Menos es menos. Minimalistas en Japón

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Menos es menos. Minimalistas en Japón

El apartamento de una habitación de Fumio Sasaki, en Tokio, es tan escueto que los amigos lo comparan con una sala de interrogatorios. Posee tres camisas, cuatro pantalones, cuatro pares de calcetines y apenas unos cuantos artículos más. El dinero no es el problema. El editor, de 36 años, ha elegido un estilo de vida consciente, uniéndose así a un creciente número de japoneses que deciden que menos es más.

Influenciados por la estética frugal del tradicional budismo zen de Japón, estos minimalistas se inclinan por la austeridad en una sociedad fervientemente consumista, reduciendo sus posesiones de modo dramático.

Sasaki, quien fuera un coleccionista apasionado de libros, discos y películas, desde hace dos años se cansó de tener que estar al día con las tendencias. Pasó el año siguiente vendiendo sus pertenencias o regalándoselas a sus amigos.

Otros muchos han dado la bienvenida a la posibilidad de poseer sólo cosas que realmente les gustan. Es la filosofía que también pone en práctica Mari Kondo, autora de libros y consultora cuyos métodos de organización, conocidos como “KonMari”, han arrasado en Estados Unidos.

“No es que tuviera más cosas que la persona promedio, pero eso no significaba que valorara o me gustara todo lo que poseía”, dice Katsuya Toyoda, editor de publicaciones en línea que tiene únicamente una mesa y un futón en su apartamento de 22 metros cuadrados. “Me convertí en minimalista para poder dejar en mi vida sólo las cosas necesarias o que verdaderamente me gustaban”.

La inspiración para los minimalistas de Japón vino de Estados Unidos, donde, entre los primeros adeptos, se contaba Steve Jobs.

Las definiciones de este tipo de minimalismo varían, porque la meta no es sólo ordenar, sino reevaluar lo que significa poseer cosas, a fin de así ganar algo más —en el caso de Sasaki, tiempo para viajar—.

Aunque por ahora no se sabe cuánta gente está adoptando estos hábitos, Sasaki y otros creen que hay miles de minimalistas extremos, y posiblemente otros miles interesados más.

Algunos japoneses dicen que el minimalismo no es en realidad extranjero, sino una consecuencia natural del budismo zen y de su visión desapegada del mundo. Los minimalistas también argumentan que tener menos posesiones es muy práctico en Japón, un país regularmente sacudido por los terremotos. En 2011, un sismo de magnitud 9 en la escala de Richter y un tsunami mataron a casi 20 mil personas. Esto también ha llevado a reevaluar la adquisición de pertenencias, explica Sasaki. “Entre el 30 y el 50 por ciento de las lesiones causadas por el terremoto se produjeron por la caída de objetos”, afirma, señalando alrededor de su apartamento. “Pero, en esta sala, no tienes esa preocupación”. m.

 

«Mi nombre es Katsuya Toyoda. Tengo cuatro camisas blancas idénticas para el trabajo, y dos suéteres idénticos para mis días libres. Tengo un juego de platos para una persona, uno para el arroz, otro para la sopa, y un plato grande. Empecé hace dos años, estaba empacando para mudarme de casa y me di cuenta de que tenía muchas cosas. Había invertido mucho de mi tiempo en cosas materiales. Después de renunciar a mis pertenencias, empecé a tener más tiempo para mí. No creo que poseer mucho sea malo, pero no me gusta la gente que compra cosas por ignorancia, y que luego las tira para comprarse más. Es una cultura muy consumista».

 

«Mi nombre es Fumio Sasaki. Tengo sólo 150 objetos en mi casa. En vez de toalla, uso ropa para secarme. Tengo cuatro pares de calcetines y cuatro juegos de ropa interior. Tengo sólo un bolígrafo y lo llevo siempre en el bolsillo. La vida en esta era moderna es muy compleja. Estamos inundados con información y cosas materiales, es demasiado lo que tienen que procesar los seres humanos, así que, minimizando, volvemos a la esencia, no sólo en Japón, sino en cualquier país del mundo. Pasar menos tiempo en la limpieza o en las compras significa que tengo más tiempo para estar con mis amigos, salir o viajar en mis días de descanso. Me he vuelto mucho más activo».

 

«Mi nombre es Saeko Kushibiki. Tengo dos cucharas, un tenedor, un jabón y tres pañuelos. Amaba ir de compras, siempre estaba comprando algo, pero, entre más llena de objetos estaba mi habitación, más sofocada y cansada me sentía. Empecé a leer sobre la limpieza y la simpleza, y me di cuenta de que deshacerme de las cosas era la respuesta: mientras más cosas tiraba, menor era el impulso de comprar. Cuando mi amigo ve un lindo producto, tiene que comprarlo; yo no tengo la misma reacción ahora, pues ese producto me parece basura. Con el tiempo, consumiendo nos volvemos cada vez más distantes».

 

«Mi nombre es Naoki Numahata. Tengo dos camisas, cuatro juegos de ropa interior y cuatro camisetas. Lo más importante es el espacio, no la cantidad de cosas. Un espacio que no está saturado de objetos aumenta la concentración, el espacio es llenado con imaginación y estética, y ésta es la clase de minimalismo que yo busco. He visto a mi hija imitar mi comportamiento: recoge sus juguetes después de jugar, trae su canastas de los juguetes y los guarda para dejar el espacio limpio de nuevo. Esto es inusual en una niña de su edad. Cuando veo, en fotografías de antes, el desorden que tenía en casa, pienso que no podría volver a vivir así».

    MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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