Cinema novo…

Cinema novo…

– Edición 404

El cinema novo brasileño nació a finales de los años cincuenta, el cual se enfoca más a tomas en el aire libre con cámaras ligeras y se despoja un poco del estudio. En esta edición se nos exponen algunos cineastas de este género y algunas de sus obras. 

Más o menos por las mismas fechas en que los franceses se subían a la Nueva Ola y los ingleses se liberaban con el Free Cinema, la América descalza, la que habla en español y portugués, asistía al nacimiento de un movimiento cinematográfico autóctono y auténtico: el cinema novo brasileño, que irrumpió (literalmente) a finales de los años cincuenta. Los jóvenes cineastas que lo concibieron generaron una verdadera renovación: aprovecharon la aparición de cámaras pequeñas y ligeras (como la Nueva Ola) y salieron de los estudios para filmar en exteriores y dar voz e imagen a los marginados (como el neorrealismo italiano). Como a Rossellini y a De Sica, los movía el ánimo de romper con la ficción del cine industrial y registrar la realidad.

Sin embargo, el novo era empujado por un aliento ideológico y revolucionario que no soñaron los italianos. El novo viró a la izquierda, buscó la congruencia formal y avanzó con la divisa: “Una idea en la cabeza, una cámara en el puño”.

El mundo del cine reconoció su propuesta y en 1962, El pagador de promesas, de Anselmo Duarte, obtuvo la Palma de Oro en Cannes. El éxito se extendió con “la trilogía del sertón”: Vidas secas (1963), de Nelson Pereira dos Santos; Los fusiles (1964), de Ruy Guerra, y Dios y el diablo en la tierra del sol (1964), de Glauber Rocha.

El movimiento no duró más de diez años, pero marcó las futuras ambiciones del cine brasileño. Algunos de sus exponentes siguen en activo: su legado sigue vivo.

… Y CINE NUEVO

La historia del cine de Brasil es similar a la de la mayoría de los países de América Latina: en ella se alternan cortas primaveras y largos inviernos. Así, si entre 1976 y 1982 se producían por lo menos 80 películas al año (que representaban entre 21% y 35% de los ingresos taquilleros). A principios de los años noventa, el descolorido presidente Fernando Collor de Mello, fanático del neoliberalismo, desmanteló la escasa maquinaria cinematográfica que existía. Ante la cerrazón del gobierno y el temor empresarial, los cineastas se volcaron hacia el cortometraje.

Los presidentes Fernando Henrique Cardoso, primero, y Luiz Inácio Lula da Silva, después, han dado un impulso valioso al cine, y a partir de 1995 se ha vivido una retomada, un verdadero renacimiento. Auspiciado desde la Agencia Nacional del Cine (Ancine), que entre otras fuentes de abastecimiento cuenta con la empresa petrolera Petrobras, el cine ha recuperado el color: el apoyo ha servido para que algunos de los cineastas que debutaron en el corto en tiempos de Collor se afiancen en el largo. Así, desde el año 2000 se producen en promedio 40 películas por año y el cine local aporta a la taquilla entre 10% y 15% del total.

“En Brasil, la novedad del cine no ha sido una cuestión de edad, sino una cuestión de verdad”, afirma la crítica francesa Sylvie Pierre. Por eso Brasil no deja de verse en el cine brasileño, que ha permanecido fiel a su combatividad y a su aliento documental. El público se reconoce en su cine: he ahí la clave de su éxito.

NELSON PEREIRA DOS SANTOS (1928)


Glauber Rocha lo consideró la “conciencia del cinema novo”. Y la razón le asistía, pues Pereira dos Santos no sólo filmó la película inaugural del movimiento (Río, 40 grados, 1955) sino que fue una especie de guía para los cineastas que se sumaron al novo. La acción de Río… se ubica en un violento paisaje urbano; Vidas secas (1963), otra de sus obras, en el campo: ambas dan cuenta de las miserias que asolan a Brasil. En Brasilia 18% (2006), su más reciente entrega, cuenta una historia policial. Su aliento social continúa siendo palpable, y aunque asume pocos riesgos formales, es evidente que el viejo está sano y que en él aún palpita el novo.

RUY GUERRA (1931)


Nació en Mozambique, estudió cine en Francia e inició su carrera en Brasil. Sus dos primeros largos son excelentes ejemplares del novo: Os cafajestes (1962) trata de un par de criminales que cometen un secuestro fallido; Los fusiles (1964) retrata la tensión social en un miserable poblado del noreste. Ambas participaron en la Sección Oficial del Festival de Berlín, y la segunda se embolsó el premio de la crítica. De su cercanía con Gabriel García Márquez surgen Eréndira (1983), Fábula de la bella palomera (1988) y La mala hora (2004). Ésta es su más reciente trabajo, cuya fotografía, de Walter Carvalho, fue premiada en La Habana.

GLAUBER ROCHA (1939-1981)


Rebelde y con un fuerte bagaje ideológico, supo reflexionar sobre la función del cine y las estrategias formales que demandaba en un contexto de opresión y desigualdad. En 1960 llamó la atención con dos documentales; luego en la ficción con Barravento (1962), en la que expone las dificultades que viven los pescadores de Bahía. Con Dios y el diablo en la tierra del sol (1964) inicia sus participaciones en Cannes. Ahí obtuvo el premio de la crítica con Tierra en trance (1967), en la que un periodista enfrenta a un régimen corrupto. Glauber fue mucho más que un cineasta. Su genialidad, su combatividad y su sentido crítico lo han convertido en un mito.

HÉCTOR BABENCO (1946)


Este argentino naturalizado brasileño inició su carrera con un documental sobre las glorias del piloto de Fórmula 1 Emerson Fittipaldi. En adelante, la ficción, que tiene una fuerte influencia del novo, congrega lo mejor de su obra: Pixote (1981) registra los maltratos que sufre un niño de la calle y escandalizó a propios y extraños; con El beso de la mujer araña (1985) dio un salto a la internacionalización, y su protagonista, William Hurt, obtuvo el premio al mejor actor en Cannes y el Oscar de la especialidad; Carandiru (2003) penetra en la sordidez penitenciaria. El pasado (2007), protagonizada por Gael García Bernal, es su más reciente largo.

WALTER CARVALHO (1947)


Su nombre está ligado a los realizadores para los que ha colaborado como cinefotógrafo: Walter Salles (Estación central de Brasil), Héctor Babenco (Carandiru) y Ruy Guerra (La mala hora). Sin embargo, también es notable como director. Debutó en este rol al lado de João Jardim en Ventana del alma (2001), documental que explora el valor del sentido de la vista y recoge los testimonios de José Saramago y Wim Wenders, entre otros. En Moacir, arte bruto (2005), retrata a un pintor de intuiciones geniales. Actualmente se encuentra en la posproducción de Budapest, inspirada en la novela del cantante Chico Buarque. 
 

FERNANDO MEIRELLES (1955)


Ciudad de Dios (2002) fue vista por más de tres millones de personas en Brasil; luego vino el éxito internacional. Sin embargo, algunos analistas locales aseguran que la cinta de Meirelles exhibe de manera contraproducente la miseria de las favelas de Río de Janeiro, y que, más que denunciarla, hace de ella un espectáculo. A la aseveración no le falta razón (para ser justos, es justa). Este embellecimiento de lo atroz se confirma en El jardinero fiel (2005), su segundo largo, en el que la pobreza en África es registrada como un comercial de perfumes.
Pero esto no parece molestarle al público.

WALTER SALLES (1956)


El Oso de Oro que Estación central de Brasil (1998) obtuvo en Berlín inauguró la trayectoria exitosa del filme. Detrás de la cámara estaba Walter Salles, quien ya era conocido por el público brasileño. La cinta sigue a una mujer mayor y a un chamaco por las carreteras del Señor y ventila las singularidades del status quo. Diarios de motocicleta (2004) confirmó la calidad de Salles: la aventura de un joven Che Guevara fue el pretexto para asomarse a las miserias de América del Sur. Francis Ford Coppola ha pensado en él para filmar En el camino, la célebre novela de Jack Kerouac. Y Coppola hace bien: Salles es un as en el camino.

KARIM AÏNOUZ (1966)


Participó como guionista en Abril despedazado (2001) de Walter Salles. Sus bonos subieron como la espuma con su ópera prima, Madame Satã (2002), cinta multi premiada que registra las vicisitudes de un singular travesti. El cielo de Suely (2006), su segundo y más reciente largo, trata sobre una mujer de un miserable poblado del nordeste de Brasil que busca un mejor futuro, por lo que organiza una rifa cuyo premio es su cuerpo; en La Habana obtuvo los premios a mejor actriz y a mejor película. Aïnouz no hace un espectáculo de la violencia y la pobreza, por lo que su cine circula discretamente por el mundo. 
 

JOSÉ PADILHA (1967)


Llegó montado en el Ómnibus 174 (2002), documental que se orquesta alrededor de un caso de nota roja: un joven, que fue niño de la calle, asalta un camión urbano y toma como rehenes a sus pasajeros. Padilha mezcló los testimonios de algunos involucrados con material televisivo de archivo. El resultado: este camión camina bien. Tropa de élite (2007), su segundo largo, obtuvo el Oso de Oro en Berlín. Aquí sigue los pasos de un policía que pertenece a un grupo especial. El manejo de la violencia invita a reflexionar sobre sus orígenes. Ésta no es Ciudad de Dios. De hecho, Dios no se presentó al rodaje.

ANDRUCHA WADDINGTON (1970)


Sólido es su oficio y vertiginosa su carrera, en la que queda de manifiesto su gusto por la música: en su filmografía aparecen documentales con Maria Bethânia y Paralamas do Sucesso; en Outros (Doces) Bárbaros (2002) reúne a músicos como Gilberto Gil y Caetano Veloso. Su segundo largometraje Yo, tú, ellos (2000), que registra la historia de una mujer y sus parejas, inició una exitosa trayectoria en festivales con una mención especial en Cannes; la música fue cortesía del jazzista Egberto Gismonti. La casa de arena (2005) narra la historia de una mujer que acompaña a su hija en una desértica aventura.
 
 

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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