portaluppi.

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Guadalajara, 16-04-2020, 20:50

Hace dos días que sentí un bajón emocional y ya hoy me duele la espalda, tengo cólicos y mucho sueño. De pronto sentir al cuerpo cambiar me hizo pensar que tal vez tenía los síntomas del coronavirus. Odio sentirme con miedo, un miedo que de momento se me quitó con una sobredosis de chocolate. Mi cuerpo está acostumbrado a los ciclos, al cambio, al dolor, a desechar sangre y experimentar múltiples emociones a partir de esto. Sé que no todo el mundo puede entenderlo, pero ayuda ser consciente, para lidiar con la frenética idea del mundo ahora.

Paula Islas.

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Quito, 23-03-2020, 11:10

Llevo nueve días sin usar brasier, sin maquillarme —tampoco es que me maquille mucho-— y sin peinarme. Me ducho, me agarro el cabello y listo, me pongo ropa cómoda para estar en casa y a comenzar el día, más tarde de lo normal pero aún de día.

Yolanda Escobar Jiménez.

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Guadalajara, 23-04-2020, 17:55

El cuerpo experimenta cambios, todo el tiempo, de por sí el proceso de ya no ser joven es duro, pensar en que ahora el cuerpo mismo es el protagonista de un sistema vulnerable, de ofensivas incomprensibles y aún sin cura, descoloca, pero es inevitable observar cómo ha sido el mismo siempre. Entonces, cómo es que está constituido desde sus fortalezas y cómo es que va a librar la batalla de esta afrenta biológica se convierte en una metáfora de la vida hoy, de la mano de todas las emociones que lo acompañan. 

Paula Islas.

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Lima, 08-04-2020, 00:30

Anoche me fui a acostar con dolor de garganta y de cabeza, con la paranoia de haberme contagiado. Hoy me desperté bien y lo primero que hice fue realizar gárgaras con agua y sal, como dice el doctor del video de “Cómo salvar al Perú en 7 días de forma barata”. Paranoia, creo que ésa es la palabra que más me define en estos días, que está ahí guardada y no la reconozco cuando me preguntan cómo estoy, pero salta al más mínimo detalle cuando ni lo tenía planeado.

María Portaluppi.

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Quito, 29-03-2020, 17:33

Parece que Nina —la niña que vive arriba— estará de cumpleaños mañana; ha preguntado varías veces si ya es “el día”. Las voces y ruidos de “los de arriba” son de los pocos sonidos fuera del departamento que escuchamos durante el día: gritan, juegan, lloran, charlan. Nuestra vista es a la montaña, no vemos calles, ni vecinos del otro lado de la acera… esos sonidos nos hacen sentir acompañados.

Yolanda Escobar Jiménez.

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Buenos Aires, 03-04-2020

Creo que van 22 días de cuarentena.

Mi relación con algunas personas va cambiando, de manera profunda y en silencio incluso con algunas.

Mis estados de ánimo van cambiando, en el mismo día al inicio de la cuarentena. Con los días ahora.

La segunda semana fue la más difícil.

Poder ubicar qué emociones eran resultaba confuso por momentos.

La relación con mi casa va cambiando, siento de modo diferente los espacios.

En los primeros momentos en que sentí mucho miedo tardé en identificar qué era lo que sentía.

Éste era el lugar que más tranquilidad y seguridad me hacía sentir en esos momentos.

En el agua, en silencio. 

Adriana Almagro.

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Guadalajara, 29-05-2020, 18:00

Atravesamos un periodo de transición del cual es difícil salir iguales; eso sin duda me obligó a conectar muy profundamente con deudas que tenía hacia el interior conmigo misma. Esta fuerza interior que, capaz, será obligatoria para el caos que se avecina. 

Paula Islas.

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Lima, 25-03-2020

Me levanto, hago el desayuno, lavo los platos, la ropa, barro, pinto, almuerzo, lavo los platos de nuevo, barro un poco más, trapeo. Todas estas actividades en piloto automático, hacer cosas sin pensar, porque mi cabeza no está aquí, está allá en Guayaquil donde las cosas no están nada bien, donde está mi familia, donde mi hermana se está haciendo cargo de mis padres, de mis tías, de mi hermano. Es aprender a estar cuando no estás, es aprender a escuchar las noticias como si fuera una radio que se quedó prendida.

María Portaluppi.

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Quito, 30-03-2020, 21:46

Las tareas de la casa las hemos dividido, ya cada uno sabe lo que tiene que hacer y se hace. Nos hemos acompañado bien y en tranquilidad; cuando no llueve salimos a la terraza y pasamos largo rato ahí, cada uno en lo suyo y a ratos los dos en lo mismo. A veces, nos quedamos prendados de nuestra vista.

Yolanda Escobar Jiménez.

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Buenos Aires, 04-04-2020

A lo largo de mi vida he vivido en lugares distintos, muy distintos, en distintas condiciones, ciudades y paises.
Mi casa de ahora es mi casa, mi espacio de yoga, mi oficina.

Y todo eso junto en cuarentena.

En un solo ambiente.

23 días de cuarentena. La relación con mi cuerpo también va cambiando. No pude hacer una sola práctica  los primeros diez días, por el estrés que tenía. De a poco mi cuerpo y yo volvemos a encontrarnos. Nada está quieto en cuarentena. Aunque parezca detenido. Nada quedará como antes. Y en una gran medida eso me gusta. A pesar de lo terrible. 

Adriana Almagro.

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Guadalajara, 14-05-2020, 8:00

La nueva normalidad. No sé si pensaremos este tiempo como antes de y después de: distancia, mascarilla, alcohol en gel y lentes. Hoy hablaba con una amiga sobre las desgracias que nuestra generación ha vivido, el temblor del 85, la crisis del 94, más crisis, devaluaciones, más temblores y ahora la pandemia.

Paula Islas.

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Quito, 21-05-2020, 6:41

Ayer me llevó mucho tiempo quedarme dormida y hoy desperté más temprano de lo habitual. Ya pasaron casi setenta días, mi cuerpo comienza a manifestarse.

Yolanda Escobar Jiménez.

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Lima, 13-05-2020, 10:00

Viendo las cosas de otra forma. Ahora que empiezo a recoger las cosas de mi departamento y tengo el tiempo de ver el antes y el después, me pongo a analizar qué es lo que realmente hace que llamemos a un lugar, hogar. Una amiga, que también se planteó ese tema, llegó a la conclusión que hogar es donde ella, su esposo y su perra estén. Pero, ¿qué pasa si sólo eres tú? Entonces, ¿es donde te sientas cómoda, donde puedas poner las cosas más queridas para ti, el lugar donde te vas a acostar todas las noches? No lo sé, después de tantas idas y venidas todavía no sé responder esa pregunta.

María Portaluppi.

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Buenos Aires, 18-04-2020

Desde hace unos días es obligatorio el uso de barbijos o tapaboca en la vía pública. No usarlo en la ciudad de Buenos Aires supone una multa de entre más de 10 mil pesos (más de 150 dólares) hasta más de
79 mil pesos (casi 1,200 dólares). Para locales comerciales que permitan el ingreso de personas sin protección la pena es clausura o inhabilitación.

Desde el gobierno piden hacerlos y no comprar, dejarlos para el personal de Salud porque no alcanzan.

En el interior de edificios es obligatorio usarlo en espacios comunes.

No salgo a comprar comida: le compro a cooperativas de trabajadores agrupadxs que reparten a domicilio. Hay mucha demanda y demora en la entrega. Recibir un pedido de alimentos es todo un operativo de prevención previo a salir y al volver a mi departamento aun sin salir del edificio: vivo en una torre de 15 pisos, ocho departamentos por piso. 120 departamentos.

Un solo edificio.

Hay muchos edificios así en Buenos Aires. No es de los grandes. Esto es habitual.

Salir supone (entre muchas medidas preventivas de no contacto con personas ni cosas en el trayecto por el edificio), por ejemplo, esperar a poder usar el ascensor sola. Sin otras personas. Cada compra la pienso mucho, muchísimo en su real necesidad antes de “enfrentarla”. Mis zapatos quedan afuera del departamento. La ropa que uso es sólo para salir a esto y luego a lavarla. Hay indicaciones así en casi todos los edificios de este estilo: con tanta gente. En esas bolsas en el suelo: mi billetera, llaves y cosas de los bolsillos a desinfectar. Quien sabe cómo podría sostener esto si tuviera que ir y venir a mi trabajo diariamente y no poder trabajar desde casa. 

Adriana Almagro.

    MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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