La revista Fortune acaba de declarar a Steve Jobs, fundador y actual CEO de Apple Computer, como “empresario de la década”. Un muy merecido reconocimiento a un empresario que ha logrado transformar a tres industrias: computación (Mac), animación digital (Pixar) y entretenimiento personal (iPod). Para poner un poco de contexto, los finalistas incluyeron a Bill Gates y Warren Buffet.

Otros empresarios exitosos logran influir en una industria y en ocasiones crear una empresa dominante (por cierto, muchas veces con implicaciones negativas para los consumidores ) pero nadie ha logrado lo que Jobs;  es una verdadera leyenda del Valle del Silicio. 

Quizás lo más interesante es entender la razón que Steve Jobs atribuye a su éxito. En el discurso que pronunció en la graduación de la generación 2005 de Stanford (junio 12, 2005)  la explicación que da es a la vez simple y profunda. Lo hace a través de dos consejos: “find what you love” y “stay hungry, stay foolish” (“encuentren lo que aman” y “manténganse hambrientos, manténganse ‘tontos’ – imprudentes, necios”). Este es el consejo de uno de los mayores visionarios de la época moderna. El discurso es en sí muy emotivo, pero una vez que se razona y evalúa el contenido, parece que Jobs quiere dejar claro ese punto en la mente de los graduados. Por cierto, de acuerdo a versiones dentro de la industria electrónica de gente que ha tratado directamente con Apple en cuestiones de negocios (manufactura), Jobs tiene una reputación de un ejecutivo duro y la gente de Apple sabe que no acepta mediocridades, de hecho inspira tanto respeto que en ocasiones se vuelve temor. No es un tipo blando.

Steve Jobs dice que buscó hacer “lo que amaba” y el éxito vino por sí mismo. Hemos escuchado propuestas similares desde hace mucho tiempo, pero tal vez nunca en una manera tan clara como el equipo de académicos e intelectuales, con gran presencia del MIT, que han integrado la “Society of Organizational Learning”: entre ellos Peter Senge y especialmente Otto Scharmer, con su propuesta de la “Teoría U”.  Esta teoría dice que es necesario tener: 1) la mente abierta, 2) el “corazón” abierto y 3) la voluntad abierta. Precisamente del instituto de educación que tiene el mejor laboratorio de robótica a nivel mundial, que ha producido a muchos de los mejores ingenieros del mundo y cuya escuela de administración (Sloan) tiene entre sus graduados a muchos de los CEOs de las empresas tecnológicas más exitosas,  viene una propuesta de management que toca los límites de lo metafísico (espiritual) y que hace pocos años ningún académico serio se hubiera atrevido a publicar.

Esta es una clara evolución a las propuestas de administración de los 80’s que sugerían impulsar la creatividad a través de evaluar formas diferentes de hacer las cosas (mente abierta), siguiendo por las propuestas de finales de los 90’s sobre “inteligencia emocional” (corazón abierto). Parece que lo que faltaba y nadie se había atrevido a sugerir es el componente “espiritual” (voluntad abierta).  Esto último es definido por Scharmer como “nuestra capacidad de conectarnos a la más alta posibilidad futura que quiere emerger” – es decir, la posibilidad futura que buscamos emerge por sí misma (como el éxito de Jobs) si se actúa “desde el futuro”: generar una visión y comprometerse con ella de manera tal que se actúe dando por hecho que va a ocurrir.

Aunque para el mismo Jobs las cosas no siempre fueron buenas (su propio Consejo Directivo lo despidió en 1985), continuó “haciendo lo que amaba”: vuelve a la carga y funda NeXT, luego Pixar (prácticamente creando la industria de la animación digital para el cine) y luego regresa a Apple cuando ésta compra a NeXT en 1997 y se convierte en CEO el mismo año. Lanza el iPod y su servicio iTunes en Octubre 23 del 2001, transformando la industria de entretenimiento personal.

Basado en el ejemplo de Steve Jobs y lo que él mismo ha dicho, parece que vale la pena evaluar con seriedad las nuevas propuestas que finalmente ya se discuten en la literatura de organizaciones y liderazgo : entender bien y comprometerse con el propósito auténtico y el rol de nuestra persona en el mundo.