Lo habíamos visto andar en bicicleta por la cuadra. Una bicicleta turquesa, con campanilla y tonos plateados en las ruedas. Su cabello sucio y su piel blanca. Su cuerpo delgado y sus rodillas huesudas se asomaban al pedalear. Yo no sabía que las cosas estaban así acá. De veras no sabía. Te vas dos meses y la tierra abre la boca para tragarse todo lo que te daba certeza. ¿Por qué cuando pasa esto nadie dice nada? Leer más...