El gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, anunció en enero, a través de un mensaje en su cuenta de Twitter, que el pueblo de Temacapulín no sería inundado con la construcción de la presa El Zapotillo. Sin embargo, luego señaló, el 14 de marzo, que la última palabra en este tema la tiene el Gobierno Federal a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

En el pasado, los asentamientos humanos tenían lugar en zonas dotadas con suficientes recursos naturales y con fuentes de agua cercanas. Hoy, ante la escases del recurso, las grandes urbes se han visto obligadas a buscar agua en lugares cada vez más distantes, con menos tiempo de vida útil y altos costos en el servicios de abastecimiento. Esto ha provocado que el gasto público se enfoque en su mayoría en generar nueva infraestructura, en lugar de invertirlo en el mantenimiento y renovación de las fuentes más cercanas para su mejor aprovechamiento.

Desde hace ya varios años, el de la infraestructura es un tema caliente en Jalisco debido a dos proyectos: la presa de Arcediano y la de El Zapotillo, dos nombres que de nueva cuenta están dando mucho de qué hablar, sobre todo el segundo. Y es que las características del proyecto de construcción de la presa El Zapotillo (cuyo objetivo sería asegurar el abastecimiento de agua para Guadalajara y su zona conurbada) aún son inciertas, al igual que el destino de las alrededor de 640 personas que viven en los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, los tres en riesgo de ser inundados.

El gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, anunció en enero, a través de un mensaje en su cuenta de Twitter, que el pueblo de Temacapulín no sería inundado con la construcción de la presa El Zapotillo. Sin embargo, luego señaló, el 14 de marzo, que la última palabra en este tema la tiene el Gobierno Federal a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La presa se ubica sobre el Río Verde, en el municipio de Cañadas de Obregón, a unos 100 kilómetros de Guadalajara. De construirse, tendría capacidad para abastecer de agua a una decena de municipios de Jalisco y, gracias a un acueducto de 140 kilómetros de longitud, también a León, Guanajuato. El proyecto original contemplaba una cortina de 80 metros de altura, con lo que Temacapulín no quedaría bajo el agua, pero sí Acasico y Palmarejo. Durante la administración estatal pasada, se aprobó que la cortina fuera 25 metros más alta para sustraer tres metros cúbicos por segundo y abastecer a Guadalajara. Con esto se inundarían aproximadamente cuatro mil 800 hectáreas a la redonda. A la fecha, el avance de la construcción es de casi 60 por ciento.

Políticas públicas para resolver los problemas del agua

El desabasto de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) no existe como tal, sino que impera un gran desorden e inequidad en la distribución, sobre todo en la precaria zona periurbana. Tal es la premisa que defiende el grupo de académicos del ITESO dedicados al estudio del agua.

Según Rodrigo Flores Elizondo, investigador del Departamento de Economía, Administración y Mercadología (DEAM) y que hasta 2012 fungió como representante de la Universidad ante la junta de gobierno de la Comisión Estatal del Agua (CEA), una alternativa para evitar la construcción de presas podría ser la implementación de políticas públicas que impliquen el desarrollo de proyectos con acciones enfocadas en la solución integral de los problemas.  “El problema del abastecimiento no va a terminar con la construcción de una, dos o tres presas, sino cuando todos nos involucremos en una cultura del agua resiliente, con acciones agrupadas en control de fugas, ordenamiento de las fuentes, mercados alternativos de agua de lluvia, agua residual tratada y manejo de acuíferos”.

El Grupo de Estudios sobre el Agua del ITESO, integrado por académicos de distintas disciplinas, prepara una propuesta de políticas públicas que contempla 26 proyectos en ahorro y distribución de agua para dialogarlas con el gobierno estatal. Los académicos adelantan que los 25 metros extra de cortina, que servirían para obtener 3 metros cúbicos de agua por segundo (m³/s) para abastecer a la ZMG, resultarían innecesarios, ya que se pueden obtener hasta 5.3 m³/s mediante la implementan de diversas acciones que sean parte de las políticas públicas. Si los tres millones 201 mil usuarios (aproximadamente) que abastece el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) redujeran su gasto en 50 litros de agua por día, lograrían ahorrar, en conjunto, 1.8 m³/s,según la estimación del investigador en gestión del agua, que se basa en diferentes estudios que han realizado organismos gubernamentales. Los habitantes de los demás municipios que integran la metrópoli y que no son usuarios del SIAPA también podrían lograr un ahorro similar.

El académico detalla que, al reducir el consumo de 200 a 150 litros de agua por habitante al día, se tendría un ahorro de 160 millones 65 mil 600 litros de agua, lo que a su vez corresponde a un total de 1.8 m³/s. Esto, si se toma en cuenta que el SIAPA tiene 800 mil 328 cuentas domésticas, con un promedio de cuatro habitantes por casa. Si a esto se suman los ahorros que se pueden obtener con la reparación de fugas, el manejo de agua residual y la captura de agua pluvial, se podrían obtener hasta 5.3 m³/s de agua, explica Rodrigo Flores Elizondo, quien agrega que hace falta que la población exija a las autoridades que se haga un estudio para saber con exactitud la cantidad de litros de agua que se pueden ahorrar de los desperfectos e infraestructura. Añade que el plan tarifario, que contempla aumentar el precio del servicio de agua potable gradualmente cada año, servirá para que la población tome conciencia del uso que le da, la valore y gaste menos.

Río Verde, otra opción

Para abastecer de agua a Guadalajara, basta con que la cortina de la presa El Zapotillo quede en 60 metros y no en 80, como está contemplado en el proyecto original. Esto evitaría que Temacapulín se inunde y el recurso hídrico se tendría que extraer de otras fuentes que no incluyen el lago de Chapala, afirma Manuel Villagómez, presidente de la Fundación Cuenca Lerma-Chapala-Santiago.

En un estudio que financió esta organización se propone que los 300 millones de litros de agua que se tienen contemplados extraer de El Zapotillo se obtengan del Río Verde. Sumados a los litros que ya se extraen de las presas Calderón, El Salto y mantos acuíferos, serían suficientes para abastecer de agua a los cuatro millones de habitantes de la metrópoli. Según Villagomez esta alternativa puede garantizar el abasto de agua hasta por 100 años.

En esta propuesta se descarta además la construcción del segundo acueducto Chapala. “Con el agua del Río Verde se pueden dejar descansar las aguas del lago y los mantos acuíferos. Queremos que se cumplan los decretos federales que permiten a Jalisco tener agua del Río Verde para la zona conurbada”.  

Gestión social e integral del agua: una alternativa contra el desabasto

A decir de Heliodoro Ochoa, coordinador del Programa Ecología Política, el problema de abastecimiento del agua en la zona conurbada de Guadalajara no sólo se soluciona con la construcción de presas. El gobierno, afirman, debe de implementar un conjunto de políticas y programas orientados a mejorar su uso y distribución. Así, la discusión en torno a El Zapotillo debería dar pie a una nueva política de gestión del agua en Jalisco y no sólo la continuidad de la construcción de la presa, la altura de su cortina o la reubicación de los pobladores de las comunidades que resultarían inundadas.

Heliodoro Ochoa propone hacer más eficientes las fuentes de agua existentes, como el canal de Atequiza, que se origina en la cortina de la presa derivadora Corona, ubicada en el municipio de Chapala, y corre por la margen izquierda del río Santiago. En su opinión, debería de entubarse pues al estar a cielo abierto tiene grandes pérdidas de agua, aunado a que no cuenta con revestimientos de cemento.

En el caso de la presa El Zapotillo, el académico, experto en gestión social del agua, explica que a las autoridades les hace falta aclarar cómo se manejará el recurso hídrico y si la presa garantizará el acceso de agua potable a las comunidades que no cuentan con el servicio, tanto en la zona conurbada de Guadalajara como en otras zonas de Jalisco. Considera que deben hacer del conocimiento público el proyecto para operar la presa, así como la infraestructura que llegará hasta la ciudad. “Sabemos que el agua será conducida de la presa El Zapotillo a la presa El Purgatorio. Desde ahí, será bombeada hasta a Guadalajara, a través de un acueducto, pero no se conoce el proyecto de infraestructura para distribuirla en la metrópoli”, señala el académico.

Ochoa plantea que una de las principales interrogantes que deben responderse es acerca del impacto económico, social y de soberanía alimentaria que dejará la presa El Zapotillo en esa región y para el estado, considerado como el primer productor agropecuario nacional. Califica como grave que no exista un plan de contingencia ante sequías para la ciudad ni para las regiones.

Conciliar el derecho al agua y la defensa del patrimonio

Cuando políticas públicas afectan la vida y el patrimonio de una comunidad, los habitantes tienen derecho a opinar y participar en la toma de decisiones, afirma Carlos Peralta, coordinador del Programa Institucional de Derechos Humanos y Paz, adscrito al Centro de Investigación y Formación Social del ITESO (CIFS). Y este justo es el caso de las personas que viven en los alrededores de la zona donde se construye la presa El Zapotillo, en el municipio de Cañadas de Obregón, Jalisco.

Las autoridades, agrega el especialista en participación ciudadana y derechos humanos, no consultaron con los habitantes de Temacapulín si estaban de si estaban de acuerdo o no con los planes de expropiar sus tierras para edificar la presa e inundar sus poblados. Y añade que no se trata de un asunto de mayorías o minorías, sino de considerar a todos los habitantes como un conjunto que considere por igual a los que tienen derecho a contar con agua y  a los que tienen derecho a defender sus pueblos y a ser consultados antes del inicio de una obra pública de estas magnitudes. 

En 2009, la Comisión Estatal del Agua (CEA) propuso modificar la altura de la cortina de la presa El Zapotillo, de 80 a 105 metros, luego de que se determinó cancelar el proyecto de la presa de Arcediano, que iba a construirse en la Barranca de Huentitán, debido a su inviabilidad ecológica. Con la ampliación se duplicaría la capacidad de almacenamiento de la presa (de 411 m³ a 911 millones de m³).

Los residentes de los poblados de Acasico y Palmarejo sí aceptaron vender sus tierras y ser reubicados, pero los habitantes de Temacapulín, no.  Los defensores de derechos humanos los califican como víctimas de reubicación forzada, pues el gobierno les exigía que se trasladaran al poblado de Talicoyunque, donde se construía el llamado Nuevo Temacapulín. El Tribunal de lo Administrativo en el Estado de Jalisco (TAE) ordenó detener la edificación de casas en el nuevo centro de población. “Si los habitantes hubieran estado dispuestos a irse, también tenían derecho a decidir dónde quieren vivir”, aclara Peralta.

Debido a su inconformidad, los habitantes de esta zona sufrieron represiones. El académico recapitula que los líderes de los grupos de resistencia comunitaria fueron agredidos y amenazados, así como los periodistas que informaban de la situación y miembros de organizaciones civiles que estaban atentos al conflicto. Algunos tuvieron que dejar de radicar en Jalisco para no poner en riesgo su vida. “El gobierno panista tuvo un nivel de credibilidad muy bajo porque todo mundo se dio cuenta de que había fines políticos o económicos detrás de la mayoría de sus acciones. La gente tiene derecho a opinar públicamente y a que el gobierno no imponga cuando la sociedad tiene razón”.

“La modificación del proyecto El Zapotillo recrudeció la ya delicada relación entre el gobierno y los pueblos afectados, especialmente con Temacapulín, Acasico y Palmarejo: cerca de 2 mil 500 habitantes que serían reubicados o indemnizados, sin contar la población migrante originaria de esos pueblos”,  documentan Mario E. López y Heliodoro Ochoa, en el libro Geopolítica del agua en la zona metropolitana de Guadalajara: historia y situación actual del espacio vital, publicado en 2012 por el ITESO.

En medio de todo lo que se ha dicho —sobre si se inundará Temacapulín o no—, Peralta subraya que ya es necesario saber la voluntad de las autoridades federales. “Esperemos que no intenten presionar al gobierno local y que responsablemente se mantenga la postura de reducir la altura de la cortina al cálculo del proyecto original (80 metros)”. El especialista prevé que los pobladores presionarán al mandatario estatal hasta que cumpla con lo que había dicho. De no ser así, podrían llevar el caso a la Corte Interamericana.

“La experiencia demuestra que en algunos casos los proyectos hidráulicos obedecen también a intereses económicos, que buscan el control de tierras y de recursos naturales susceptibles de ser aprovechados para beneficio de ciertos grupos de poder […]”, afirma Cecilia Lezama Escalante en el capítulo “Temacapulín: la lucha de un pueblo que se resiste a desaparecer”, del libro Conflictos socioambientales y alternativas de la sociedad civil, también publicado el año pasado por el ITESO.

“El problema de fondo no es si la presa va a poder surtir de agua a Guadalajara, sino que no se tiene una visión integral de cómo protegerla, aprovecharla y distribuirla a la mayoría de la gente. Al gobierno panista no le resultó prioritario dotar de agua a las comunidades que no tienen recursos, por lo menos eso dejaron ver al utilizar en otros proyectos los recursos que estaban disponibles para ello”, apunta Carlos Peralta. Y es que en 2008 el Banco Interamericano de Desarrollo otorgó mil 200 millones de pesos al SIAPA a través de un préstamo de Banobras para instalar una red que permitiera dotar del servicio de agua a 230 colonias de la ZMG, del cual se desviaron 700 millones.

La esperanza se fugó otra vez de Temacapulín

“Estamos bien ubicados, no queremos su nuevo centro de población”,  “Temaca no quiere presa, queremos vivir aquí, reubiquen su presa”, “Esta casa no se vende, respeten lo que no es suyo, déjennos en paz”, son algunos de los mensajes que se pueden leer en las lonas que cuelgan en las fachadas de las casas de Temacapulín. El próximo mayo los habitantes de Temaca cumplirán ocho años de resistencia, de incertidumbre, de tristeza y de dolor tras haberse enterado que tendrán que irse del pueblo porque quedarían inundados por la construcción de una presa entre las montañas del poblado El Zapotillo, relata María Abigail, habitante de este poblado.

Durante este tiempo han ido de aquí para allá. Su lucha ha sido organizar protestas y marchas a la capital de Jalisco,  han asistido a foros internacionales sobre el agua y la construcción de presas, y han hecho visitas a la Cámara de Diputados e instancias de gobierno como la Comisión Estatal del Agua y la Comisión Nacional del Agua. Hasta ahora se han sentido ignorados. Temaca es una localidad del municipio Cañadas de Obregón, cuenta con mil 400 años de historia y 350 habitantes aproximadamente. Sus pobladores viven de la agricultura, la ganadería y el turismo.

Los vecinos se sienten tristes y desesperados, expresa María Abigail, respecto a la declaración que hizo el gobernador, Jorge Aristóteles Sandoval, el pasado jueves 14 de marzo, Día Mundial de Acción contra las Presas, cuando reiteró su postura de no inundar el pueblo pero donde también aclaró que la decisión no estaba en sus manos si no en las de Conagua y el Gobierno Federal. “Él nos había dado una esperanza pero ahora no sabemos qué hacer. No vamos a quedarnos con los brazos cruzados, vamos a luchar. Ha sido muy terrible para nosotros. Ya estábamos tranquilos porque el gobernador había fijado ya ésta postura de no inundar Temacapulín, y hoy cambia. Ya estamos viendo otra vez caras tristes. Ya volvió el miedo”.

María Abigail se dedica al hogar y se encarga de administrar un hotel que han construido sus tíos en el centro de Temaca. Vive su hermano y su madre, quien tiene un negocio de baños públicos. Su esposo falleció y sus hijos viven en Sinaloa. “Aquí tenemos nuestra raíces, tenemos de qué vivir. Somos pocos y vivimos como una gran familia. No estamos como en las ciudades donde los vecinos ya no se conocen. Aquí no hay inseguridad, no tenemos el problema de que salimos y no sabemos de quién cuidarnos”.

La vida les ha cambiado y a otros les ha sido arrebatada durante los últimos ochos años, en los que han fallecido doce personas después de caer en estados severos de depresión a causa de la incertidumbre y las preocupaciones que les ha generado la construcción de la presa, supone María Abigail. Muchas otras se han enfermado. Han aprendido a llevar su vida con insomnio y estrés por defender su patrimonio. “Hemos tenido muchos decesos de personas que les llega una depresión tremenda, de personas que dicen pues aquí yo tengo donde vivir, allá no tengo nada.  Hay personas que no tienen a nadie, aquí están sus bienes, sus negocios y no tienen a dónde ir”. m

Y si no es El Zapotillo, ¿qué hacer?

– Manejo integral de las cuencas existentes.

– Inversión de recursos para proteger las fuentes de abastecimiento actuales.

– Vigilancia y castigo por la invasión de tierras federales.

– Ordenamiento y mantenimiento de los acuíferos.

– Construcción de acueductos para un mejor abastecimiento del agua en Los Altos.

– Solución de las fallas del sistema de almacenamiento y distribución del agua potable.

– Promoción de desarrollo de las regiones y abastecimiento de agua para que sus habitantes no tengan que emigrar a las urbes.

– Creación infraestructura para reutilizar aguas tratadas.

– Recolección de agua de lluvia .

– Saneamiento el agua.

– Cambio en el modelo de agricultura actual por una orgánica.

– Cuidado del uso forestal del agua.

Propuesta de la Fundación Cuenca Lerma-Chapala-Santiago

-Cortina de la presa: 60 metros de altura (sin inundar Temacapulín).

-Almacenamiento: 205 millones de metros cúbicos.

-Fuentes alternas de agua para Guadalajara: Río Verde, presas Calderón y El Salto.

Fuentes Alternas para abastecer de más agua a la ciudad planteadas desde 1983

– Río Calderón

– Río Zapotlanejo

– Canal de Atequiza

– Río Santiago (saneándolo desde Ocotlán hasta Puente Grande).

– Río Verde.

Fuentes actuales de abastecimiento de agua en Guadalajara

Chapala              61%

Pozos (180)        27%

Presa Calderón   11%

Manantiales         1%

Hace 30 años al lago de Chapala se le extraían 9 m³/s de agua Actualmente sólo se le extraen 5.5 m³/s.

Según la Conagua, de construirse El Zapotillo el agua se distribuiría así:

Los Altos  1.8 m³/s

Guadalajara  3.0 m³/s

León  3.8 m³/s

Conoce a fondo la historia y situación actual de la geopolítica del agua en la ciudad en del libro Gobernanza y gestión del agua en el occidente de México: la metrópoli de Guadalajara, coordinado por los investigadores Heliodoro Ochoa y Hans-Joachim Bürkner, publicado en 2012 por la editorial del ITESO. Descarga gratuita en: www.publicaciones.iteso.mx.