Educación sin clases

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Educación sin clases

– Edición 447

El modelo tradicional de lo que entendemos por clases escolares se basa, por lo general, en el abordaje planeado de contenidos, y en la perspectiva de una medición final. Sin embargo, los tiempos cambian y la manera de concebir la educación se ha ido trasformando

En el terreno de la educación, el término clase puede designar a un grupo de estudiantes que cursan el mismo grado (“la clase escucha al profesor”); también es sinónimo de lección (“el profesor imparte la clase”), o bien de asignatura (la clase de Matemáticas, la de Tejido o la de Kung-fu). Tomar clases —que se imparten— se ha entendido tradicionalmente como el componente operativo fundamental de los procesos de enseñanza-aprendizaje, organizados en función de una departamentalización de los saberes, de manera que a la hora de Español, los estudiantes —e idóneamente el docente a cargo— deberían centrar su atención en esa materia. A esta organización corresponde la comprensión de la educación como proceso institucionalizado (en la institución llamada escuela es donde tienen lugar las clases), a diferencia de otros ámbitos donde tienen lugar los hechos formativos —el hogar, la calle, prácticamente cualquier otro escenario de la vida—, mediante los cuales también es posible aprender, aunque sin tener necesariamente que ceñirse a esquemas ni a divisiones del conocimiento.

Dicho proceso se basa, por lo general, en el abordaje planeado de contenidos, y en la perspectiva de una medición final gracias a la cual se constatará cuánto ha sido asimilado satisfactoriamente: programas, exámenes o trabajos orientados a demostrar la adquisición del saber (y calificaciones que certificarán esa adquisición). Acaso por su linealidad y porque su mecánica se funda en el logro de objetivos específicos y mensurables —lo cual es aparentemente confiable y tranquilizador—, la educación organizada en clases es el sistema más extendido y arraigado; sin embargo, en vista de que privilegia la partición del saber en materias, y la mayoría de las veces delega en los profesores la detentación de la autoridad sobre éstas (es el profesor quien sabe, antes que nadie), inhibe en buena medida las posibilidades de poner unos saberes en relación con otros (la interdisciplinariedad), así como las capacidades de descubrimiento y de colaboración de los alumnos.

Éstas son, entre otras, las desventajas que se ha propuesto remediar el modelo finlandés de educación básica, que por un lado está proponiéndose el abordaje de diversas materias en función de proyectos multitemáticos, que responden a circunstancias específicas y actuales de los alumnos, y, por otra parte, contempla la participación de los docentes como guías u orientadores para que sean los educandos quienes vayan dando por cuenta propia con aquello que necesitan conocer. Aun cuando no se prevé dejar por completo el abordaje tradicional de materias, éste obedecerá al propósito principal de alcanzar una comprensión más integral de fenómenos reales. m.

 

Para saber más

:: La educación finlandesa, basada en el abordaje de fenómenos (en inglés).

:: Horitzó 2020, un proyecto jesuita para la transformación radical de la educación.

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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