Acompañar en el camino: 15 años de voluntariado jesuita

Acompañar en el camino: 15 años de voluntariado jesuita

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Elisa tiene 25 años. Estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el ITESO y desde enero vive en Saltillo, Coahuila, a donde se mudó para formar parte de uno de los proyectos del Servicio Jesuita de Jóvenes Voluntarios, dando servicios asistenciales a migrantes que padecen todo tipo de vejaciones en su camino hacia la frontera mexicana con Estados Unidos.

El sitio donde ella desempeña sus actividades se llama Belén, Posada del Migrante, que atiende a una población promedio que varía entre 50 y 120 personas, dependiendo la época del año; cada día llegan unas 10 personas, ya sea a bañarse, a dormir un rato, o a comer algo.

La mayoría se queda poco, un par de horas, un par de días, pero algunos, más cansados o indecisos de continuar un camino que para muchos ha representado la muerte, se quedan por tiempo indefinido antes de tomar la decisión de regresar a su país o seguir hacia Estados Unidos. En enero de este año, la posada decidió crear un área específica para estos migrantes, y a Elisa se le encomendó la responsabilidad.

El Servicio Jesuita de Jóvenes Voluntarios (SSJV), donde Elisa presta sus servicios, es una institución adscrita a la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, que se vincula con organizaciones donde los y las jóvenes puedan desarrollar una experiencia de servicio voluntario en lugares y situaciones de desafío y compromiso; esto es, busca formar personas en entornos de apoyo hacia los más vulnerables, para desarrollar en los voluntarios el binomio de fe y justicia.

El de migrantes es uno de los  cuatro ejes de trabajo del voluntariado de la Compañía de Jesús en México, siendo los otros tres el de Niños en Situación de Vulnerabilidad, el Desarrollo Comunitario y la Pastoral Social.

En el caso de Elisa, la realidad está tocando a la puerta todos los días, es por eso que el trabajo de planeación, la definición de objetivos y alcances de la nueva área en la Posada del Migrante se alterna con la diaria atención.

“En la casa del migrante se atienden muchas situaciones de vulnerabilidad: hay muchos  hombres del campo y la ciudad que quieren sacar adelante a sus familias, pero también, hay mujeres maltratadas por sus esposos, hay adolescentes que fueron abandonados desde niños y han tenido que vivir en situación de calle, hay adolescentes hombres y mujeres que han sido abusados por sus familiares en la infancia. Son varios los migrantes que tienen este tipo de historia. Y justamente por esas historias deciden emigrar en busca de algo, tal vez de un sentido para continuar viviendo. Son estas personas las que se detienen un poco más en la casa, porque en realidad no saben a dónde van”, explica Elisa. 

A la situación que los llevó a decidirse dejar su país se suman los abusos, extorsión y demás violaciones a Derechos Humanos que enfrentan en su travesía por México. El informe especial sobre los casos de secuestro en contra de migrantes presentado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en junio de 2009, en el cual se recupera información de un lapso de seis meses (septiembre de 2008 a febrero de 2009) indica que en ese tiempo se tuvo conocimiento de que 9 mil 758 migrantes fueron víctimas de secuestro. 

Ante realidades tan complejas, la participación de personas externas a la casa se vuelve muy valiosa. El área que han denominado Atención a Víctimas cuenta con el apoyo de una voluntaria más, y cuatro colaboradores con experiencia en desarrollo humano que asisten a la casa una vez por semana. 

“El apoyo de los alumnos de servicio social también ha sido muy importante” comenta Elisa, “alumnos de psicología de la Ibero Torreón (perteneciente al Sistema Universitario Jesuita) hicieron un perfil psicológico del migrante que pasa por la casa. Este estudio nos ayuda muchísimo porque nos muestra cuáles son los rasgos, las características de las personas y nos da pautas de cómo trabajar con ellos. Basándonos en ese perfil estamos reestructurando el área”.

Otro ejemplo del apoyo que han aportado universitarios es “el manual para los voluntarios lo hicieron estudiantes del ITESO en su Proyecto de Aplicación Profesional del año pasado [2009]”, menciona.

Belén Posada del Migrante cuenta con tres áreas más: Derechos Humanos que lleva los casos de personas que han sufrido violaciones a sus derechos, Vinculación la cual establece relaciones con organismos nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos de los migrantes, y Atención Humanitaria que se encarga de preparar comida, obtener y proporcionar ropa y medicinas, curar a los que llegan enfermos o con lesiones, así como administrar todas las actividades del albergue.  

Ayudar en tiempos violentos

Belén Posada del Migrante se ubica en un contexto de inseguridad pues en Saltillo operan grupos de la delincuencia organizada que obtienen grandes cantidades de dinero al extorsionar y secuestrar migrantes. A este respecto Elisa explica: “Si trabajas en una institución (como voluntario, como lo que sea) que defiende los derechos humanos de personas vulnerables a los que mucha gente les tiene ganas, porque son su carnada para trata de personas, para secuestros, para muchas cosas, por supuesto que estás en riesgo”. 

“Puedo decir que no tengo miedo en el sentido de que prefiera estar en otra parte que en el voluntariado, no. Ni aún cuando he pasado las experiencias más tristes, no he tenido ese tipo miedo”. Sin embargo, reconoce, sí hay que temer un poco, pero con un miedo entendido como precaución, como la capacidad de no ser ingenuos. “El equipo ha trabajado muchísimo para nuestra propia seguridad. Al exterior de la casa sí se vive con muchas precauciones”. 

Ante la situación de violencia e inseguridad que vive el país, el SJJV ha tenido que plantearse un reto que antes no consideraba: la seguridad de los voluntarios. “Necesitamos establecer protocolos de seguridad con cada proyecto y con cada voluntario para preservar su integridad” señala Carlos Arturo Hernández Dávila, alias El Pollo, quien dirige el SJJV desde enero de 2010.

Caminar con los otros

En su experiencia adquirida, Elisa dice sentir la necesidad no sólo de atender a los migrantes sino de entender el entorno que los ha expulsado a buscar una nueva vida.

“Si ellos vienen de una realidad que prevalece en varias ciudades de los países centroamericanos donde el que no mata, muere, yo no puedo comenzar diciéndoles que todo el que mata es malo, lo que sí tengo que hacer es asumirlo (a la persona) como es, y si en el caminar juntos él va reflexionando sobre su propia existencia y decide ir construyendo su vida de otra forma a raíz de ese conocernos e intercambiar experiencias, pues qué padre, como institución le podemos ir proporcionando los medios para que logre ese objetivo (enlace con expertos en temas de piscología y desarrollo humano, grupos especializados en el manejo de adicciones,  talleres, charlas, entre otros) y si decide no hacerlo, creo que es algo con lo que no puedo pelearme tampoco”.

A 8 meses de ser voluntaria, la experiencia la ha marcado de tal forma que busca integrarse como empleada al equipo que opera la casa. “Desde cualquier profesión y trabajo puedes contribuir a construir una sociedad más justa, pero ésta es la forma que yo he encontrado de hacer algo para disminuir el sufrimiento de la migración, para que la persona se reconozca como ser humano digno (cosa que muchos migrantes no saben, por más increíble que parezca), reconozca que hay estructuras de injusticia que han dado como resultado una vida tan herida y logren construir un nuevo proyecto de vida desde esta perspectiva. Es la forma con la que me siento bien.” 

El director de la Posada ya metió solicitudes a organismos internacionales para conseguir financiamiento para la contratación de Elisa. Mientras tanto ella continuará su labor cotidiana, por lo menos hasta diciembre.

15 años de promover la conciencia solidaria al estilo ignaciano

El caso de Elisa es uno de los 550 que han pasado por el SJJV a lo largo de su historia. De acuerdo con El Pollo, actualmente 25 personas colaboran en 11 proyectos ubicados en Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Estado de México, Coahuila, Jalisco, Sonora y Arizona en Estados Unidos.

El SJJV está constituido por un equipo de cinco personas: El Pollo que es el director, el jesuita Henry Fernando, coordinador de Formación; Martín Pérez coordinador de Promoción; Sandra Parra, administradora y Ricardo Cámara SJ, quien hace la labor de acompañamiento del proyecto. 

Sobre los retos y logros del SJJV, Carlos Hernández explica que muchos jóvenes quieren ser voluntarios pero desde una colaboración no tan comprometida. Por esta razón, el director de 37 años de edad señala que el principal reto es “mantener vigente el modelo de voluntariado ignaciano que implica aporte efectivo a la comunidad, tiempo de inserción, dejarse tocar por la realidad de los pobres y dar a la experiencia una lectura desde la espiritualidad ignaciana”.

Otro gran reto es cuidar la integridad y seguridad de los voluntarios, aseguró Carlos, y para este fin trabajan en conjunto con los directores de cada proyecto.

“El nivel de riesgo que hay en la Ciudad de los Niños no es el mismo que el que hay en Tierra Blanca, pero necesitamos saber la realidad de cada proyecto en términos de seguridad. Segundo, que cada proyecto haga muy conciente al voluntario de que el tema de la prevención es sustancial. No exponerte, no arriesgarte, ser muy mesurado con lo que dices, fijarte con quien estás hablando”, según menciona Carlos, este protocolo se pondrá en acción durante el segundo semestre de 2010.

Sobre los principales logros, Hernández Dávila dice: “la gran mayoría de la gente que pasó por el voluntariado se dejó tocar por la realidad que vivió. Se dejó interpelar y anda por la vida construyendo respuestas. Ese es un enorme logro. Otro gran logro es que una parte significativa de ellos están insertos en trabajo profesional en organizaciones de migrantes, en obras educativas de la Compañía de Jesús o en organizaciones de la sociedad civil que desde diferentes trincheras le apuestan a la defensa de los derechos humanos. Ese es el principal patrimonio del voluntariado”, asegura.

5 comentarios

  1. Gracias por seguir hablando
    Gracias por seguir hablando de las realidades de los migrantes. Me da muchísimo gusto conocer los frutos del voluntariado y en concreto de Elisa en este proyecto. Gracias Elisa, por compartir así la vida del migrante y dar todo en este proyecto. Me encantó leerte.

    1. Hola Luis:
      Qué bueno que

      Hola Luis:

      Qué bueno que quieras participar. Sólo tienes que buscar la casa del migrante. Ellos te dirán cómo puedes colaborar…

  2. TENGO A MI HIJA DIANA
    TENGO A MI HIJA DIANA QUERIENDO IR AL VOLUNTARIADO SOLO QUE CUANDO DA CONTESTACION SOBRE SUS DATOS LE MANDA UN ERROR NO SE SI EL CORREO QUE LE DIERON TIENE UN ERROR O QUE SERA ELLA ESTUDIA EN EL INSTITUTO LUX AQUI EN LEON GTO. ESTA TRISTE PUES DICE QUE LA FECHA SE LE PASA, QUE PUEDE HACER ELLA IRIA 6 MESES DESPUES QUIERE ESTUDIAR EN EL ITESO EN GUAD.

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MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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