Caballero tras la cámara

Caballero tras la cámara

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Tal vez el mayor halago que un realizador puede hacer a un cinefotógrafo es convocarlo en más de una ocasión. No necesariamente establecer una especie de amasiato (Rafael Corkidi, colaborador de cabecera de Alejandro Jodorowsky, decía algo así como que el fotógrafo tenía que ir a la cama con el realizador, aseveración que, quiero creer, hacía metafóricamente), si bien es cierto que ha habido largas complicidades y son impensables, por ejemplo, Bergman sin Nykvist, Fassbinder sin Ballhaus, El Indio sin Figueroa. El cinefotógrafo es el responsable creativo y técnico de la imagen; valga esta perogrullada para ilustrar cómo puede convertirse en (y en la práctica es) los ojos del cineasta (de ahí la cercanía a la que aludía Corkidi, creo).

De los cinefotógrafos mexicanos que han emigrado, Rodrigo Prieto es el que ofrece mejores cuentas en esto de trabajar más de una vez con el mismo cineasta. No sólo es responsable de la luz en todos los largometrajes de Alejandro González Iñárritu, sino que “repitió” con Ang Lee (Secreto en la montaña y Lujuria y traición) y ahora parece un colaborador habitual de Oliver Stone. En su labor con estos y otros cineastas queda evidencia de la amplitud de su registro; de la lealtad que los mencionados le manifiestan puede inferirse no sólo su complacencia por las cuentas que ofrece el profesional, sino el aprecio por la persona (lo que supone, supongo, que pueden compartir largos periodos laborales y soportar el ego ajeno). De este aprecio queda constancia en un texto publicado en el número de octubre de la revista American Cinematographer, en el que Oliver Stone comparte diversos aspectos de su relación con Prieto. He aquí algunos párrafos ilustrativos:

Antes de Wall Street, el dinero nunca duerme (2010) trabajé con Rodrigo en Alexander (2004), donde hizo un trabajo elegante en circunstancias muy difíciles alrededor del mundo, y en los documentales Comandante (2003), Persona Non Grata (2004) y Buscando a Fidel (2004), que fueron grabados improvisadamente con cámaras digitales. A través del tiempo y la experiencia, Rodrigo ha ganado mi absoluta confianza, y no sólo eso, sino también mi simpatía. Es un caballero en el set en todo momento, aun en las condiciones más difíciles. Es un hombre elegante con gran dignidad y estilo. Puede compartir sus pensamientos más íntimos así como mitigar mis propias dudas. Se ha convertido en un buen amigo.

Nuestras conversaciones de preproducción de Wall Street siempre se vieron apretadas entre otras cosas, pero alcanzamos a revisar todo el guión antes del rodaje. Por supuesto, el guión cambió, pero el formato general estuvo listo. Rodrigo es un cinefotógrafo altamente metódico y trabaja dentro de un esquema que crea por adelantado, pero también puede improvisar. Siempre andábamos a las carreras; terminamos haciendo más de 40 locaciones en 57 días, lo cual se ajustó más o menos a la velocidad del primer Wall Street, pero en aquella película rodamos mucho en estudio, mientras que en esta película trabajamos en locaciones existentes que buscamos en un periodo de varios meses.

El clima en Nueva York cambiaba constantemente, y teníamos que movernos rápido, algunas veces hasta tres locaciones por día. Cuando teníamos cambios espontáneos del clima, siempre vi que Rodrigo era muy práctico, y que hacía los ajustes consecuentes. Si las cosas iban mal, sabíamos que podíamos “salvar” la escena digitalmente, pero no había mucho que salvar. De hecho, fue una película con un rodaje económico. Sólo filmé alrededor de 350 000 pies (en el formato empleado, 1000 pies son alrededor de 15 minutos), mientras que antes habría filmado más para protegerme.

El estilo de las dos películas de Wall Street refleja los períodos en los cuales fueron filmadas. Cuando Bob (Robert Richardson) y yo hicimos la primera película estaba enamorado de un filtro tabaco por varias razones, y lo usamos mucho en la película. En los ochenta, el color de la codicia era amarillo, y todo eso parecía tan nuevo, brillante y decadente. En la primera década del 2000 esa decadencia es aceptable y ordinaria, no había novedad en ello. En consecuencia, esta película tiene una superficie más dura en la que la riqueza y la decadencia están incrustadas. No es necesario destacarlas, es parte de la atmósfera. Creo que representa una nueva generación de crueldad visual, si así quieren llamarla.

Bromeo a Rodrigo y lo llamo “Velázquez” cuando se tortura con una de sus dudas. Tiene el perfil de un noble español, lo cual me hace reír. Siempre pensaré en él como uno de esos pintores españoles de la luz del siglo XVI.

 

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

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