Al igual que en el 2009 en Copenhague, la cumbre climática denominada COP16 a realizarse este 2010 en Cancún, México, no llegará a los grandes acuerdos multinacionales que obliguen a la drástica disminución de emisiones de gases de efecto invernadero que están calentando el planeta, aunque sí se esperan fuertes compromisos de diversos sectores, que poco a poco conformen estrategias globales plurales para mitigar el incremento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.

Estas ideas resumen la exposición dictada por el Representante Especial de México para el Cambio Climático ante Naciones Unidas, Luis Alfonso de Alba Góngora, invitado a Guadalajara por la Cátedra Konrad Adenauer, del ITESO, que promueve entre la sociedad una economía de mercado con responsabilidad social.

“Cancún es un espacio bastante más pragmático donde no se están generando expectativas que no se puedan cumplir como podría ser el de un gran tratado que resuelva todo”, indicó en el Club de Industriales.

Ante un grupo de empresarios jaliscienses, y algunos académicos del ITESO, De Alba Góngora comentó que si bien México se ha comprometido en foros internacionales a emitir hasta 30 por ciento menos emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2020, respecto a 1990, lo anterior no deja de ser un objetivo aspiracional.

El embajador mexicano aceptó que el país no tiene por el momento herramientas políticas, una legislación nacional y un compromiso del sector industrial para llegar a esa disminución del 30 por ciento, y además aclaró que para ello se necesita de apoyos internacionales. “Sin ayuda podríamos llegar quizá al 12 por ciento”.

A los presentes les mencionó que el esfuerzo para el combate del cambio climático tiene que ser desde el sitio mismo en que se desenvuelvan, ya sea la empresa, la institución pública, la ciudad, el hogar, situaciones que no tienen por qué esperar a que se de un acuerdo macro entre naciones.

Los empresarios mexicanos se pueden acercar al Centro Mario Molina, ya que el científico mexicano ha identificado personas e instituciones que apoyan a cuestiones de investigación y capacitación para que las industrias puedan vincularse con políticas de mitigación de emisiones y de disminución de su huella de carbono.

Aceptó que en estos momentos de definición mundial, hay los empresarios que buscan, por diversas vías, que los acuerdos relativos a la lucha contra el calentamiento global nos los impacte económicamente con medidas de cumplimiento obligatorio para la reducción de emisiones, y otro gran grupo que están viendo que las acciones de mitigación traen consigo una serie de posibilidades de hacer negocio sin alejarse de los objetivos de bajar las concentraciones de CO2 de la atmósfera.

También les recomendó a los representantes de empresas presentes que se acerquen con el Instituto Nacional de Ecología donde se está viendo la posibilidad de crear un centro de estudios de cambio climático para México.

En entrevista posterior, el representante de México ante Naciones habló de las posibilidades de Cancún respecto a Copenhague.

“En mi opinión Copenhague no fue un fracaso; hubo errores importantes que lamentablemente nos llevaron a una situación donde los acuerdos a los que se habían llegado a nivel de un grupo bastante amplio de jefe de estado no fue aceptado por la totalidad de los miembros pero sí tenía un apoyo mayoritario.

“Ese acuerdo de Copenhague al que llegaron esos 27 o 28 países hoy cuenta con apoyos de más de 140 países, es decir, sí tiene un valor político importante, contenido sustantivo importante, es un cambio cualitativo en los esfuerzos de la comunidad internacional para combatir el cambio climático.

De Alba Góngora consideró incluso que no es tan importante llegar en estos momentos a un acuerdo vinculante entre las naciones, como sucediera en 1997 en Kyoto, Japón, para sustituir precisamente a esa serie de compromisos internacionales de reducción de emisiones de efecto invernadero.

“¿Cuándo vamos a llegar a ese momento de un tratado? Yo no lo veo muy pronto y tampoco creo que sea muy indispensable en este momento. Creo que este es un proceso donde hay que realizar un número de acciones. El tratado es una herramienta para realizar algunas de esas acciones que tienen que tener un nivel de certidumbre que sólo el tratado internacional da, pero hay otras acciones que no necesitan para irse formando o vinculando y que por la vía de decisiones de la conferencia de los estados partes se pueden adoptar”, consideró.

“En ese sentido Cancún es un espacio bastante más pragmático donde no se están generando expectativas que no se puedan cumplir como podría ser el de un gran tratado que resuelva todo”.

Sin embargo aclaró que tarde o temprano se debe llegar a ese tratado vinculante, obligatorio, en el que las naciones se comprometan a bajar sus emisiones en cierta cantidad, ya que si bien hay esfuerzos loables como los compromisos hechos por las más importantes ciudades del mundo para bajar sus emisiones de gases efecto invernadero, tomados el fin de semana pasado en la Ciudad de México, la dimensión del problema requiere acuerdos nacionales.

“En el caso de cambio climático hay algunos elementos que sí deben ir a un tratado porque da la certidumbre sobretodo a los otros actores, a los mercados, como es el volumen de reducción de emisiones por país, eso es algo importante que debe llegar tarde o temprano a un tratado que debe ser ratificado por un congreso, para que sean políticas de estado y no políticas nada mas de una administración de un país determinado, y puedan sufrir variaciones”.

Insistió que la facilitación de recursos financieros para enfrentar el cambio climático, o la facilitación de acceso a tecnología de países desarrollados a otros no tanto, son asuntos que no requieren el gran tratado que sustituya al Protocolo de Kyoto.

Aseguró que México llega al evento de Cancún mostrando al mundo que sí puede haber compromisos unilaterales de una nación, como son el programa especial de cambio climático y el compromiso de reducir al año 2020 un 30 por ciento de las emisiones respecto a 1990.

“México llega con una posición moderada en el contexto internacional y con una posición intermedia en términos de capacidad y responsabilidad para actuar, somos un país que se ubica entre los países que emiten más gases de efecto invernadero porque tiene una capacidad tecnológica, financiera humana importante, pero también un país en desarrollo que comparte problemas de pobreza, de crecimiento donde no podemos comprometer el crecimiento de manera irresponsable, hay que hacer lo compatible”, mencionó.

“Entonces esta posición puente de México que comparte preocupaciones con los países desarrollados y también con los países en desarrollo ubica a México en una situación ideal para tratar de buscar equilibrios en la agenda internacional”.

Añadió entonces que México no tiene problema en comprometerse en un tratado vinculante, pero que hay otros países que no están listos, y se espera entonces un esfuerzo equitativo por parte de la comunidad de naciones.

La Cátedra Konrad Adenauer tiene como objetivos:

* Abrir espacios de discusión y diálogo para profundizar en el debate académico social en torno a las condiciones de las estructuras económicas, políticas y sociales, que permitan en México el establecimiento de una economía de mercado con responsabilidad social.

* Lograr que participe una muestra representativa de la sociedad, cuyas opiniones y conclusiones tengan fuerza suficiente para trascender al ámbito de la cátedra.

Público al que va dirigida la cátedra:

Líderes sociales y de opinión, personas de los diferentes sectores de la sociedad: de la política, de la economía y la empresa, del sector laboral, de los medios de comunicación, del campo académico.