El Festival que se nos viene

El Festival que se nos viene

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A partir del 25 de marzo y hasta el 1 de abril se llevará a cabo la edición 26 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Ahora, luego de años de concentrar sus actividades en un céntrico centro comercial, se nos vuelve underground, pues el grueso de las exhibiciones tendrá lugar en el complejo de salas que se ubica bajo tierra, en la plaza Milenium.



             Lejanos parecen ya los tiempos de la Muestra de Cine Mexicano, que consiguió que el público tapatío volviera a ver su cine sin tener que avergonzarse por ello. Lejanos, los tiempos en que los largometrajes nacionales de ficción constituían el pretexto para hacer fila a la entrada de la sala del Cabañas, del Cinematógrafo y luego del Cineforo. Hoy día, el Festival ya no se hace presente en la mayoría de esas salas (algunas ya ni existen), y en dicha sección se concentra lo que menos llama la atención.


Este año habrá que conceder la duda, pues nueve de las 14 cintas que pelean por el Mayahuel son óperas primas. Con suerte y más de alguna de ellas resulta una sorpresa (positiva, para variar). En particular llaman la atención dos películas, ambas dirigidas por mujeres: El premio (2011) y Asalto al cine (2010). La primera, escrita y dirigida por Paula Markovitch (coguionista de Temporada de patos y Lake Tahoe de Fernando Eimbcke), es hasta cierto punto autobiográfica, se ubica en los años setenta del siglo anterior, cuando en Argentina se vivía bajo el régimen del terror militar, y sigue las vicisitudes de una niña que pone en riesgo a sus padres, que son disidentes políticos. Por su fotografía y diseño de producción la cinta obtuvo el Oso de Plata a la mejor contribución artística en Berlín. La segunda, dirigida por Iria Gómez, sigue a cuatro jóvenes ociosos que deciden asaltar un cine. La aventura reserva pocas ganancias pero amenaza con acabar con lo único que tienen: su amistad. En San Sebastián, Gómez recibió el premio Casa de América. 


            Si de ficciones se trata, la Sección Iberoamericana concentra lo más atractivo. Algunas de las películas que aquí compiten ya han sido galardonadas en otros festivales y más de alguna asume riesgos temáticos y formales. Habrá que ver los juegos eróticos que registran Vladimir Cruz y Jorge Perugorría (protagonistas de Fresa y chocolate) en Afinidades (2010), su primera película como realizadores. El plato fuerte de la sección es También la lluvia (2010), de la española Icíar Bollaín. Ésta lleva a la pantalla un guión de su pareja, Paul Laverty (guionista de cabecera de Ken Loach, de Buscando a Eric, entre otras), y sigue los conflictos por la privatización del agua en Bolivia mientras ahí filma un equipo español una película sobre Cristóbal Colón. No menos atención merece Amador (2010), la más reciente entrega de Fernando León de Aranoa, quien consiguió justificada celebridad por Los lunes al sol (2002) y Princesas (2005) y ahora da cuenta de los dilemas de una mujer inmigrante que se hace cargo de un anciano moribundo.


            Lo mejor que ofrece el Festival, desde mi perspectiva, es el documental (y habrá que aprovechar para ver tantos como sea posible, porque la mayoría de los que por aquí desfilan no vuelven). La Sección Iberoamericana se viste de gala con Nostalgia de la luz (2010) del chileno Patricio Guzmán, quien es un guerrero del género y se ganó un lugar de privilegio en el paisaje latinoamericano por la monumental La batalla de Chile (1977-1980). Ahora concibe un sensible paralelo entre los astrónomos que sondean el cielo desde el desierto de Acatama y las personas que buscan en el suelo los restos de sus desaparecidos, pues el gobierno de Pinochet tiró ahí desde el aire los restos de muchas de sus víctimas. En Al final de la escapada (2010) el español Albert Solé sigue la lucha por morir dignamente de un hombre que combatió a Franco y a más de una dictadura centroamericana. La eutanasia se convierte aquí en un asunto de congruencia casi revolucionaria.


            El documental mexicano no se queda atrás, y ofrece un programa amplio y diverso. Particular atención habrá que poner en las cuatro producciones locales en competencia, dos de las cuales son dirigidas por jóvenes egresados del ITESO (Ch’ulel de Jorge Creuheras Orozco y Aquí sobre la tierra de Mauricio Bidault). Ch’ulel ofrece un recorrido por los paisajes y la espiritualidad chiapanecos, mientras que Aquí sobre la tierra sigue a un grupo de nahuas hidalguenses que laboran en Guadalajara. También de producción local es Alejandro Colunga, fogonero del delirio (2011) de Gustavo Domínguez, quien echa mano de diversos registros para dar cuenta de la vida, obra y milagros del artista epónimo. Everardo González, quien consiguió notoriedad con Los ladrones viejos (2007) y La canción del pulque (2003), se hace presente con El cielo abierto (2011), en el que ingresa a la intimidad del combativo sacerdote salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, pilar de la dignidad latinoamericana y víctima de la sinrazón militar. Agnus Dei-Cordero de Dios (2011) de Alejandra Sánchez registra el calvario de un joven que en su infancia sufrió abusos de un sacerdote que aún sigue oficiando. Circo (2010), del norteamericano Aaron Schock, sigue por diversos lugares al Circo México, el cual es una tradición con mucho pasado pero con un futuro incierto.


            La figura del Festival, sin duda, habrá de ser el alemán Werner Herzog, uno de los grandes del cine mundial y de quien se ofrece una amplia retrospectiva que incluye casi la totalidad de su obra. Herzog será homenajeado y participará en otras actividades, pero como es casi un hecho que habrá que hacer cola tan sólo para conseguir un autógrafo, lo que queda es ver sus películas. Y ésta es una buena ocasión para ver (o volver a ver) en pantalla grande las ficciones célebres del teutón, como Aguirre, la ira de Dios (1972), Nosferatu, el fantasma de la noche (1979), con la bellísima Isabelle Adjani, Fitzcarraldo (1982), El enigma de Gaspar Hauser (1974); no habrá que dejar pasar, tampoco, sus documentales más memorables, como Lecciones de oscuridad (1992), La rueda del tiempo (2003), Encuentros en el fin del mundo (2007) y su más reciente entrega, La cueva de los sueños olvidados (2010).


            De Israel, el país invitado, bien vale la pena estar al pendiente de las películas de Amos Gitai, quien gusta de echar mano del planosecuencia para dar cuenta con ánimo autocrítico de las contrariedades sufridas y provocadas por su país. La historia y la actualidad conviven en su obra, y no habrá que dejar pasar por ningún motivo Kippur (2000), que sigue a un grupo de soldados israelíes en la guerra de Yom Kippur, que inició en 1973.


            Como puede verse, la oferta es amplia y diversa. No queda, pues, sino sacar la agenda…

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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