HISTORIAS REDONDAS 6

HISTORIAS REDONDAS 6

– Edición

Mundo Balón:  ¿sólo evasión?

  (Publicado en Mural, 13/06/2010)

El planeta se ha sumergido en el delirio del balón.  ¿Cuántas experiencias alberga un mundial de futbol que se parece tanto a nuestro mundo? Todas: excesos, celebración, ocio, tedio, fatalidad. Y, por supuesto,  el señuelo de una batalla final que redime o condena. Este deporte está hecho a nuestra semejanza.  Es como somos: egoísta, injusto, anárquico y despiadado. En la balanza de los acontecimientos deportivos ninguno con el peso económico  y simbólico del Mundial de fútbol.  Imposible intentar explicaciones originales sobre su encantamiento.  Ocioso repetir las  cifras  económicas de consumo que no tienen parangón con ningún otro evento lúdico.   Un Mundial no es solamente el  mayor espectáculo deportivo  del mundo globalizado, sino el prototipo casi perfecto de los poderes fácticos: rentable,  sin fronteras, absorbente,  inmensamente rico y dispendioso. No es  sólo su  gigantesca cobertura (más que Internet, redes sociales, celulares,  sin distingo de formas de gobierno), sino su arraigo  social,   la manera en que lo hemos incorporado a nuestra existencia.

El Mundo-Balón es una superstición masiva con intereses concretos;  triunfo del  autoritarismo antidemocrático de la FIFA y tsunami emocional en los corazones. Entretenimiento empaquetado para el gozo colectivo, es verdad,   pero  en otro sentido, el fútbol más que un juego es  una patria para cualquiera,  tal vez porque en   ella caben todos, con ilusiones incluidas.

 

Mientras  los patrocinadores venden zapatos deportivos, playeras, cervezas,  pantallas de televisión,  celulares, pan  y  refrescos,  32 equipos entre las 208 federaciones que conforman la FIFA , convocan a la  multitudinaria  reunión de naciones,  religiones y credos políticos.  Dentro y lejos de los  estadios,  cerca de la miseria africana,  con huellas de  las vecindades en  Honduras, Grecia, Ghana o México,  el balompié  es alboroto nacionalista pintado en los rostros.   En la biografía de cada quien,  sedante o detonador. Sólo para quienes aman el juego, el Mundial es la estación suprema de sus bienamados. Escenario para conciliar  las fantasías de Messi con  las ilusiones depositadas en  un conjunto mediocre. pero nuestro.  Como ninguno, es el momento de  los jugadores,  la puerta de entrada  al   paraíso de los talentos.    Una inmensa pantalla nos mantiene atentos: promesas,   historias insólitas,  nombres,  memorias e imágenes que serán  referencia del futuro.

Desde hace décadas aparecen por estas fechas sesudas alertas  sobre  las capacidades alienantes de balompié advirtiendo que la realidad social queda suspendida entre paréntesis a causa del Mundial. Que el fútbol  es el opio de los pueblos.  Que  los pueblos (y mientras más pobres y sumisos más fácilmente)  se olvidan de todo para someterse a  una fiesta deportiva que los aleja y distrae  de  sus verdaderos problemas y que no existe mayor  interés  que el Mundial.  Me alegraría que algo así fuera posible, pero  nada de eso ocurre.

Seguirán el recuento de asesinatos masivos, las catástrofes ecológicas y la parálisis gubernamental;  la inseguridad  y  el desempleo estarán  ahí tanto  como las víctimas del crimen organizado; por  desgracia,  ninguno de los verdaderos problemas  se acaban para nadie  por un Mundial de fútbol. La inestabilidad de los mercados  y las amenazas de  una nueva crisis mantendrán  su poder sobre la economía de los países y los ciudadanos, ignorando  cuántos goles anote el Chicharito Hernández.


Lo que cambian  son los pretextos para desahogarse o trabajar menos,  para no ir a la escuela, para llegar tarde a la cita o para alargar la charla con los amigos.  Lo demás, el gris rutinario que machaca la  vida de las mayorías,  apenas se modifica con el colorido de un partido inaugural o  el triunfo de nuestra selección. La pomada redentora dura unas horas o cuando mucho semanas. Pero luego  todo, demasiado pronto, vuelve a lo  mismo.

Una vez el Mundial fue simplemente un juego con el balón.  De eso se trataba. Hoy ha crecido a  una escala inimaginable: los 500 canales de televisión  alcanzarán con los 64 partidos transmitidos una audiencia estimada en más de 26,000 millones de espectadores  en 210 países.  Más allá de los sueños y los miedos,  con todo su inmenso poder para  la evasión placentera,  el futbol es apenas un   respiro de entretenimiento,  pequeña dosis de felicidad en medio de una realidad complicada.  Esa magia que nos convoca es pasajera: cuando despertemos, la realidad seguirá ahí.

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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