José Mujica: el presidente que vive en una modesta casa

Mujica sigue viviendo en su antigua casa, ubicada en las afueras de Montevideo. Foto: AFP

José Mujica: el presidente que vive en una modesta casa

– Edición 437

Mujica sigue viviendo en su antigua casa, ubicada en las afueras de Montevideo. AFP

 

“Pepe Mujica es un veterano, un viejo que tiene unos cuantos años de cárcel, de tiros en el lomo, un tipo que se ha equivocado mucho, como su generación, medio terco, porfiado, y que trata, hasta donde puede, de ser coherente con lo que piensa, todos los días del año y todos los años de la vida”. Ésta es la definición que el actual presidente de Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, dio de sí mismo

José Mujica ha ganado fama mundial, tanto por su radical austeridad como por sus sorprendentes discursos ante organismos internacionales, que más que aburridas piezas de oratoria política parecen finas reflexiones de filosofía. Fue electo presidente de Uruguay en noviembre de 2009. Desde la toma de posesión, el 1 de marzo de 2010, destacó por su sobriedad y por ser enemigo de los formalismos. Luego de que su propia esposa, Lucía Topolansky, en su calidad de senadora más votada, le impuso la banda presidencial, Mujica organizó la ceremonia oficial afuera del recinto legislativo, en la plaza pública frente a la estatua del general José Gervasio Artigas, el héroe libertador de Uruguay. En esa asunción, Mujica anunció que no se mudaría a la residencia oficial del Poder Ejecutivo —en Suárez y Reyes, en el centro de Montevideo—, sino que continuaría viviendo en su antigua chacra (pequeña granja rural) en Rincón del Cerro, a las afueras de la capital.

Hasta allá han llegado reporteros de distintas partes del mundo para conocer la modesta vivienda de José Mujica y de la mujer que es su pareja desde hace más de 30 años, Lucía Topolánsky Saavedra. Es común verlos ocupados en el cultivo de flores, manejando el tractor o su viejo Volkswagen. Algunas de las entrevistas que Mujica ha concedido a televisoras de todo el planeta se han realizado en el portal, por donde con frecuencia merodea su perra Manuela, la anciana mascota a la que le falta una pata.

Buena parte de la fama mundial de que goza Mujica se debe a que se le ha calificado como “el presidente más pobre del mundo”, tanto por su decisión de permanecer en su humilde residencia, como por su decisión de donar 90 por ciento de su sueldo al Fondo Raúl Sendic, manejado por el Movimiento de Participación Popular, la organización política a la que pertenece.

El sueldo mensual de Mujica es de 250 mil pesos uruguayos (poco más de 150 mil pesos mexicanos), de los cuales se queda con apenas unos 20 mil (algo así como 13 mil pesos de México). Casi con seguridad, ningún político mexicano devenga la cantidad que el modesto presidente uruguayo.

jose-mujica-presidente-de-uruguay  Simpatizantes del Frente Amplio festejan la victoria electoral de José Mujica como presidente de Uruguay el 29 de noviembre de 2009. Foto: AFP

Notar los contrastes entre Mujica y la clase política profesional de México y el mundo es inevitable. Apenas dos policías vigilan su chacra en las afueras de Montevideo, cuando al gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz, lo salvaguardan decenas de policías, y cientos de elementos del Estado Mayor Presidencial mantienen en su burbuja de seguridad al presidente de México, Enrique Peña Nieto. Además de la modestia del sueldo y de su forma de vida, el mandatario de Uruguay es austero también en las formas de moverse. No es inusual verlo salir de su oficina presidencial para recorrer personalmente las calles, como hizo en noviembre de 2011 para repartir volantes a los montevideanos en una campaña contra la violencia a las mujeres. Durante unas vacaciones que se tomó en febrero de este año, se le vio comiendo con su esposa en un sencillo restaurante de la ciudad de Carmelo, sin ningún guardia alrededor. Una radio local tomó un pequeño video de esa austera escena, y su difusión en redes sociales se hizo viral. Pero no a todos gusta este estilo personal. La oposición uruguaya ha dicho que se trata de gestos de “demagogia y populismo”, según testimonios recogidos por la cadena de televisión France TV.

Esta radical austeridad, que le ha dado fama y protagonismo mundial, está fincada más en una filosofía de vida que en el mero cálculo político. “Dicen que yo soy un presidente pobre. No, yo no soy presidente pobre. Pobres son los que tienen más, a los que no les alcanza nada. Ésos son los que son pobres, porque se meten en una carrera infinita, entonces no les va a dar el tiempo, ni la vida ni nada. No, yo tomo la austeridad como camino de vida, el renunciamiento; liviano de equipaje para tener tiempo para hacer lo que a mí me gusta”, declaró a la bbc.

Esa postura de defensa libertaria de su vida la explicó con más detalle en una entrevista a la cadena de televisión argentina tn Internacional. “La austeridad no es austeridad en el caso nuestro [él y su esposa.] Es lucha por la libertad. Los que pierden la libertad son los que se dejan enganchar por la sociedad consumista. Porque, cuando usted compra algo, no lo compra con plata, lo compra con el tiempo de su vida que tuvo que gastar para tener esa plata. Se es libre cuando uno tiene tiempo libre para hacer con su vida lo que se le canta, que es para cada cual su motivación. Pa’ unos puede ser pescar, pa’ otros jugar al fútbol, pa’ otros estar durmiendo bajo un árbol. Pero hay que tener tiempo libre, de uno. Cuando usted tiene que salir a pelear la chaucha para los gastos materiales que tiene que cumplir, ya no es un hombre libre o una mujer libre. Es un hombre o una mujer sometido a la ley de la necesidad. Nosotros lo tenemos muy claro, entonces no somos austeros porque tenemos mentalidad de cartujo. ¡No, no! Somos austeros para tener la mayor cantidad de tiempo posible para dedicárselo a las cosas que nos motivan, que es una cosa distinta”.

 

Uruguay avanzado

José Alberto Mujica Cordano nació en Montevideo el 20 de mayo de 1935. En la adolescencia practicó el ciclismo, y se destacó desde muy temprano por sus inquietudes políticas. Su primera militancia fue en las juventudes del Partido Nacional (uno de los dos partidos tradicionales de Uruguay).

Uruguay es un pequeño país latinoamericano con una poderosa historia política. Con una extensión de más de 176 mil kilómetros cuadrados, es dos veces más grande que el estado de Jalisco (79 mil kilómetros cuadrados), pero mucho más chico que el estado mexicano de Chihuahua (247 mil). Tiene 3.4 de millones de habitantes, que equivaldrían a la población de la Zona Metropolitana de Guadalajara (4.4 millones), pero sin Zapopan. Su Producto Interno Bruto, de más de 49 mil millones de dólares, equivale a 4 por ciento del pib mexicano, y es incluso más pequeño que el de Jalisco, que asciende a 65 mil 890 millones de dólares.

Pero este pequeño país ha protagonizado grandes acontecimientos. Su avanzado desarrollo convirtió a Uruguay, a finales del siglo xix, en una de las naciones con mejor calidad de vida del mundo. Mujica ha dicho, con razón, que la socialdemocracia se inventó en su país. En Uruguay hubo educación pública gratuita y laica desde 1877, derecho al divorcio desde 1907, derecho al voto de las mujeres en 1927 (26 años antes que en México) y una clara separación de los asuntos de la Iglesia y del Estado desde los años treinta del siglo xx. En esa época se conoció a Uruguay como la Suiza de América, aunque para descolonizar nuestro pensamiento, bien se podría invertir la frase: Suiza era el Uruguay de Europa.

No obstante, a mediados de la década de 1950 el país entró en crisis, en buena medida por factores económicos externos, pero también por sus antagonismos sociales. La bonanza, como suele ocurrir, no se repartió de modo igualitario. La propiedad de la tierra en Uruguay siempre ha estado concentrada en pocas manos. El mismo Mujica reveló que la mitad de los 16 millones de hectáreas que hay en el país están en manos de mil 200 propietarios, mientras que cientos de miles de campesinos no tienen dónde sembrar. Esa realidad impulsó la creación de un movimiento popular y rebelde que cambió la vida de miles de jóvenes uruguayos, entre ellos el propio José Mujica.

jose-mujica-presidente-de-uruguay Foto: AFP

Militancia guerrillera

La efervescencia social se incrementó en 1962, con una marcha que los cañeros emprendieron hasta la capital del país, acompañada por organizaciones de la izquierda uruguaya. Pero, en lugar de ser escuchada, esa marcha fue reprimida. De ese modo nacieron grupos de autodefensa campesina, lo que fue el contexto para que, a finales de 1963, un ecléctico grupo de militantes (socialistas, comunistas, libertarios) fundara el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. A la cabeza de ese grupo guerrillero estaban Raúl Sendic (líder histórico), Eleuterio Fernández Hiudobro, Jorge Manera Lluvera y José Mujica. Tupamaro es la palabra que utilizaba la Corona española para descalificar a los rebeldes e insurgentes.

En una de sus primeras apariciones se repartió leche y juguetes en los barrios pobres de Montevideo. “Algunas eran acciones de simpatía, que lo que buscaban esencialmente eran mostrar las llagas que tenía la sociedad”, contó Mujica en un documental para History Channel. Pero las acciones “de simpatía” no bastaron. La represión del Gobierno los llevó a otras acciones: en agosto de 1968 secuestraron al político Ulises Pereira Reverbel como represalia. “Vos nos metés presos a los dirigentes sindicales, y nosotros te metemos preso a vos”, explicó Mujica.

La persecución, la represión y la ayuda de Estados Unidos fueron cercando a los tupamaros. A principios de la década de 1970, la mayoría de los dirigentes de ese grupo guerrillero estaba presa en la cárcel Punta Carretas. Para liberarlos, los tupamaros idearon una de las operaciones de fuga más memorables de todos los movimientos guerrilleros del mundo; ocurrió el 6 de septiembre de 1971, y gracias a ella se escaparon 111 presos políticos y cinco presos comunes. Entre los fugados iba José Mujica; sin embargo, volvió a caer preso un par de años después. Fue su periodo más difícil, pues entonces la dictadura uruguaya lo puso junto a otros dirigentes tupamaros en el grupo conocido como “los rehenes”, y estaban amenazados de muerte si el mlnt-t continuaba con sus acciones armadas. Mujica pasó casi 15 años de su vida en prisión. Salió en 1985 gracias a las movilizaciones sociales que pusieron fin a la dictadura y obligaron a expedir una ley de amnistía. Al reflexionar sobre su militancia guerrillera, dijo: “Se nos cataloga que éramos una guerrilla urbana, en realidad éramos políticos con armas… lo que no sabíamos era que cuando comienzas a jugar con fuego hay reacciones”.

A pesar de la brutal experiencia de la represión y el aislamiento en prisión, Mujica no reniega de ese pasado. A la pregunta de un reportero de la televisión argentina sobre si consideraba que fue un camino válido, respondió: “Nunca digas ‘de esta agua no he de beber’. Pensálo varias veces. Solamente se puede justificar si pierdes el margen mínimo de libertad para organizarte y luchar por lo que piensas… si te vienen a aplastar”.

jose-mujica-presidente-de-uruguay  José Mujica (izquierda), acompañado por Adolfo Wassen Jr. y Mauricio Rossencof, militantes del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), el día de su liberación como presos poíticos, el 10 de marzo de 1985. Foto: AFP

Militancia desarmada

Ya liberado, Mujica continuó en una militancia política abierta y desarmada. Creó, junto con otros exdirigentes de la guerrilla tupamara, el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro de la coalición de partidos Frente Amplio, que conjunta al abanico de la izquierda uruguaya. Obtuvo su primer cargo como diputado por Montevideo en los comicios de 1994. Fue la primera vez que probó las mieles del poder profesional, aunque, con su habitual mordacidad, dijo que se sentía “como un florero”. Cinco años más tarde, en 1999, fue elegido senador. En las elecciones siguientes (2004), su movimiento se convirtió en la fuerza política más votada dentro del Frente Amplio. En esa misma elección fue reelecto senador, cargo que dejó temporalmente para asumir el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, de 2005 a 2008, por invitación del presidente Tabaré Vázquez. En diciembre de 2008 fue designado candidato presidencial del Frente Amplio. Durante la campaña electoral, Mujica tuvo que hacer caso a los asesores de imagen y se vio obligado dejar un poco de lado su atuendo informal, para vestir traje a menudo, aunque nunca corbata.

 

Presidencia

Aunque Mujica venció en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 2009, no alcanzó más de la mitad de los votos, lo que lo obligó a contender en una segunda vuelta contra Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional. En la segunda vuelta, celebrada el 29 de noviembre de 2009, Mujica obtuvo 52 por ciento de la votación.

Su toma de protesta, el 1 de marzo de 2010, fue atestiguada personalmente por mandatarios de los gobiernos progresistas de América Latina: Cristina Fernández, de Argentina; Rafael Correa, de Ecuador; Evo Morales, de Bolivia; Fernando Lugo, de Paraguay, y Hugo Chávez, de Venezuela. En su discurso, Mujica dejó claro su compromiso ético e ideológico: “Quiero recordar que, no por estar arriba, tu corazón y tu compromiso dejan de estar abajo”. Pero a la vez que expresaba sus convicciones éticas, alcanzaba a ver los retos que enfrentaría, y asumía el terrible desafío de buscar el cambio social desde la pragmática telaraña del poder. Así, mientras habló de no renunciar al sueño de sociedades sin propiedad, también ofreció garantías al capital: “Necesitamos gente que invierta, y le tenemos que dar garantías, porque va a invertir si tiene seguridad y tranquilidad […] tiene que andar la economía, en primer término”.

 

Tres legalizaciones

Más allá de su programa, el gobierno de Mujica ha sido noticia mundial por algunas batallas que ha emprendido, entre ellas tres legalizaciones: la del aborto, la de los matrimonios entre personas del mismo sexo y la de la mariguana.

La legalización de la interrupción del embarazo, hasta la décima segunda semana de gestación, fue aprobada por el Senado uruguayo en octubre de 2012. En abril de este año, Uruguay se convirtió en el segundo país latinoamericano, después de Argentina, en legalizar el matrimonio homosexual; las primeras bodas entre personas del mismo sexo comenzaron en agosto. A las parejas homosexuales se les permite la adopción de hijos, y los matrimonios, sin distinción de sexos, están autorizados a elegir el orden de los apellidos de sus hijos.

Con todo, la batalla más polémica ha sido en pos de la legalización de la producción y el consumo de mariguana en el país sudamericano. En declaraciones a cnn en Español, José Mujica respaldó dicho proyecto: “La única adicción saludable que hay […] es la del amor. Todas las demás son una plaga, pero tienen diferencias de grado. Hace muchos años que sabemos que el tabaco es malo, que mata, que el alcohol, por consiguiente; sin embargo, seguimos fumando y seguimos chupando. Y con la mariguana… no creo que ninguna adicción sea buena. Es mala, es venenosa. Pero más venenoso es ocultarlo, entonces nosotros vamos por el otro camino”.

La postura de Mujica se basa en su convicción de que la actual política en contra de las drogas, centrada en la prohibición y en la criminalización, está equivocada. “Nosotros tenemos más muertos por el narcotráfico que muertos por drogadicción. Ochenta muertos el año pasado por ajustes de cuentas, y tres o cuatro muertos por sobredosis de droga. Entonces, ¿qué es lo peor, la droga o el narcotráfico?”, se preguntó. La Cámara de Diputados aprobó, con el voto a favor de 50 legisladores de 96 presentes, el 31 de julio de 2013, la ley que permite al Estado regular el consumo, la venta y la producción de la mariguana para uso recreativo, medicinal e industrial.

jose-mujica-presidente-de-uruguay  Patrulla militar durante un control rutinario en Montevideo. Foto: EFE

Saldos y críticas

Si bien la austeridad y la sencillez de Mujica atraen los reflectores de la prensa internacional, parece ocurrirle lo que a otros mandatarios: son populares en el exterior e impopulares en el interior. En agosto de 2013, la aprobación a su desempeño había descendido hasta 39 por ciento, el nivel más bajo desde que asumió el cargo. La consultora Equipos Mori, encargada del estudio de opinión, incluyó como uno de los factores determinantes justamente la iniciativa para despenalizar la producción y la comercialización de la mariguana.

Desde la oposición liberal-centrista se han cuestionado las relaciones de Mujica con los otros mandatarios “progresistas”. En ocasión de una visita de Mujica a Hugo Chávez, cuando éste convalecía del cáncer que lo aquejaba, el expresidente y senador Luis Alberto Lacalle declaró que le parecía “patético”, “horrible”, y que le daba vergüenza que el presidente hubiera viajado a Venezuela y participado del acto de apoyo a su homólogo venezolano, pues más que visita de Estado se trataba de un acto político.

Quizás el conflicto más amargo que enfrenta Mujica tiene que ver con un polémico proyecto minero que supone una inversión de tres mil millones de dólares y que requiere grandes obras de infraestructura para llevarse a cabo. En abierta oposición a dicho proyecto se ha desplegado una fuerte movilización que incluye la recolección de firmas para solicitar un plebiscito que “declare al departamento de Tacuarembó libre de minería metalífera a cielo abierto”, según lo promueve el grupo Tacuarembó por la Vida y el Agua. El 18 de octubre se celebró la Quinta Marcha Nacional en Defensa del Agua, la Tierra y los Bienes Naturales”, que convocó a miles de uruguayos para exigir la cancelación de la minería a gran escala en el país. Una de las mantas tenía escrita esta dura frase: “Si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende”. El criollo es Mujica.

Quizá las críticas más dolorosas sean las que provienen de excompañeros de lucha. A mediados de 2012, Jorge Zabalza, exmilitante tupamaro, calificó al gobierno de Mujica como “neoliberal” y lo acusó de “que está facilitando que el capitalismo internacional domine al Uruguay”. En 2011, Zabalza acompañó a un grupo desalojado para entregar un pliego petitorio a Mujica. Acompañó su acción de palabras fuertes: “Queremos ver si [Mujica] se acuerda de sus orígenes y conserva en la memoria el ideario de Raúl Sendic y de los trabajadores cañeros; también saber si en algún rincón del corazón conserva aquellos sentimientos que tuvo cuarenta años atrás”, dijo en declaraciones al diario Página 12.

jose-mujica-presidente-de-uruguay Foto: el-siglo.blogspot.com

Florista y filósofo

A pesar de ser un hombre curtido por las adversidades que ha enfrentado en la vida, es probable que las críticas que le hacen sus excompañeros de lucha lleguen a hacer mella, puesto que en sus discursos mantiene una crítica al actual sistema económico y al “dios mercado” que regula las relaciones sociales y los ritmos de vida de todas las personas.

Mujica se define como chacarero (florista), pero también se le puede definir como un artesano de la palabra. Sus discursos, de memoria y sin apuntes, son sorprendentes. Como ha dicho con tino Cristina Peri Rossi, es un seductor, como cualquier político. “Pero no seduce desde la manipulación, sino desde el convencimiento”. En efecto, su capacidad de comunicación y reflexión es poco común en un político profesional.

Hay cientos de discursos de Mujica, pero quizás el más famoso —al menos el que más difusión viral ha tenido en redes sociales— sea el que pronunció ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en septiembre de 2013. Este discurso ha sido visto cientos de miles de veces en YouTube, y seguramente es un hito entre los políticos profesionales. Es un compendio de la filosofía política de Mujica, y contiene una crítica aguda en contra del capitalismo moderno que endiosa al mercado y al dinero.

“Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales y ocupamos el templo con el ‘dios mercado’. Él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida, y hasta nos financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido sólo para consumir y consumir, y cuando no podemos, cargamos con la frustración, la pobreza y hasta la autoexclusión’”. Mujica advierte sobre la crisis del sistema político liberal que separa a los gobernantes de los gobernados. Ante mandatarios de todo el mundo recordó que Occidente inventó las repúblicas con la promesa de que nadie sería más que nadie, pero esta promesa se incumplió. “No fueron, las repúblicas, creadas para vegetar encima de la grey, sino, por el contrario, son un grito en la historia para ser funcionales a la vida de los propios pueblos y por lo tanto a las mayorías, y se deben a luchar por la promoción de las mayorías”.

jose-mujica-presidente-de-uruguay Foto: AFP

En esa misma ocasión expuso sus ideas sobre el orden mundial dominado por las grandes potencias, por lo que renunció explícitamente al intento de reformar este orden y admitió que sería iluso pensar en gobernar las fuerzas de la globalización económica que rigen el mundo moderno. El discurso, más que un llamado a reformar la onu, se sitúa en la realidad de un mundo gobernado por unas cuantas potencias.

Más allá de sus intervenciones en foros mundiales, Mujica se confiesa en las entrevistas que ofrece en su modesta chacra, mientras toma su consabido mate. “Vivir mejor no es sólo tener más, sino también ser más feliz”: eso implica ser libre para tener tiempo para lo que le gusta a uno. Y a Mujica lo que le gusta es ser chacarero y estar cerca de la tierra. Esta declaración, que hizo para un documental alemán en 1996, parece su mejor definición: “Si me tengo que definir, soy un terrón con patas. Yo soy lo que vivo y he vivido en la tierra, y vivo para la tierra. Todo hombre necesita un margen de felicidad personal, sea consciente o no. Siempre busco hacerme un rato para hacer aquello que me gusta; es la forma de definir la libertad humana. Mi libertad la concibo en las horas que trabajo en la tierra. Como tuve mucho tiempo en los años del calabozo, he intentado conocerme, y en eso estoy…”. m

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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